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Algunas ideas en torno a la Creación Artística - Versión para impresión

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Algunas ideas en torno a la Creación Artística - Keisso - 04-17-2006

Me gustaría comenzar esta reflexión con una aclaración en torno al arte. Existe en las personas una fuerte tendencia a idealizar ciertas ideas, en realidad, parece que este proceso es parte del proceso de idear ideas. Es como que cada idea tiene un aspecto puro, numinoso, que nos fascina, y un aspecto de degeneración cuando debe encarnarse. En toda relación amorosa se encuentra el amor, pero no tanto el amor puro, sino una versión debilitada que debió encarnarse como pudo. En la juventud se tiende a considerar el lado ideal de las ideas, en la madurez se tiende a concebir las ideas en forma más realista, con algo de historia, donde se destaca generalmente los aspectos terrenales de las ideas. Lo mismo ocurre con la idea de arte, donde muchas veces se lo considera como el camino de salvación del hombre, como la actividad más pura que puede realizarse, donde el lado creativo del hombre puede desplegarse completamente. Este proceso de idealización no ocurre sólo con el arte, ocurre con la ciencia, con la filosofía, con las matemáticas, con muchas profesiones. No sé si habrá un camino de salvación, pero si no lo hay, cualquier camino puede ayudar a pasar el tiempo creyendo que se está haciendo algo de valor.

En las grandes realizaciones del hombre, parece existir un aspecto divino, como si el hombre en esos momentos lograra salirse de su condición de ser imperfecto, y algo de otro orden saliera a luz. Claro, este es el lado maravilloso de la creación, el que motiva al creador a crear. El hombre ante su creación se maravilla. Este maravillarse ante la obra realizada puede ser el que contribuya a reforzar el proceso de idealización, especialmente porque la obra muchas veces supera las expectativas del mismo creador. La existencia del espíritu podría quedar confirmada con la existencia de las obras humanas. El hombre espiritualiza lo que toca.

Pero volviendo a la idea que quería desarrollar. ¿Qué es eso mágico que emerge durante el proceso de crear-hacer la obra? Muchas veces se piensa que la obra, o su idea, se encuentra en potencia en el creador, y que sólo debe llevarla a cabo. No siempre es así, es más, a veces ni siquiera se está desarrollando una sola idea en una obra.

Voy a poner el ejemplo de un artista plástico que hace unos días explicaba cómo trabajaba en su taller. Comienza con una idea general acerca de lo que quiere, luego comienza a trabajar sobre un elemento pequeño de su realización, por ejemplo encontrar un color. Investiga acerca del color, hace ensayos, ve cómo se combina con otros, qué sensaciones le provoca, explora las sensaciones, prueba distintos materiales de fondo, etc. Existe un trabajo artesanal de prueba, ensayos, bocetos, etc. Durante este proceso la idea general de la obra puede sufrir cambios. Así va explorando cada elemento de la obra, va desarrollando sensaciones, efectos, etc. La obra se va creando de esta manera, el impulso inicial se va encarnando, y el gusto estético se encarga de ir seleccionando los mejores efectos. La obra final le debe al impulso inicial, pero mucho de ella fue descubierta durante el proceso de creación.

Es muy importante tener en cuenta esto, porque la vida es así: un impulso inicial que quiere realizarse en algo, una especie de idea que puede no estar clara, sólo se experimenta esa necesidad de hacer algo, que durante el camino va haciendo ensayos, pruebas, se va encarnando en una historia, se van seleccionando ciertos materiales con los que se va confeccionando la obra final. Claro, esa obra no siempre está completamente definida, es más, en la mayoría de las personas puede que no haya quedado algo concreto, porque la permanencia de la obra es sólo una opción más. Muchas creaciones son efímeras.

En principio creo que lo que distingue al gran realizador de las personas comunes y corrientes, es la fuerza de ese impulso inicial, impulso que se encuentra más definido. Sin embargo, a veces, ocurre que un impulso débil comienza a reforzarse a medida que se hace algo bien. Una persona comienza a realizar una tarea, por ejemplo pintar una puerta. Pinta la puerta y le gusta como quedo, por lo que decide pintar las ventanas. Le gusta como quedan y le da por construir una cerca en el jardín... poco a poco va descubriendo que hace bien ciertos trabajos de pintura y de trabajo con cosas de madera. Un impulso inicial débil se va reforzando y se convierte en un camino creativo. Muchas personas encuentran así caminos de expresión en forma accidental. Muchas carreras artísticas han comenzado así, por accidente. Muchas personas han descubierto que pueden hacer ciertas cosas, y las pueden hacer muy bien. Hacer bien algo estimula a seguir haciéndolo.

En síntesis, lo que quería decir es que la obra no siempre es algo que se encuentra en potencia, muchas veces se la va descubriendo-creando sobre la marcha. Sí existe un impulso inicial que busca realizarse, pero no siempre sabe en qué. Algunos talentos son muy evidentes en los primeros años de vida de la persona, pero otros talentos emergen muy tarde y por accidente.

Claro, un talento consiste en la habilidad para hacer algo bien en forma espontánea.

Bueno, aún sin grandes talentos, es posible hacer bien algunas cosas... y encontrar la forma de entretenerse.