06-11-2004, 11:02 AM
Tanto en Bizancio como en los ambientes que gozaron de su influencia, las imágenes tenÃan un alcance [b:5c760d4d9c]preciso[/b:5c760d4d9c]: eran la [b:5c760d4d9c]expresión[/b:5c760d4d9c] de la FE.
Por su elección y por su disposición formaban un comentario [b:5c760d4d9c]pictórico[/b:5c760d4d9c] de la liturgia y del simbolismo de esa liturgia (al tiempo que del simbolismo de la iglesia como edificio, [i:5c760d4d9c]vraiment[/i:5c760d4d9c]...). No hay que olvidar, tampoco, cómo las imágenes sagradas, al ser portadoras de una parte de la [i:5c760d4d9c]energia[/i:5c760d4d9c] divina, invitaban a su contemplación por los beneficios que reportaban cara a la [b:5c760d4d9c]salvación[/b:5c760d4d9c] de los fieles.
Tengo en mi mente ahora mismo los bellos monasterios del siglo XI de Hosios Meletios, en el Himeto, cerca de Mégara... Quizá uno de los lugares más HERMOSOS que conozco...
Al parecer, a los ojos de los teólogos, la iglesia contaba con [b:5c760d4d9c]dos[/b:5c760d4d9c] lugares de honor. En la cúpula, que figura el Cielo, aparecÃa Cristo, imagen del Dios [b:5c760d4d9c]invisible[/b:5c760d4d9c] rodeado de la milicia angélica. En la concha del ábside, la Virgen sostiene al Niño sentado entre ambas rodillas, recordándonos la Divina Encarnación de Dios Nuestro Señor. La [b:5c760d4d9c]conexión[/b:5c760d4d9c] entre ambas representaciones se produce por medio de una composición [b:5c760d4d9c]original[/b:5c760d4d9c], la HetimasÃa: en un trono [b:5c760d4d9c]vacÃo[/b:5c760d4d9c], preparado para el Juicio Final, están dispuestos los instrumentos de la Pasión. Es el recuerdo de la primera venida de Cristo al mundo y el anuncio de la segunda.
El resto del santuario está dedicado al misterio que se celebra cada dÃa tras las puertas [b:5c760d4d9c]cerradas[/b:5c760d4d9c] del iconostasio: la EUCARISTÃA. La escena [b:5c760d4d9c]más[/b:5c760d4d9c] notable es la Divina Liturgia: Cristo, servido por los ángeles que llevan los atributos de los diáconos, celebra por sà mismo la liturgia, o da la comunión, bajo las especies del pan y del vino, a los Apóstoles alineados en dos filas a derecha e izquierda del altar. En los muros, cerca del altar, se sitúan los grandes sacerdotes del Antiguo Testamento que prefiguran a Cristo: Abraham, Aarón... En los ábsides laterales, escenas que se relacionan con el divino sacrificio.
Las naves se dedican, esencialmente, al ciclo de las doce grandes fiestas de la Iglesia, que resumen [b:5c760d4d9c]toda[/b:5c760d4d9c] la enseñanza del dogma. En el nártex, temas alusivos a la vida de la Virgen Nuestra Señora (frecuentemente inspirados en los evangelios apócrifos). En el timpano de la puerta que va del nártex a la iglesia, figura la Deesis. AllÃ, la Virgen y San Juan interceden ante Cristo por la humanidad (se ha permitido la presencia del fundador de la iglesia, humildemente arrodillado...). Finalmente, numerosÃsimas figuras de monjes, mártires, obispos, profetas, santos y venerables personajes están repartidas por [b:5c760d4d9c]todos[/b:5c760d4d9c] los muros según estrictÃsima jerarquÃa. De tales figuras, las [b:5c760d4d9c]más[/b:5c760d4d9c] atractivas (y, también, las más nuevas) son esos retratos de anacoretas, de padres del desierto, de larguÃsima barba, mejillas hiper-hundidas y mirado tope fija (los monjes sienten, de siempre, particularÃsima devoción por estos ascetas en los que se veÃan y se ven reflejados...).
Se trata, [i:5c760d4d9c]mes amis/es[/i:5c760d4d9c], de un programa cristiano cuidadosamente establecido y [b:5c760d4d9c]deliberadamente[/b:5c760d4d9c] elegido. Las imágenes que decoran estos edificios (como los de CUALQUIER edificio religioso ortodoxo) tienen por objeto REPRESENTAR, cada una en su preciso lugar, a los habitantes del reino de Dios Nuestro Señor. Y como éste [b:5c760d4d9c]no[/b:5c760d4d9c] comprende la Tierra y el género humano más que [b:5c760d4d9c]desde[/b:5c760d4d9c] la Divina Encarnación, que, renueva mÃsticamente cada misa celebrada por los hombres. La Historia de la Encarnación ([i:5c760d4d9c]ergo[/i:5c760d4d9c], un ciclo de imágenes evangélicas) se añade a continuación con el objetivo de recordar el retorno de la Humanidad a la [b:5c760d4d9c]unión[/b:5c760d4d9c] con Dios Nuestro Señor y su [b:5c760d4d9c]derecho[/b:5c760d4d9c] en adelante a un lugar en el Universo que representa [b:5c760d4d9c]cada[/b:5c760d4d9c] iglesia de la ortodoxia.
Todas estas obras se distinguen por la [b:5c760d4d9c]limpieza[/b:5c760d4d9c] de la composición, por los grandes espacios vacÃos juiciosamente dispuestos alrededor de las figuras y por la transformación de las propias figuras en el [b:5c760d4d9c]eje[/b:5c760d4d9c] y módulo de toda representación.
Las imágenes, al estar concebidas como un [b:5c760d4d9c]espejo[/b:5c760d4d9c] en el cual se refleja el mundo inteligible, han de EVITAR todo aquello que recuerde la tierra como tal: la tercera dimensión, la perspectiva, los adornos perturbadores y los paisajes evocadores de lo lejano. Incluso a veces se [b:5c760d4d9c]prescinde[/b:5c760d4d9c] por completo del paisaje, para que [b:5c760d4d9c]no[/b:5c760d4d9c] haya nada que rompa la unidad del fondo de oro. Las proporciones, los ritmos, los equilibrios que definen una composición pintada son efectivamente determinados de [b:5c760d4d9c]esta[/b:5c760d4d9c] manera.
Pero, el programa de la pintura bizantina debe otro tanto al [b:5c760d4d9c]manejo[/b:5c760d4d9c] de los [b:5c760d4d9c]colores[/b:5c760d4d9c] (y, en este dominio su MAESTRÃA todavÃa nos deja a cuadretes escoceses púrpura hasta hoy). El color sirve, NO para imitar la [b:5c760d4d9c]tonalidad[/b:5c760d4d9c] de las cosas, sino para [b:5c760d4d9c]componer[/b:5c760d4d9c] frases o melodÃas que, aplicadas a un tema que definen las lÃneas, las [b:5c760d4d9c]armonizan[/b:5c760d4d9c] y las reflejan a su manera. Y, en ocasiones, se utiliza como un [i:5c760d4d9c]leiv motiv[/i:5c760d4d9c] aplicado a personajes determinados: Cristo y los tonos [i:5c760d4d9c]blue[/i:5c760d4d9c] y rojo cereza; San Pablo con el verde y el [i:5c760d4d9c]rouge Bordeaux[/i:5c760d4d9c].
Aparte de rasgos más generales del Arte de la época, se pueden observar también las [b:5c760d4d9c]divergencias[/b:5c760d4d9c] que dan un acento [b:5c760d4d9c]peculiar[/b:5c760d4d9c] a cada uno de los monumentos del conjunto señalado en particular... En Hosios Lucas, el colorido es [b:5c760d4d9c]apagado[/b:5c760d4d9c] y la composición se funda en una simetrÃa solamente interrumpida por el ritmo [b:5c760d4d9c]agitado[/b:5c760d4d9c] de las vestiduras. En la Nea Monà de QuÃo, el dibujo encuentra aquà una [b:5c760d4d9c]nueva[/b:5c760d4d9c] capacidad: fuertes cÃrculos negros localizan los personajes y [b:5c760d4d9c]determinan[/b:5c760d4d9c] la acción; ésta, por su parte, se ve influida por el movimiento [b:5c760d4d9c]enérgico[/b:5c760d4d9c] de los planos de color que se encuentra, avanzan y retroceden en el espacio luminoso.
Una cincuentena de años separa, por lo que me dijeron los que allá te explican.., la decoración de QuÃo de la más célebre de Dafni (que, se fecha alrededor de 1100...). A la audacia [b:5c760d4d9c]brutal[/b:5c760d4d9c] y al rigor de QuÃo, Dafni opone la belleza graciosa de un Arte [b:5c760d4d9c]humanista[/b:5c760d4d9c]; es el momento del feliz [b:5c760d4d9c]equilibrio[/b:5c760d4d9c] entre la fuerza monumental y el refinamiento de la forma. En las escenas cristológicas puede verse de qué modo Bizancio expresa la "[i:5c760d4d9c]unión [b:5c760d4d9c]sin[/b:5c760d4d9c] mezcla[/i:5c760d4d9c]" de Dios Nuestro Señor y la Humanidad. En la Natividad, la [b:5c760d4d9c]impasibilidad[/b:5c760d4d9c] divina de la Virgen Nuestra Señora responde a las imágenes emotivas de la espera de San José y el Anuncio a los pastores.
El movimiento de [b:5c760d4d9c]humanización[/b:5c760d4d9c] hallarÃa su expresión [b:5c760d4d9c]más[/b:5c760d4d9c] grandiosa en los hermosÃsimos frescos que Alejo Comneno, sobrino del [i:5c760d4d9c]basileus[/i:5c760d4d9c] Manuel, hizo ejecutar en 1164, en el convento de Neresi, obra de refinadÃsimos artistas profesionales procedentes de la corte. Las pinturas de Neresi marcan un [b:5c760d4d9c]hito[/b:5c760d4d9c] en la Historia de la pintura tanto por la bella distribución de los vacÃos como por la [b:5c760d4d9c]intensidad[/b:5c760d4d9c] casi mágica de los rostros. AquÃ, [i:5c760d4d9c]mes amis/es[/i:5c760d4d9c], se encuentran los FUNDAMENTOS de la pintura italiana del XIII y, también un camino [b:5c760d4d9c]más[/b:5c760d4d9c] libre y espontáneo, que caracterizará las artes cromáticas en la siguiente etapa artÃstica (la [b:5c760d4d9c]misma[/b:5c760d4d9c] trayectoria puede observarse en el esmalte o el libro ilustrado, puesto de moda por los [i:5c760d4d9c]basileus[/i:5c760d4d9c]; el [i:5c760d4d9c]Salterio de ParÃs[/i:5c760d4d9c] o el [i:5c760d4d9c]Menologio de Basilio II[/i:5c760d4d9c] -1100- jalonan fehacientemente [i:5c760d4d9c]meo quidem animo[/i:5c760d4d9c] esta dinámica artÃstica).
Es decir: que, NO conocer Hosios Meletios y pretender hablar, pongo por caso.., del Renacimiento es como pretender hablar de la dinastÃa de los Borbón si no se sabe que Felipe V era, antes, [i:5c760d4d9c]duc dAnjou[/i:5c760d4d9c].
Aviso...
Siempre, sin duda, a su disposición.
Jaume de Ponts i Mateu
jaumedeponts@terra.es
Tortosa (Baix Ebre)
-Catalunya/UE-
11/06/2004, 0302 hs. a. m.
post scriptum.- justo es decir que, de una manera general, puede, sin duda, decirse que el Arte bizantino NO tuvo la irradiación que podÃa esperarse de su gran y continuado [b:5c760d4d9c]prestigio[/b:5c760d4d9c], de su innegable [b:5c760d4d9c]superioridad[/b:5c760d4d9c] durante siglos y siglos y de su vigorosÃsima [b:5c760d4d9c]personalidad[/b:5c760d4d9c]... Ser ubre renacentista, en realidad, para lo que podÃa, en justicia, esperarse, es, realmente, POCO... Donde, sÃ, la influencia bizantina fué verdaderamente [b:5c760d4d9c]grande[/b:5c760d4d9c] fué en los paÃses [b:5c760d4d9c]eslavos[/b:5c760d4d9c] con un fondo religioso [b:5c760d4d9c]común[/b:5c760d4d9c]. El hecho inicial es de todo quisqui conocido: en el último tercio del IX, San Cirilo y San Metodio, griegos originarios de Salónica, partieron para evangelizar Moravia y Bohemia; y, las conquistaron [b:5c760d4d9c]definitivamente[/b:5c760d4d9c] para la ortodoxia. Gracias a su misión, los pueblos balcánicos, serbios y búlgaros se sometieron a perpetuidad al dominio espiritual de Constantinopla ("[i:5c760d4d9c]allÃ, ¡oh!, Dios Nuestro Señor mora entre los hombres..; ¡no podremos JAMÃS olvidar tanta y tanta belleza![/i:5c760d4d9c]"; escribió un enviado de Kiev en 980...). Si bien fueron aceptadas algunas pocas licencias en el terreno constructivo, al igual que con la incorporación de la escultura monumental, en particular en los monasterios del [i:5c760d4d9c]Anillo de Oro[/i:5c760d4d9c] ruso, NO ocurrió lo mismo con la pintura, siempre [b:5c760d4d9c]fiel[/b:5c760d4d9c] a su [i:5c760d4d9c]origo[/i:5c760d4d9c] bizantino. De un extremo a otro de ese gran espacio geográfico -Batchkovo en tierra de magiares, Vladimir en tierras rusas...-, volvemos a encontrar los [b:5c760d4d9c]mismos[/b:5c760d4d9c] temas, tratados del [b:5c760d4d9c]mismo[/b:5c760d4d9c] modo y situados en el [b:5c760d4d9c]mismo[/b:5c760d4d9c] orden (¿saben?; en Hosios Lukas y en Santa Sofia de Kiev casi se puede superponer a los Apóstoles...). La sorprendente [b:5c760d4d9c]homogeneidad[/b:5c760d4d9c] ha de atribuirse, sin duda, a la severÃsima vigilancia de la Iglesia y al [b:5c760d4d9c]rigor[/b:5c760d4d9c] de la concepción [b:5c760d4d9c]icónica[/b:5c760d4d9c] de la imagen.
Por su elección y por su disposición formaban un comentario [b:5c760d4d9c]pictórico[/b:5c760d4d9c] de la liturgia y del simbolismo de esa liturgia (al tiempo que del simbolismo de la iglesia como edificio, [i:5c760d4d9c]vraiment[/i:5c760d4d9c]...). No hay que olvidar, tampoco, cómo las imágenes sagradas, al ser portadoras de una parte de la [i:5c760d4d9c]energia[/i:5c760d4d9c] divina, invitaban a su contemplación por los beneficios que reportaban cara a la [b:5c760d4d9c]salvación[/b:5c760d4d9c] de los fieles.
Tengo en mi mente ahora mismo los bellos monasterios del siglo XI de Hosios Meletios, en el Himeto, cerca de Mégara... Quizá uno de los lugares más HERMOSOS que conozco...
Al parecer, a los ojos de los teólogos, la iglesia contaba con [b:5c760d4d9c]dos[/b:5c760d4d9c] lugares de honor. En la cúpula, que figura el Cielo, aparecÃa Cristo, imagen del Dios [b:5c760d4d9c]invisible[/b:5c760d4d9c] rodeado de la milicia angélica. En la concha del ábside, la Virgen sostiene al Niño sentado entre ambas rodillas, recordándonos la Divina Encarnación de Dios Nuestro Señor. La [b:5c760d4d9c]conexión[/b:5c760d4d9c] entre ambas representaciones se produce por medio de una composición [b:5c760d4d9c]original[/b:5c760d4d9c], la HetimasÃa: en un trono [b:5c760d4d9c]vacÃo[/b:5c760d4d9c], preparado para el Juicio Final, están dispuestos los instrumentos de la Pasión. Es el recuerdo de la primera venida de Cristo al mundo y el anuncio de la segunda.
El resto del santuario está dedicado al misterio que se celebra cada dÃa tras las puertas [b:5c760d4d9c]cerradas[/b:5c760d4d9c] del iconostasio: la EUCARISTÃA. La escena [b:5c760d4d9c]más[/b:5c760d4d9c] notable es la Divina Liturgia: Cristo, servido por los ángeles que llevan los atributos de los diáconos, celebra por sà mismo la liturgia, o da la comunión, bajo las especies del pan y del vino, a los Apóstoles alineados en dos filas a derecha e izquierda del altar. En los muros, cerca del altar, se sitúan los grandes sacerdotes del Antiguo Testamento que prefiguran a Cristo: Abraham, Aarón... En los ábsides laterales, escenas que se relacionan con el divino sacrificio.
Las naves se dedican, esencialmente, al ciclo de las doce grandes fiestas de la Iglesia, que resumen [b:5c760d4d9c]toda[/b:5c760d4d9c] la enseñanza del dogma. En el nártex, temas alusivos a la vida de la Virgen Nuestra Señora (frecuentemente inspirados en los evangelios apócrifos). En el timpano de la puerta que va del nártex a la iglesia, figura la Deesis. AllÃ, la Virgen y San Juan interceden ante Cristo por la humanidad (se ha permitido la presencia del fundador de la iglesia, humildemente arrodillado...). Finalmente, numerosÃsimas figuras de monjes, mártires, obispos, profetas, santos y venerables personajes están repartidas por [b:5c760d4d9c]todos[/b:5c760d4d9c] los muros según estrictÃsima jerarquÃa. De tales figuras, las [b:5c760d4d9c]más[/b:5c760d4d9c] atractivas (y, también, las más nuevas) son esos retratos de anacoretas, de padres del desierto, de larguÃsima barba, mejillas hiper-hundidas y mirado tope fija (los monjes sienten, de siempre, particularÃsima devoción por estos ascetas en los que se veÃan y se ven reflejados...).
Se trata, [i:5c760d4d9c]mes amis/es[/i:5c760d4d9c], de un programa cristiano cuidadosamente establecido y [b:5c760d4d9c]deliberadamente[/b:5c760d4d9c] elegido. Las imágenes que decoran estos edificios (como los de CUALQUIER edificio religioso ortodoxo) tienen por objeto REPRESENTAR, cada una en su preciso lugar, a los habitantes del reino de Dios Nuestro Señor. Y como éste [b:5c760d4d9c]no[/b:5c760d4d9c] comprende la Tierra y el género humano más que [b:5c760d4d9c]desde[/b:5c760d4d9c] la Divina Encarnación, que, renueva mÃsticamente cada misa celebrada por los hombres. La Historia de la Encarnación ([i:5c760d4d9c]ergo[/i:5c760d4d9c], un ciclo de imágenes evangélicas) se añade a continuación con el objetivo de recordar el retorno de la Humanidad a la [b:5c760d4d9c]unión[/b:5c760d4d9c] con Dios Nuestro Señor y su [b:5c760d4d9c]derecho[/b:5c760d4d9c] en adelante a un lugar en el Universo que representa [b:5c760d4d9c]cada[/b:5c760d4d9c] iglesia de la ortodoxia.
Todas estas obras se distinguen por la [b:5c760d4d9c]limpieza[/b:5c760d4d9c] de la composición, por los grandes espacios vacÃos juiciosamente dispuestos alrededor de las figuras y por la transformación de las propias figuras en el [b:5c760d4d9c]eje[/b:5c760d4d9c] y módulo de toda representación.
Las imágenes, al estar concebidas como un [b:5c760d4d9c]espejo[/b:5c760d4d9c] en el cual se refleja el mundo inteligible, han de EVITAR todo aquello que recuerde la tierra como tal: la tercera dimensión, la perspectiva, los adornos perturbadores y los paisajes evocadores de lo lejano. Incluso a veces se [b:5c760d4d9c]prescinde[/b:5c760d4d9c] por completo del paisaje, para que [b:5c760d4d9c]no[/b:5c760d4d9c] haya nada que rompa la unidad del fondo de oro. Las proporciones, los ritmos, los equilibrios que definen una composición pintada son efectivamente determinados de [b:5c760d4d9c]esta[/b:5c760d4d9c] manera.
Pero, el programa de la pintura bizantina debe otro tanto al [b:5c760d4d9c]manejo[/b:5c760d4d9c] de los [b:5c760d4d9c]colores[/b:5c760d4d9c] (y, en este dominio su MAESTRÃA todavÃa nos deja a cuadretes escoceses púrpura hasta hoy). El color sirve, NO para imitar la [b:5c760d4d9c]tonalidad[/b:5c760d4d9c] de las cosas, sino para [b:5c760d4d9c]componer[/b:5c760d4d9c] frases o melodÃas que, aplicadas a un tema que definen las lÃneas, las [b:5c760d4d9c]armonizan[/b:5c760d4d9c] y las reflejan a su manera. Y, en ocasiones, se utiliza como un [i:5c760d4d9c]leiv motiv[/i:5c760d4d9c] aplicado a personajes determinados: Cristo y los tonos [i:5c760d4d9c]blue[/i:5c760d4d9c] y rojo cereza; San Pablo con el verde y el [i:5c760d4d9c]rouge Bordeaux[/i:5c760d4d9c].
Aparte de rasgos más generales del Arte de la época, se pueden observar también las [b:5c760d4d9c]divergencias[/b:5c760d4d9c] que dan un acento [b:5c760d4d9c]peculiar[/b:5c760d4d9c] a cada uno de los monumentos del conjunto señalado en particular... En Hosios Lucas, el colorido es [b:5c760d4d9c]apagado[/b:5c760d4d9c] y la composición se funda en una simetrÃa solamente interrumpida por el ritmo [b:5c760d4d9c]agitado[/b:5c760d4d9c] de las vestiduras. En la Nea Monà de QuÃo, el dibujo encuentra aquà una [b:5c760d4d9c]nueva[/b:5c760d4d9c] capacidad: fuertes cÃrculos negros localizan los personajes y [b:5c760d4d9c]determinan[/b:5c760d4d9c] la acción; ésta, por su parte, se ve influida por el movimiento [b:5c760d4d9c]enérgico[/b:5c760d4d9c] de los planos de color que se encuentra, avanzan y retroceden en el espacio luminoso.
Una cincuentena de años separa, por lo que me dijeron los que allá te explican.., la decoración de QuÃo de la más célebre de Dafni (que, se fecha alrededor de 1100...). A la audacia [b:5c760d4d9c]brutal[/b:5c760d4d9c] y al rigor de QuÃo, Dafni opone la belleza graciosa de un Arte [b:5c760d4d9c]humanista[/b:5c760d4d9c]; es el momento del feliz [b:5c760d4d9c]equilibrio[/b:5c760d4d9c] entre la fuerza monumental y el refinamiento de la forma. En las escenas cristológicas puede verse de qué modo Bizancio expresa la "[i:5c760d4d9c]unión [b:5c760d4d9c]sin[/b:5c760d4d9c] mezcla[/i:5c760d4d9c]" de Dios Nuestro Señor y la Humanidad. En la Natividad, la [b:5c760d4d9c]impasibilidad[/b:5c760d4d9c] divina de la Virgen Nuestra Señora responde a las imágenes emotivas de la espera de San José y el Anuncio a los pastores.
El movimiento de [b:5c760d4d9c]humanización[/b:5c760d4d9c] hallarÃa su expresión [b:5c760d4d9c]más[/b:5c760d4d9c] grandiosa en los hermosÃsimos frescos que Alejo Comneno, sobrino del [i:5c760d4d9c]basileus[/i:5c760d4d9c] Manuel, hizo ejecutar en 1164, en el convento de Neresi, obra de refinadÃsimos artistas profesionales procedentes de la corte. Las pinturas de Neresi marcan un [b:5c760d4d9c]hito[/b:5c760d4d9c] en la Historia de la pintura tanto por la bella distribución de los vacÃos como por la [b:5c760d4d9c]intensidad[/b:5c760d4d9c] casi mágica de los rostros. AquÃ, [i:5c760d4d9c]mes amis/es[/i:5c760d4d9c], se encuentran los FUNDAMENTOS de la pintura italiana del XIII y, también un camino [b:5c760d4d9c]más[/b:5c760d4d9c] libre y espontáneo, que caracterizará las artes cromáticas en la siguiente etapa artÃstica (la [b:5c760d4d9c]misma[/b:5c760d4d9c] trayectoria puede observarse en el esmalte o el libro ilustrado, puesto de moda por los [i:5c760d4d9c]basileus[/i:5c760d4d9c]; el [i:5c760d4d9c]Salterio de ParÃs[/i:5c760d4d9c] o el [i:5c760d4d9c]Menologio de Basilio II[/i:5c760d4d9c] -1100- jalonan fehacientemente [i:5c760d4d9c]meo quidem animo[/i:5c760d4d9c] esta dinámica artÃstica).
Es decir: que, NO conocer Hosios Meletios y pretender hablar, pongo por caso.., del Renacimiento es como pretender hablar de la dinastÃa de los Borbón si no se sabe que Felipe V era, antes, [i:5c760d4d9c]duc dAnjou[/i:5c760d4d9c].
Aviso...
Siempre, sin duda, a su disposición.
Jaume de Ponts i Mateu
jaumedeponts@terra.es
Tortosa (Baix Ebre)
-Catalunya/UE-
11/06/2004, 0302 hs. a. m.
post scriptum.- justo es decir que, de una manera general, puede, sin duda, decirse que el Arte bizantino NO tuvo la irradiación que podÃa esperarse de su gran y continuado [b:5c760d4d9c]prestigio[/b:5c760d4d9c], de su innegable [b:5c760d4d9c]superioridad[/b:5c760d4d9c] durante siglos y siglos y de su vigorosÃsima [b:5c760d4d9c]personalidad[/b:5c760d4d9c]... Ser ubre renacentista, en realidad, para lo que podÃa, en justicia, esperarse, es, realmente, POCO... Donde, sÃ, la influencia bizantina fué verdaderamente [b:5c760d4d9c]grande[/b:5c760d4d9c] fué en los paÃses [b:5c760d4d9c]eslavos[/b:5c760d4d9c] con un fondo religioso [b:5c760d4d9c]común[/b:5c760d4d9c]. El hecho inicial es de todo quisqui conocido: en el último tercio del IX, San Cirilo y San Metodio, griegos originarios de Salónica, partieron para evangelizar Moravia y Bohemia; y, las conquistaron [b:5c760d4d9c]definitivamente[/b:5c760d4d9c] para la ortodoxia. Gracias a su misión, los pueblos balcánicos, serbios y búlgaros se sometieron a perpetuidad al dominio espiritual de Constantinopla ("[i:5c760d4d9c]allÃ, ¡oh!, Dios Nuestro Señor mora entre los hombres..; ¡no podremos JAMÃS olvidar tanta y tanta belleza![/i:5c760d4d9c]"; escribió un enviado de Kiev en 980...). Si bien fueron aceptadas algunas pocas licencias en el terreno constructivo, al igual que con la incorporación de la escultura monumental, en particular en los monasterios del [i:5c760d4d9c]Anillo de Oro[/i:5c760d4d9c] ruso, NO ocurrió lo mismo con la pintura, siempre [b:5c760d4d9c]fiel[/b:5c760d4d9c] a su [i:5c760d4d9c]origo[/i:5c760d4d9c] bizantino. De un extremo a otro de ese gran espacio geográfico -Batchkovo en tierra de magiares, Vladimir en tierras rusas...-, volvemos a encontrar los [b:5c760d4d9c]mismos[/b:5c760d4d9c] temas, tratados del [b:5c760d4d9c]mismo[/b:5c760d4d9c] modo y situados en el [b:5c760d4d9c]mismo[/b:5c760d4d9c] orden (¿saben?; en Hosios Lukas y en Santa Sofia de Kiev casi se puede superponer a los Apóstoles...). La sorprendente [b:5c760d4d9c]homogeneidad[/b:5c760d4d9c] ha de atribuirse, sin duda, a la severÃsima vigilancia de la Iglesia y al [b:5c760d4d9c]rigor[/b:5c760d4d9c] de la concepción [b:5c760d4d9c]icónica[/b:5c760d4d9c] de la imagen.
