08-15-2004, 03:13 AM
El instinto, sí, en los animales casi todo el comportamiento está determinado por el instinto que le indica qué hacer; en cambio, en el hombre existe un almacén de experiencias en la cultura, todo ese saber puede terminar por matar completamente al instinto, ahogarlo. La intuición consiste en la emergencia del instinto en algunos momentos de la vida del hombre.
Cuando el hombre busca la verdad, cuando dice encontrarse ante el vacío existencial, lo que busca es que el instinto acuda a rescatarlo, a decirle qué hacer, a llevarlo a sentir. Pero para que esto ocurra es necesario callar la inteligencia y agudizar el oído. Cuando sentimos entramos en contacto con el instinto, pero sin perder la inteligencia comprehensiva: sentir es darnos cuenta.
Cuando un hombre se ha quedado completamente sin instinto, sin saber qué hacer, busca la soledad para poder escucharse. Parecería que así crea las condiciones para que el instinto encuentre un camino para expresarse, para volver a guiar al individuo.
Pero intuyo un peligro, algo en el hombre parece llevarlo a matarse, no directamente, colocándose en situaciones que lo llevan a la muerte. Este puede ser el instinto de muerte del que hablan los psicoanalistas. Esa voluntad de matarse es inconsciente en el sentido de que sólo se la descubre a posteriori por sus efectos, aunque a veces se la puede experimentar directamente. Tal vez sea la naturaleza matando al individuo que ya no sirve para sus planes, o un mecanismo interno que se dispara. Sin embargo, una cosa es clara: ese instinto de muerte se manifiesta como voluntad de morir. Cuando esa voluntad de morir se activa, es muy difícil detenerla. Esa voluntad de morir parece estar siempre algo activa, como en posición de dispararse, es posible captarla en la expresión de las personas. Lo más curioso de esa voluntad, es que cuando es percibida por los demás –en la mayoría de los casos en forma inconsciente-, dispara en ellos como una voluntad asesina... en formas –muchas veces inconscientes-, harán lo posible por matar a esa persona. Bueno, no todos, de ahí que cuando alguien que queremos está muriendo, debemos protegerlo de los demás... creo que ya van entendiendo del por qué los médicos cometen tantos errores con sus pacientes, es que sirven a esa voluntad de morir.
La nuestra constituye una educación contra el instinto, cosa que no está completamente mal... siempre y cuando se le dejaran espacios para manifestarse. Sin haber conquistado la fuerza para oponerse a los instintos, no habría libertad; pero si se ahoga completamente al instinto no queda nada... solo sensación de nadidad. Cactus preguntaba qué era la nada, la nada es eso: haber perdido el contacto con el instinto, y por ende, la sensación de estar vivo.
Cuando el hombre busca la verdad, cuando dice encontrarse ante el vacío existencial, lo que busca es que el instinto acuda a rescatarlo, a decirle qué hacer, a llevarlo a sentir. Pero para que esto ocurra es necesario callar la inteligencia y agudizar el oído. Cuando sentimos entramos en contacto con el instinto, pero sin perder la inteligencia comprehensiva: sentir es darnos cuenta.
Cuando un hombre se ha quedado completamente sin instinto, sin saber qué hacer, busca la soledad para poder escucharse. Parecería que así crea las condiciones para que el instinto encuentre un camino para expresarse, para volver a guiar al individuo.
Pero intuyo un peligro, algo en el hombre parece llevarlo a matarse, no directamente, colocándose en situaciones que lo llevan a la muerte. Este puede ser el instinto de muerte del que hablan los psicoanalistas. Esa voluntad de matarse es inconsciente en el sentido de que sólo se la descubre a posteriori por sus efectos, aunque a veces se la puede experimentar directamente. Tal vez sea la naturaleza matando al individuo que ya no sirve para sus planes, o un mecanismo interno que se dispara. Sin embargo, una cosa es clara: ese instinto de muerte se manifiesta como voluntad de morir. Cuando esa voluntad de morir se activa, es muy difícil detenerla. Esa voluntad de morir parece estar siempre algo activa, como en posición de dispararse, es posible captarla en la expresión de las personas. Lo más curioso de esa voluntad, es que cuando es percibida por los demás –en la mayoría de los casos en forma inconsciente-, dispara en ellos como una voluntad asesina... en formas –muchas veces inconscientes-, harán lo posible por matar a esa persona. Bueno, no todos, de ahí que cuando alguien que queremos está muriendo, debemos protegerlo de los demás... creo que ya van entendiendo del por qué los médicos cometen tantos errores con sus pacientes, es que sirven a esa voluntad de morir.
La nuestra constituye una educación contra el instinto, cosa que no está completamente mal... siempre y cuando se le dejaran espacios para manifestarse. Sin haber conquistado la fuerza para oponerse a los instintos, no habría libertad; pero si se ahoga completamente al instinto no queda nada... solo sensación de nadidad. Cactus preguntaba qué era la nada, la nada es eso: haber perdido el contacto con el instinto, y por ende, la sensación de estar vivo.