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TRABAJO PRACTICO DE LITERATURA/LATIN
COLEGIO NACIONAL DE BUENOS AIRES
ESQUILO: BREVE BIOGRAFíA E INTRODUCCIóN AL TEATRO CLÁSICO
Las Suplicantes.
Gracias a una didascalia descubierta en 1952 en el Oxyrhynchus Papiri XX, 2.556, fr. 3 se revolucionó la cronología de esta obra. Hasta ese momento se pensaba que era la más antigua de Esquilo, hoy, sin embargo, la fechamos en el año 463 y formaba parte de la trilogía Las Danaides.
Los motivos para pensar en su antigüedad son una serie de rasgos arcaicos patentes y presentes en la obra: No tiene prólogo y el coro es el protagonista.
Pero el arte de un poeta evoluciona y a veces se retrotrae a sus orígenes, y al igual que ocurre con Los Persas, comienza la obra el coro.
La trilogía la componían: Suplicantes, Egipcios y Danaide, las dos últimas no conservadas, y el drama satírico también perdido Amimone.
En esta trilogía hay restos de un cierto carácter amazónico, ya que las danaides rehuyen el contacto físico sexual, llegando a matar a sus maridos, que son sus primos, en la Noche de Bodas, excepto Hipermestra. Sin embargo, se comienza aquí una línea optimista en la producción de Esquilo; La trilogía terminaría bien, Hipermestra es absuelta y hay una reconciliación por orden de los dioses.
Es el drama en general entre la obediencia paterna o el triunfo de Afrodita.
Esta obra comienza con la llegada del coro de las Danaides, encabezadas por Dánae a la tierra de Argos, ciudad natal de su madre, Io. El drama es la decisión que ha de tomar el rey de esa tierra, si aceptara a las suplicantes se vería envuelto en una guerra contra Egipto.
La Orestía.
Es la única trilogía esquilea completa en nuestros días.
En el año 458 Esquilo vence en los concursos trágicos con su Orestía, trilogía formada por tres piezas encadenadas: Agamenón, Coéforas y Euménides, y rematada por el drama satírico Prometeo; Se centra en el asesinato de Agamenón por su esposa Clitemnestra, la venganza vendrá a manos de Orestes, el hijo de ambos. La purificación del crimen materno tenía una larga tradición literaria. Píndaro, Estesícoro y Homero habían tratado el tema, pero muy brevemente. Según Defradas: "No se puede hablar de una Orestía homérica: no se hace ninguna narración de la venganza; el gesto de Orestes es tan sólo el de un hijo que cumple con su deber para con el padre muerto... La venganza no aparece como un problema de conciencia.".
La Orestía es la única trilogía completa de Esquilo que nos ha llegado. El autor estaba en su cenit cuando la escribió y se puede hablar de obra maestra, aunque no podamos compararla con ninguna otra trilogía.
Encontramos un final satisfactorio, si bien no feliz y con la clausura de un ciclo de crímenes y violencia, pero es fácil imaginar la situación interna de Orestes.
Todos los crímenes de la trilogía fueron desencadenados por el sacrificio de Ifigenia, mandado por los dioses, y Agamenón de espíritu religioso se limitó a cumplir un mandato superior. Igual filosofía aparece en otras tragedias, por ejemplo en Persas, donde se habla de una guerra en la que Esquilo tomó parte, pero no se celebra la victoria de los griegos, sino que más bien se muestra la insensatez de una guerra y la ambición de unos jefes militares, no se puede hablar de victoria cuando los campos de batalla han quedado enrojecidos por la sangre de los muertos.
Rasgos destacables de la Orestía.
•
Es toda ella acción, según la opinión unánime de la crítica.
• No todas las trilogías de Esquilo debían presentar la misma estructura. Como
ya se ha dicho, Esquilo evoluciona y es seguro que debió ensayar otros procedimientos
poéticos
• Hay un tema que domina en todas sus obras, la locura que provoca la causa
primera (Parakopá), que abarcaría desde el 223 de Agam. hasta el canto de las
Erinias en Euménides.
Estructura De La Trilogía.
BREVE RESUMEN DE LA TRILOGíA.
La orestiada nos presenta un fresco de crímenes familiares.
En la primera tragedia, Clitemnestra asesina a su marido Agamenón a la vuelta de la guerra de Troya en venganza del asesinato de la hija de ambos, Ifigenia, condición impuesta por el sacerdote para que tuvieran vientos favorables los griegos.
Tras la muerte de Agamenón, Egisto se une a Clitemnestra y usurpa el trono. Diez años han pasado desde el crimen pero Electra, hija de Agamenón y de Clitemnestra, no lo ha olvidado. Electra encuentra a su hermano Orestes en la tumba paterna y le incita al asesinato y venganza. Acabará Orestes matando a Egisto y a su madre. Esta es la historia de la segunda tragedia, Las Coéforas.
Pero el matricidio de Orestes alzará contra él a las Furias, tercera tragedia. Orestes será juzgado por el parlamento bajo la protección de Palas Atenea. El parlamento absolverá al héroe por considerar que obró en la salvación de la ciudad y por el honor de la familia, ultrajada en la figura de su rey. Las Furias se calman y pasan a las Euménides.
I Agamenón.
Se abre con un grandioso prólogo, no tan extenso en realidad si tenemos en cuenta que es el prólogo de una trilogía, como apuntó Lesky en Die tragische Dichtung der Hellenen. Gottinga 1956, pág. 73 y ss.
La
acción empieza con la noche, un centinela está vigilando por orden de
Clitemnestra en la azotea del palacio de los Atridas, en Argos. No es casual
que la acción comience de noche, la oposición Noche/Luz es básica en la obra y
llena la trilogía entera de este simbolismo que se ve en Coéforas 961, 962,
972.
961 "Ya es posible ver luz! Ya se le han quitado a la casa las fuertes
cadenas!".
Es curioso el protagonismo y estudio de este personaje, el vigía, tan inusual en personajes secundarios: Lenguaje cuidado que expresa el desgarro interno mediante anacolutos y expresiones de origen popular. Es un verdadero y sencillo hombre del pueblo visto en el juego de dados y en la composición anular. Para Rose en Symbolae Osloenses 32-1956 pág 1 y ss. lo identifica con el guardia de la Antígona sofoclea. El vigía es capaz de fijar una angustia en el ánimo del espectador-lector tras sus palabras.
Seguidamente sale el coro, formado por ancianos y al igual que en Persas hay un sentimiento de angustia. En la párodo se nos ilustran los antecedentes de la trama y del hecho decisivo al que aludíamos antes, (parakopá): El sacrificio de Ifigenia.
Tras la párodo, un largo estásimo de métrica polimórfica, predominando el ritmo dactílico para dotarlo de un tono épico. Se nombran acciones prehistóricas del drama: el portento de las águilas; la interpretación de Calcante.
Le sigue un famoso himno vv. 160-183, que ha planteado problemas de interpretación. Dawe lo coloca tras el v. 217 aunque no hay motivos suficientes para alterar el orden tradicional. A partir de este himno se ha planteado el problema de una religión personal de Zeus.
Es un rasgo distintivo de la tragedia esquilea el que el héroe tenga que tomar una grave decisión que desencadenará toda la carga de tragicidad de la obra. El poeta llama a esto anánk que sugiere una indecisión ineludible con poca libertad de maniobra, pero sin que Esquilo deje a sus personajes sin libertad humana. El héroe tiene responsabilidades lo que provoca una cierta ambigüedad para no insistir demasiado en el juego Culpa/Castigo. Como dice Fraenkel, en ninguna parte de la obra se nos dice por qué la cólera de Artemisa va dirigida contra el Atrida. El prodigio de Calcante es, para algunos críticos, el símbolo de la causa de la cólera, ahora bien, el prodigio tiene lugar antes de iniciar la expedición, por lo tanto, Agamenón no puede ser el responsable. De todas formas, lo que resulta claro de este estásimo es que la destrucción de Troya es algo exigido por la Justicia de Zeus, aunque este castigo se haga efectivo a través de un acto criminal: Sacrificio de Ifigenia. La doble cara de todo acto humano alcanza aquí su cenit en el modo de pensar de Esquilo.
El sacrificio de Ifigenia es descrito en los vv. 218 y ss. Como anécdota, el sacrificio de Ifigenia llegó a ser una de las representaciones plásticas más frecuentes del S. V. Este crimen será la razón del asesinato de Agamenón por su esposa Clitemnestra.
El canto coral termina en el v. 57. El corifeo habla respetuosamente con la reina. Largo parlamento de Clitemnestra describiendo lo llamado "telégrafo ígneo" (264-350).
En el 355 da comienzo un nuevo estásimo, recordando la noche de la toma de Troya por parte del coro, pero yendo más allá, como por ejemplo el rapto de Helena y sus consecuencias, siendo un complemento del estásimo anterior, organizados al modo arcaico por el procedimiento del Ringkomposition, lo más antiguo se dice en segundo lugar, lo más reciente, al principio. Aparecen los griegos como culpables de impiedad, y en el culmen del estásimo se dice una frase que recibirá más tarde todo su profundo sentido, estamos en el verso 471: " No sea yo u destructor de ciudades".
Hay otro sentimiento en este segundo canto: duda sobre la veracidad de la conquista. Se confirma la noticia mediante un mensajero enviado por Agamenón. Entabla conversación con Clitemnestra y con el coro, respondiendo el mensajero a todas las preguntas que ambos le formulan.
La preocupación del coro será ahora Helena, la causa humana de la guerra. Se juega con la etimología de su nombre, "la matadora de hombres", comparación con la cría del león. La conclusión del coro es de carácter ético-religiosa: la felicidad (olbós) conseguida por medio de hybris acarrea terribles consecuencias. Doctrina arcaica de Solón y de Herodoto.
Terminado
el estásimo, aparece Agamenón. El coro lo saluda como "Destructor de
ciudades", dando a entender que está ya condenado por los dioses. El
matrimonio se saluda fríamente y él se niega a pisar una rica alfombra que ella
le ha puesto. Simbolismo de la alfombra, pero de difícil interpretación.
Textualmente se lee que era un tapiz dedicado al culto de los dioses. Pisarlo
significaría un sacrilegio. El punto de vista psicológico de este hecho:
• Nobleza de Agamenón, no quiere discutir con su esposa tras diez años sin
verse, y por lo tanto, pisa.
• Arrogancia y frialdad de Agamenón.
Difícil de explicar es que el caudillo griego ceda a las súplicas de su esposa. Clitemnestra se dirige a Zeus antes de salir de escena.
Tras
un nuevo estásimo (975-1034) que aumenta la tensión espiritual y de angustia
viene la escena de Casandra. Estamos en el clímax de la obra. Nadie dará
crédito a esta profetisa cuando anuncie el crimen de Agamenón.
La última parte de la obra presenta varias escenas
1. El asesinato, que tiene lugar entre bastidores;
2. La reacción del coro, que no comprende qué está pasando;
3. Canto amebeo entre el coro y Clitemnestra discutiéndose la culpabilidad de
la reina;
4. Treno o lamento fúnebre por un rey asesinado.
La obra se cierra con una discusión entre el pueblo, coro, y Egisto, el tirano nuevo que termina la obra amenazando al coro. La obra se cierra dejando al espectador en un clima de espera por la libertad y la justicia, que caerá sobre los culpables.
II Coéforos
Los primeros versos de la pieza se han perdido, cayéndose las primeras páginas del manuscrito Marciano, supliéndose con los textos de Aristófanes de Ranas.
El coro está formado por mujeres troyanas esclavas. La párodos (22-83) está constituida por tres tríadas que terminan en un epodo, el ritmo es yámbico. Su tema es el envío que Clitemnestra ha mandado de unas libaciones a la tumba de Agamenón, para calmar la pesadilla que tuvo la noche anterior no se cumpla. Este sueño narra toda la obra: Llegada de Orestes y muerte de Clitemnestra.
Tras el canto, Electra, que está confundida, dialoga con las esclavas. Su madre le ha ordenado que haga ofrendas a Agamenón, su padre, pero ella no quiere por considerarlo un acto sacrílego, y pide consejo a las esclavas, que le darán una solución (84-164). Electra acepta el consejo y pronuncia una larga rsis en el sentido de sus consejeras (165-161).
Tras esto, Electra comunica al coro que ha visto un rizo en la tumba de su padre, así como unas pisadas, y piensa que ha sido Orestes quien ha mandado hacer esta ofrenda. Sale Orestes de su escondite y se realiza el anagnorismós entre los dos hermanos. Orestes le dice que ha sido enviado por Apolo para vengarse y que si no lo cumple, recibirá grandes penas del dios.
El kommós (306-407) es un pasaje lleno de controversia. Es un canto amebeo muy largo, precedido por anapestos, con un ritmo predominante eólico, con algunos yambos e itifálicos. Terminado el kommós, Orestes y Pílades entran en palacio para realizar la venganza, el coro permanece callado, Electra para disimular entra en casa y por si tuviera que intervenir (551-584).
El coro entona un estásimo (585-651) donde se canta la maldad de Clitemnestra, el colmo de la perfidia y la perversidad. Los coreutas revisan todos los crímenes del mito y dicen que siempre ha habido justicia.
Orestes llama a palacio, consigue entrar tras fingirse un caminante que trae la noticia de la muerte de Orestes. La nodriza de Orestes comunica al coro que Clitemnestra le ha ordenado que vaya a buscar a Egisto para oír de labios del caminante la muerte de Orestes, el coro le dice que aconseje a Egisto que acuda sin su escolta, para facilitar las cosas a Orestes en su venganza (652-782).
Con un nuevo estásimo el coro invoca a los dioses implorando su ayuda en esta venganza, el estásimo (783-837) está compuesto por tres tríadas con un canto intermedio entre cada estrofa y antistrofa de ritmo crético, con lecitios y docmios. Aparece Egisto (838), el coro entona un canto de júbilo (856-868), se oye un grito de dolor (869), aparece un criado que comunica que Egisto ha muerto asesinado. Clitemnestra recibe la noticia de este de esta forma "el muerto asesina a los vivos" es el verso 886, la reina comprende el significado y la venganza está casi completada, sólo falta que Clitemnestra también muera, Orestes y Pílades salen a su encuentro y tras una pequeña vacilación, Orestes mata a su madre en el verso 899. Pílades le recuerda el oráculo de Apolo. Tras una breve conversación madre-hijo se culmina la venganza con el matricidio. Es entonces cuando el coro estalla en alegría con un estásimo de ritmo docmiaco (935-972). La luz brilla de nuevo.
Orestes justifica su obra, recuerda el oráculo de Apolo, los crímenes de Clitemnestra (972-1020). Sin embargo, la maldición de la madre empieza a actuar y la sangre llama a las Erinias. Orestes siente que se le va la razón.
III Euménides.
El Agamenón termina con un asesinato, que pide venganza. Orestes se la da, pero mediante otro asesinato, el de Egisto y Clitemnestra, que también pide venganza, aunque haya sido por mandato de un dios. Las Erinias serán las encargadas de la venganza del segundo asesinato. Las Coéforos terminan con un triunfo parcial de la Justicia, sin embargo, necesitaríamos una cadena interminable de sangre para vengar los crímenes realizados para vengar los crímenes realizados... jamas terminarían los asesinatos salvo si interviene una divinidad. Y eso es lo que encontramos en las Euménides, que ellas se enfrentan a divinidades preolímpicas y hace falta una divinidad neutral para poner solución al conflicto entre Apolo y las Erinias. El resultado es la purificación mediante un rito.
El prólogo de las Euménides es recitado por la profetisa de Delfos (1-63) quien tras una breve historia del oráculo presenta a un hombre perseguido por las Erinias. Aparece Orestes suplicando a Apolo protección quien se la dará (64 y ss). Tras la desaparición de Apolo aparece el espectro de Clitemnestra exigiendo que las Erinias acosen a Orestes hasta aniquilarlo (93-116).
No hay párodos, el coro está dormido en escena y Clitemnestra le despierta, una vez despierto entona un estásimo (143-177) quejándose de sus derechos pisoteados por los olímpicos. Aparece Apolo intentando expulsar a las Erinias de su templo. Se entabla un diálogo entre Apolo y el coro sobre los derechos de cada uno.
Hay un cambio de escena, estamos ahora en el Areópago, aparece Orestes, que tras haberse purificado de la sangre vertida ha ido a abrazarse a la imagen de Atenea, corriendo tras él las Erinias. Entona un estásimo (254-275), tras el cual intenta justificarse ante el coro quien no acepta la solución apolínea y le responde a las propuestas de inocencia de Orestes.
Aparece entonces Atenea que acude tras oír la petición de Orestes. Se establece un diálogo esticomítico, diálogo entre actores usando cada uno un verso, entre el corifeo y Atenea. La diosa presidirá el tribunal juzgante de Orestes, interroga a las dos partes. Tras la idea de juicio, el coro se enfurece ya que no quiere juzgar a su acusado, piensa que las Erinias deben actuar automáticamente.
Tras la votación mediante un tribunal humano instituido por Atenea en el cual cada juez emitirá su voto, se produce un empate, según la diosa había dispuesto, el acusado es absuelto.
Las Erinias no se conforman y amenazan con infestar la ciudad, Atenea les promete culto en Atenas y se convierten en las Euménides.
Prometeo encadenado
Es la obra que más problemas ha planteado. Hay una corriente incluso que dice que no es de Esquilo. Westphal en 1856 lanzo esta hipótesis, ampliada en 1916 por Niedzball. El momento más álgido será dado por W. Schmid, quien asegura que la obra es muy posterior a Esquilo, que estaría escrita en el apogeo sofístico. La verdad es que hay argumentos para una y otra teoría como por ejemplo la figura de Zeus titánico que se dulcifica a lo largo de la dilogía.
En
Esquilo, Prometeo tiene el carácter de simbolizar la rebeldía contra el tirano
(democracia y patriotismo). Por haber robado el fuego, es encadenado en el
Cáucaso donde una águila iba todos los días y le devoraba el hígado. En esta
obra vuelve a ser el coro desplazado ya que el verdadero protagonista es
Prometeo, que está siempre en escena por razones naturales. Y un grupo de
personas desfila ante el encadenado:
• El coro de Oceánides,
• Océano, que pretende ayudar a Prometeo pero que no se deja y
• Io, víctima de los amores de Zeus y de los celos de Hera que va a parar junto
a Prometeo en su huida y éste le revela el destino.
Lo más característico es que no se deja ayudar por nadie y mantener el secreto que Zeus quiere saber, parece más una porfía de Zeus, una tortura impuesta a Prometeo por no quererle revelar los secretos del destino, empeñado Prometeo en callarlo hasta su liberación.
Por último decir que un grupo de exágetas cristianos ha querido ver en la figura del doliente y sufrido Prometeo la protoimagen de Cristo.
Resumen de la obra de Esquilo
En el discurso trágico resuenan los pormenores matizados de la sociedad y cultura griega. Nacida de representaciones religioso-naturales populares. La tragedia tiene que ver con una cosmovisión religiosa. El esquema de casi todas las tragedias es el que sigue: un héroe realiza una acción impropia de su condición humana, intentando acceder al reino de los felices, de los dioses; es castigado y sufre. El espectador recibe la lección de mesura; y al igual que el héroe, aprende a través del dolor y sufrimiento. Recibe la lección de no ser arrogante, de no padecer hbris, de no intentar transgredir su condición humana. La tragedia es un discurso representativo de lo social y de lo político.
En la época antigua la sociedad era dual: aristócratas y pueblo, relacionándose con dioses y hombres respectivamente, los dioses oficiaban como proyección de los héroes aristócratas; los hombres en general, los héroes de los textos trágicos y los espectadores como proyección de las clases sociales no aristocráticas, que no debían cometer hbris.
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