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TRABAJO PRACTICO DE LATIN
COLEGIO NACIONAL DE BUENOS AIRES
1. Esquilo
2. Otros autores de tragedias
Esquilo
Nacido en Eleusis en 525 a.C., Esquilo participó desde muy joven en los concursos de poetas trágicos. En el año 484 consiguió el primer premio de su gloriosa carrera, sólo frenada por la llegada del joven y nuevo valor: Sófocles. Murió en Gela en 455 después de una vida de fama y gloria literaria. Su tumba se convertiría en lugar de peregrinación para muchos poetas.
En primer lugar, ha de tenerse en cuenta que los dramaturgos
griegos presentaban a concurso cuatro obras, una tetralogía (3 tragedias - que
eran una trilogía sobre el mismo tema - y un drama satírico) las cuales
mantenían una cierta unidad argumentativa. Sin embargo, de Esquilo sólo nos ha
llegado una trilogía completa, la Orestíada.
Esquilo escribió un número de tragedias que oscila entre 60 y 90,
lamentablemente sólo nos han llegado siete de ellas:
Los persas
(Πέρσαι)
La acción de Los Persas tiene lugar en Susa, capital del Imperio Persa. Allí,
la reina Atosa, vuida del rey Darío se preocupa por la suerte que puedan correr
su hijo Jerjes y sus tropas pues se encuentran en línea de batalla y Atosa ha
tenido un sueño que presagiaba desgracias. Un mensajero trae funestas noticias
para Persia: los griegos han vencido en Salamina. Aparece entonces la sombra
del rey Darío, esposo de Atosa que predice nuevas desgracias para el pueblo
persa. Más tarde aparece Jerjes, el derrotado en Salamina, lamentando su
derrota.
Esta obra, que anda desligada del tema mitológico o legendario, narra un
acontecimiento histórico en el que el mismo Esquilo llegó a participar: la
batalla de Salamina. Pero lo relata desde el punto de vista de los vencidos
que, ya sin ánimo de venganza, fatigados y entristecidos, se impresionan ante
el patriotismo mostrado por Grecia. Los dioses no aparecen, pero observan los
acontecimientos.
Los siete contra Tebas
(επτά επί Θηβας)
El ejército de Argos ( en el que milita Polinices, hijo de Edipo e Yocasta)
cerca la ciudad de Tebas, gobernada injustamente por el hermano de Polinices:
Etéocles. Un mensajero informa al gobernante de Tebas que la ciudad es asediada
por siete capitanes cada uno de los cuales está situada en una de las siete
puertas de la ciudad. Etéocles dispone otros 7 capitanes de Tebas para
salvaguardar la ciudad. Los dos hermanos, militantes de bandos contrarios, se
enfrentarán en la séptima puerta dándose muerte mutuamente.
Los magistrados de Tebas decidirán no dar honras fúnebres al cadáver de
Polinices por haber luchando contra su patria y dejar su cadáver a la
interperie para que sea deborado por las aves. Pero Antígona, también hija de
Edipo e Yocasta y hermana de Polinices y Etéocles, se pronunciará contra esta
decisiónde los magistrados.
Etéocles se alza como el defensor de la patria. Cuando se dirige a luchar
contra su hermano, Etéocles es consciente de la desgracia que se le avecina,
pero acepta su sino ya que nada se puede hacer contra el designio divino, es
por esto que a Etéocles se le ha considerado el personaje más logrado del
teatro griego, en su grandeza.
Polinices, por el contrario, se alza como el traidor, a pesar de lo cual su
hermana, Antígona, pretenderá enterrar a su hermano dignamente.
Las suplicantes
(Ικέτιδες)
Huyendo de los hijos de Egipto, rey de Egipto, las suplicantes o danaides
(hijas de Dánao), llegan a Argos en busca de la protección de la ciudad. Llegan
acompañadas por su padre, Dánao, y ruegan y suplican a los dioses que hundan
las naves de los hijos de Egipto que andan persiguiéndolas: prefieren la muerte
al matrimonio. El rey de Argos decide concederles la protección solicitada,
cuando desembarcan los perseguidores de las danaides. El rey de Argos mantiene
su protección a pesar de la llegada de los hijos de Egipto, y las suplicantes
entonan un himno de gratitud.
El hecho de que la acción de esta obra sea tan lenta y leve nos hace suponer
que mantendría algún tipo de "simbología" en el concepto general de
la trilogía presentada por Esquilo al concurso. Probablemente la última obra de
esta trilogía (no conservada) trataría de una de las danaides en concreto,
Hipermestra, única entre ellas que no siguió el consejo materno de asesinar al
esposo en el lecho conyugal y la cual es alabada por Esquilo.
La Orestíada (
Ορέστεια)
Es la única de las trilogías de Esquilo que ha llegado completa a la
actualidad, comprende tres obras:
Agamenón
(Αγαμέμνων)
Un vigía, y más tarde un mensajero, anuncia que Agamenón,
jefe de las fuerzas griegas, vuelve a Argos, su patria, después de haber
vencido en la guerra de Troya. Clitemnestra, su esposa, aguarda no muy
felizmente la llegada del marido, ya que jamás le perdonó que sacrificara a su
hija Ifigenia, y durante la ausencia de Agamenón ha mantenido relaciones con el
rey Egisto. Cuando Agamenón llega a Argos, trae consigo a Cassandra, profetisa
joven y doncella, hija de Príamo, el rey de la vencida Troya, condenada a ser
su esclava. Clitemnestra, sumida en el odio por su marido y los celos por
Cassandra, acaba asesinando a ambos y reinando con Egisto en Argos.
El "Agamenón" es una obra de gran tensión dramática, esta tensión se
mantiene siempre. Al final de la obra, una altiva Clitemnestra, añun cuchillo
en mano, se ennoblece de haber llevado a cabo la venganza del sacrificio de su
hija lo cual jamás perdonó al esposo. Aparecerá en esos momentos el nombre de
Orestes, el hijo de Clitemnestra y Agamenón, para enlazar esta obra con la
siguiente.
Las coéforos
(Χοηφόροι)
Seis años después de lo acaecido en la tragedia
"Agamenón", Orestes vuelve a Argos (marchó de allí tras el asesinato
de su padre a manos de su madre Clitemnestra) para tomar venganza pues un
mandato del dios Apolo le obliga a ello. Electra y Orestes, ambos hermanos, se
reconocen y deciden tramar un plan para el asesinato de la madre y vengar así
al padre Agamenón. Orestes se introduce en el palacio fingiendo ser un profeta
que viene a anunciar su propia muerte a Electra. Una vez en el palacio mata a
Egisto y a su madre. Un coro de mujeres ofrece honras fúnebres al sepulcro de
Agamenón, son las coéforos.
Mientras la figura de una Clitemnestra altiva y justiciera, vengadora de la muerte
de la hija se nos presenta en la primera tragedia, en ésta segunda Clitemnestra
es presentada como indigna y malvada. Orestes, que cometerá un crimen no peor
que el que cometiera su madre, es visto con ojos compasivos y comprensivos y,
aunque previo a la realización de los asesinatos, Orestes duda, lo cierto es
que acaba convenciéndose de ejecutar el asesinato cuya justificación es el amor
a un padre asesinado y traicionado.
Las euménides
(Ευμενίδες)
Las erinias, castigadoras de los criminales, persiguen a
Orestes que se ha refugiado en el templo de Apolo en Delfos. El dios ha
aconsejado a Orestes que marche a Atenas, donde será juzgado justamente. Al
llegar a Atenas, la diosa Atenea le dice que ha de ser juzgado por jueces
atenienses, y así ocurre. Los jueces determinan que tan horrorosos son los
crímenes de Orestes como los que cometiera su madre, Clitemnestra, por lo que
Orestes es absuelto. Atenea, una vez celebrado el juicio, aplaca la furia de
las erinias que se convierten en seres buenos llamados euménides.
Se trata de una obra que vino a recordar al público griego que las diferencias
entre ellos y los espartanos debían atajarse de una forma humana, que los
hechos acaecidos en el pasado debían juzgarse sabiamente y alcanzar una buena
solución.
La orestíada (que significa "las cosas de Orestes", su personaje
principal) viene a ser la concatenación de los crímenes de una familia, los
Atridas, sujetos al destino, al hado o fatum funesto. El coro tiene momentos de
lirismo perfecto, y los diálogos son tensos y majestuosos.
Prometeo encadenado
(Προμηθεύς
δεσμώτης)
Tras haber arrebatado el fuego a los dioses y haberlo
entregado a los hombres, Prometeo es encadenado, por mandato de Zeus, en un
peñasco abandonado, cercano al mar. Prometeo lamenta su suerte cuando aparecen
las ninfas oceánides y el propio Océano para aconsejarle que acate el castido
de Zeus. Más tarde aparece ío, hija de ínaco y Prometeo le desvela un secreto:
nacerá un día Heracles (Hércules), familiar lejano de ío y héroe destinado a
salvar a Prometeo de su condena. Zeus quiere enterarse de este secreto y para
ello enviará Hermes, sin embargo Prometeo jamás revelará el secreto al dios
alado. Zeus entonces envía su furia y el peñasco donde estaba Prometeo se
resquebraja, dejando caer a Prometeo en el vacío.
Estamos en mito alejado de los hombres, sólo se trata de dioses y divinidades,
no hay pasión humana, lo que resulta, ciertamente, desconcertante. Ya que los
personajes son de una naturaleza mucho más superior a la humana, el lenguaje de
éstos es mucho más elevado y solemne. Sin embargo, la humanidad está
"implícita" y parece acongojarse con Prometeo por ser la causa de su condena
Prometeo, la divinidad que tanto hizo por ella, de ahí la gran humanidad de
esta tragedia.
Otros autores de tragedias
Aqueo de Eretria
Aunque vivió en la época clásica, no se le considera un clásico propiamente dicho. Aqueo de Eretria debió escribir más de 40 obras dramáticas y sólo una vez ganó el certamen dramático. Lo cierto es que Aqueo no era ateniense, y el público prefería laurear a autores nacidos en la ciudad. Escribió sobre todo dramas satíricos que destacaron por su intensa espiritualidad.
Agathon
Es más conocido por aparecer como personaje en una obra de Platón, el "Symposium"en la época clásica, no se le considera un clásico propiamente dicho. Aqueo de Eretria debió escribir más de 40 obras dramáticas y sólo una vez ganó el certamen dramático. Lo cierto es que Aqueo no era ateniense, y el público prefería.
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