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Buenos Aires y la Revolución
En
esta fecha quedó establecido el primer gobierno nativo en el Río de la Plata.
La Junta presidida por el criollo Cornelio Saavedra y con valiosos hombres como
Manuel Belgrano y Mariano Moreno, era de inspiración popular. Reemplazaba a la
autoridad española, entonces representanda por el virrey Cisneros.
Fue el primer paso para la declaración de nuestra independencia, que se
verificaría 6 años después.
Además inspiró otros movimientos similares en el resto de América española.
Los ideales de libertad que estaban presentes en muchos criollos fueron el motor que impulsó la destitución de las autoridades españolas.
Horas de angustia se vivían en Buenos Aires a comienzos de 1808. La
euforia provocada por el rechazo a las dos invasiones inglesas se fue apagando
lentamente cuando se recibió una intimación de la corona portuguesa para que el
Río de la Plata se someta a su control. Para colmo de males, se hacía cada vez
más fuerte el rumor de que los ingleses estaban preparando un tercer ataque.
Los días de júbilo vividos menos de un año atrás parecían haber quedado
sepultados muy lejos en el tiempo.
¿Por qué Portugal se animaba a tener pretensiones sobre Buenos Aires?
Porque por ser aliado de Inglaterra estaba indirectamente en guerra con España,
la que a su vez era aliada de Francia. La amenaza portuguesa surgió en forma
inmediata a la mudanza de su corona a Brasil, luego de que las tropas
napoleónicas invadieran su territorio el 29 de noviembre de 1807. Los porteños
tenían ahora un nuevo enemigo en sus fronteras.
El tercer asalto inglés a Buenos Aires, finalmente, no se produjo, porque
la invasión napoleónica a España hizo cambiar las alianzas: los invadidos
pidieron ayuda a Inglaterra para luchar contra Napoleón, a lo que Londres
accedió gustoso y de paso suspendió el ataque al Río de la Plata. Inglaterra
también hizo desistir a Portugal de esas ambiciones.
En España, en tanto, todo era caos: invadida por Napoleón, se quedó
sin rey luego de una curiosa sucesión de hechos. Carlos IV había cedido su
corona bajopresión a su hijo Fernando, ya con los franceses dentro de su
territorio. Pero poco le duró a Fernando VII la diadema: Napoleón citó a padre
e hijo en la ciudad de Bayona, en los Pirineos. Convenció a Fernando de que
debía devolver la corona a su padre, y a éste de que debía cedérsela al
emperador. Con la corona en sus manos, Napoleón se la otorgó a su hermano,
José. Este episodio se conoce como "la farsa de Bayona".
Buenos Aires era un polvorín
Los sucesos ocurridos en España tuvieron gran repercusión en todo el
Virreinato, y terminaron favoreciendo los propósitos emancipadores de un
numeroso grupo de criollos. Asimismo, Buenos Aires era escenario de frecuentes
enfrentamientos entre el virrey Liniers y el jefe del Cabildo, Martín de
Álzaga. La lucha de poderes entre ambos tuvo su punto culminante en una asonada
militar encabezada por este último, el 1o de enero de 1809, que estuvo cerca de
terminar con el gobierno de Liniers. La oportuna intervención de Cornelio
Saavedra al frente de los Patricios hizo fracasar el golpe y puso de manifiesto
la importancia que habían adquirido los regimientos nativos.
Caída la monarquía española, se formaron sucesivas Juntas de gobierno
clandestinas a nombre de Fernando VII. Estas Juntas, que cambiaban varias veces
de sede en cuanto eran descubiertas por los franceses, sancionaban leyes con la
pretensión de ser obedecidas en todo el inmenso imperio español, incluyendo a
las colonias. El virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros, que se hizo cargo de la
jefatura del Río de la Plata el 30 de junio de 1809, fue nombrado por una de
esas Juntas clandestinas.
No todos los porteños estaban de acuerdo en obedecer a una Junta española,
por considerar que su poder no era legítimo. Para ellos, las colonias
americanas eran propiedad de la corona y no de los españoles en general: éste
fue uno de los argumentos principales que se esgrimieron en contra de la
continuidad del dominio español en el Río de la Plata.
Cisneros llegó a Buenos Aires en medio de un clima de efervescencia. Un mes
antes de su arribo -el 25 de mayo de 1809- se produjo una rebelión en
Chuquisaca (en la actual Bolivia), en contra del gobernador Pizarro. Entre los
insurrectos estaba Bernardo de Monteagudo. Otro levantamiento contra los
españoles se produjo en julio en La Paz, el cual fue ferozmente aplastado
despertando indignación en todo el Virreinato. La falta de una cabeza reinante
en España, la acechanza portuguesa y la importancia que habían adquirido las
milicias criollas después de las invasiones inglesas (los regimientos españoles
de catalanes, vizcaínos y gallegos fueron disueltos tras la asonada de Álzaga),
no hicieron más que preparar el terreno para la formación de un gobierno propio
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