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UNA SEMANA DECISIVA
La fragata inglesa Juan Paris, procedente de Gibraltar, llegó el 13 de mayo de 1810 a Montevideo con periódicos que anunciaban la toma de Andalucía por las tropas napoleónicas y el sitio de Cádiz, última plaza fuerte conservada por los españoles. A pesar de la rigurosa vigilancia establecida en torno de la nave, las noticias llegaron a Buenos Aires. Cisneros juzgó preferible comunicarlas el viernes 18, mediante la proclama en la que apelaba a la fidelidad de los vecinos y les recomendaba calma.
VIERNES 18
A Cisneros no le quedaba más remedio que reconocer en una proclama la caida de la Junta de Sevilla. Trata, eso sí, de calmar los ánimos. Con todo, no puede evitar que los patriotas se reunan en los de Rodríguez Peña, y en la Jabonería de Vieytes. Estos están muy agitados. Pero conservan la suficiente sangre fría como para llegar a una decisión: nombrar una comisión representativa para que pida al Virrey un cabildo abierto, es decir, una reunión extraordinaria. Allí e discutiría si Cisneros, ya caída la autoridad española que lo había nombrado Virey, debía seguir gobernando.
SABADO 19
Cisneros recibe a Juan José Castelli y Martín Rodríguez, quienes formulan una petición. Le urgen a una convocatoria para el día siguiente. Cisneros no se decide. Lo del cabildo abierto podría resultar en su contra. Piensa que es mejor ganar tiempo. Mientras tanto, convoca a los jefes militares en su residencia de gobierno, el Fuerte, para saber si lo apoyarán.
DOMINGO 20
Son las últimas horas de a tarde y el día ha resultado muy largo para los ansiosos patriotas. Los jefes militares se presentan por fín en el Fuerte. El criollo Saavedra es uno de ellos como jefe del Regimiento de Patricios.Cuando Cisneros pide la respuesta a su pedido de apoyo, es Saavedra quien contesta y dice que el Virrey debe renunciar, ya que la Junta que lo nombró no existe. El gobierno, en su opinión, debe ser asumido provisionalmente por el Cabildo. Sólo el síndico procurador del Cabildo, Julián de Leiva, defiende la posición de Baltasar Hidalgo de Cisneros.
LUNES 21
La situación es tensa. El cabildo debe continuar con sus tareas administrativas, así que se reune a las 9 de la mañana. Pero el reclamo estalla en la plaza ¿Qué son esos gritos? Nada menos que unos 600 hombres armados se han reunido frente al Cabildo. Han venido a exigir, ya no a pedir, la convocatoria a un Cabildo Abierto, es decir una Asamblea General. Dos de los alborotadores más destacados son Domingo French y Antonio Berutti, que reparten cintas blancas y celestes a los reunidos en la plaza, como distintivos. Ahora sí, a Cisneros no le queda más remedio que firmar la autorización para un Cabildo Abierto para el día siguiente. A cambio de eso, Saavedra sale al balcón del cabildo y calma a la multitud.
MARTES 22
El Cabildo abierto se inicia a las 9 de la mañana.
Se han impreso 600 invitaciones, pero sólo se pueden repartir unas 450. La
lista es elaborada por el Cabildo, sobre la base de los vecinos notables de la
ciudad. Concurren finalmente 251, ya que muchos están atemorizados. El debate
dura cuatro horas.
En la cabecera de la galería tomaron
asiento el Obispo Lue, los oidores, otros funcionarios y los cabildantes que
presidían la sesión, éstos últimos sin voz ni voto.
El desorden se apodera por momentos de
la sala de reunión. Cinco son los discursos fundamentales: del Obispo Benito de
Lué y Riega, del Dr. Juan José Castelli, del Gral Pascual Ruiz Huidobro, del
dr. Manuel Villota (fiscal de la Real Audiencia) y del dr. Juan José Paso.
Lué: Cree que mientras quede un solo español en
América, ese español debe mandar a los americanos.
CASTELLI: Como vocero de los patriotas, explica que los derechos de la soberanía han vuelto al pueblo de Buenos Aires desde que no existe el soberano de España, Fernando VII.
VILLOTA: Aclara que Buenos Aires debe decidir en unión de todos los representantes provinciales.
PASO: Reconoce que Villota tiene razón. Pero dada la urgencia, mientras éstas se reunen, debe nombrarse i=una Junta de gobierno en nombre de Fernando VII.
RUIZ HUIDOBRO: Como supone que será el reemplazante del virrey destituido, apoya la destitución de Cisneros.
Finalmente fue sometida a votación la cuestión
siguiente: "Si se ha de subrogar otra autoridad a la superior que obtiene
(desempeña) el señor Virrey, dependiente de la soberanía que ejerza
ilegítimamente en nombre del señor Fenando VII y en quien".
Se recogieron 224 sufragios, faltando
27 de personas que no votaron o se retiraron antes de iniciarse la votación.
Dado lo avanzado de la hora, se levantó la sesión hasta el día siguiente a las
quince.
MIERCOLES 23
El cabildo se reúne para examinar los votos. Estos muy variados, podrían reducirse a dos grupos: 69 por la continuación del Virrey y 155 por su deposición. La conclusión: "El excelentísimo Señor Virrey debe cesar en el mando y recaer éste provisionalmente en el Excelentísmo Cabildo, con voto decisivo del Caballero Síndico Procurador General". este no es otro que Leiva, partidario de Cisneros. Leiva y su partido arman rápidamente una lista con los miembros de la Junta que gobernará. Sólo hay dos criollos: Saavedra y Belgrano. Ambos se apersonaron en el Cabildo y se niegan a aceptar la propuesta. Insisten en la destitución del Virrey.
JUEVES 24
El síndico Leiva no se cansa. Reunido el Cabildo
vuelve a proponer la formación de una Junta presidida por el ex virrey y, esta
vez, con 4 vocales del partido contrario. Dicha junta se mantendrá hasta la
llegada de los diputados del resto del Virreinato. El Cabildo aprueba la
propuesta de Leiva. Pero no se anima a darla a conocer al pueblo sin saber la
opinión de las fuerzas militares. Se las convoca, y éstas, Saavedra incluído,
aceptan la formación de la junta mencionada.
La jura de la junta se inicia a las
tres de la tarde. Pero cuando todo parece terminado, el pueblo, ya al tanto de
los hechos, vuelve a agitarse. "Lo de Cisneros como presidente de una
junta es igual a Cisneros virrey.", gritan.
A las 8 de la noche los
revolucionarios se reunen en los de Rodríguez Peña. Se decide "deshacer lo
hecho" y convocar al pueblo. Se mandan los emisarios de un punto a otro de
la ciudad y, para las nueve y media de la noche se logra la renuncia de los
miembros de la Junta. Pero ¿qué lista preparar ahora? Esa noche nadie duerme en
la ciudad de Buenos Aires.
VIERNES 25 DE MAYO
El f'rio y la lluvia de aquel 25 de mayo no fueron
impedimento suficiente para la presencia de grupos populares en la Plaza de la
Victoria (hoy Plaza de Mayo) desde las primeras horas de la mañana. Mientras
los miembros del cabildo ordinario estaban deliberando en la sala capitular,
los vecinos los vecinos más impacientes ocuparon los corredores del edificio al
grito de: "El pueblo quiere saber de que se trata!". Según el acta de
la sesión de ese día algunos, los que fueron admitidos ese día en la sala en
condición de diputados, manifestaron que el pueblo se hallaba disgustado y en
conmoción. que de ninguna manera se conformaba conla elección de Cisneros como
presidente de la Junta, y mucho menos con que estuviese a su cargo el mando en
las armas. Los jefes militares negaron su apoyo a la tentativa de conservar al
Virrey en el poder, lo que decidió a los cabildantes a solicitarle la renuncia,
que finalmente fue presentada (Los demás miembros de la Junta presentada por el
Cabildo ya había presentado su renuncia).
Ese mismo día, el Cabildo recibió una
nómina de nueve destacados vecinos firmada por más de 400 personas que lo
indicaban como idóneos para integrar la Junta Provisional de Gobierno en
reemplazo del Virrey. Esa nómina fue aprobada por los cabildantes, leída en voz
alta en el balcón y aclamada por el pueblo reunido en la Plaza de la Victoria.
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