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Bibliografía: Historiadelpais.com.ar
1835
Otro emperador,
esta vez de Austria, inaugura un nuevo cetro: Fernando IV. Fúndase el "New
York Herald", y un norteamericano
inventa un aparatito para uso personal - contra otras personas - que mucho
tiene que ver con el apellido de su inventor, Samuel Colt: el revolver. El ruso
Nicolás Gogol publica su friso "Almas Muertas", en tanto que el
peninsular Donizetti lanza a la fama operística "Lucía de Lammermoor".
Un libro recorre el Viejo Mundo y lo inquieta, es de Wappers y se llama "La
lucha revolucionaria de 1830 en las calles de Bruselas".
En nuestro país, el "boom" lo constituye un asesinato: el de Facundo
Quiroga. Su legendaria figura cae en Barranca Yaco. Pocos días antes había
visitado a "La Severa" - su imposible pareja - en un convento al que
ésta ingresa, dispuesta a dar un definitivo corte a las esperanzas del
caudillo. En Córdoba, Facundo - que, viene apurando a Rosas a fin de que
no demore más la constitución que unifique el país - es avisado que una partida
lo espera en un lugar del camino para asesinarle. No se inmuta y ordena seguir,
seguro del poder terrorífico de su palabra y su presencia Pero para algunos, ya
no es "el tigre de los llanos" sino un caudillo de peso que hay que
silenciar. Y lo hacen al asomarse del coche inquiriendo sobre la identidad del
jefe de la partida. Un balazo da en su cabeza desplomándolo muerto. Los
asesinos a sueldo completan su obra matando inclusive a un postillón de apenas
10 años que acompañaba al General. A raíz de este asesinato se tejen. Lo único
cierto es que Rosas comienza su dictadura y cae Maza.
En lo político, la Ley de Aduanas se convierte en la base de un acuerdo entre Rosas
y los caudillos del interior. Esta conciliación permite a Rosas dejar
expedito su camino al poder, el que consuma al asumir. por segunda vez la
gobernación de Buenos Aires. Por complotar contra el gobierno, son fusilados en
la plaza de Retiro el Coronel Paulino Rojas, el Teniente Coronel Miranda y el
sargento García.
Estando cautivo en el pueblo de Luján, contrae matrimonio con Margarita Weild
el general José María Paz. En la ciudad fallece un héroe naval: don Tomás
Espora. Este año aparece el primer periódico ilustrado - al que llaman "El
Museo Ilustrado" - y se abren la calle Defensa, poniendo de esta forma en
comunicación, a la ciudad con el Riachuelo.
Los viajeros que arriban a la metrópoli muéstrense sorprendidos por todo lo que
encuentran, aunque sin perder la objetividad propia del extraño al medio. Uno
de ellos señala la falta de utensilios de valor en los cafés, a los que,
aclara: "Hay quienes no se paran en manchar sus vestidos con los cabos de
vela que se llevan casi todas las noches; ya se encargarían de dar buena cuenta
de las cucharas y de los platillos de plata".
Las tertulias siguen siendo el esparcimiento local por excelencia. Buenos Aires
impresiona a los extranjeros por sus hermosas mujeres, a las que es posible
conocer más de cerca en estas reuniones familiares. Se inician, como por
ritual, con el mate, pasándose muy pronto al baile, el que comienza
habitualmente con el minué. Las porteñas gustan de la música italiana y
francesa, prefiriendo también los tristes peruanos, los boleros españoles y los
cielitos del país. "Nada más seductor - acota uno de estos visitantes
del Viejo Mundo - que una porteña, cuando le dice a otra, en tono
confidencial: "El cielito me lleva el alma"". El baile prosigue
hasta altas horas de la noche, amenizado también por "la montonera", el
cielito y las contradanzas. Tanto varones como mujeres destacan una singular
elegancia, gusto que por otra parte ha hecho proliferar en la ciudad gran
número de negocios "de modistas franceses" y otros locales. Los
peinetones siguen siendo detalle especialísimo del buen vestir de las porteñas,
y los hay de hasta un metro de largo. Esto, lógicamente, repercute en la vida
de los peatones, quienes además de vigilar sus vidas por lo avanzado de las
rejas de las ventanas - y de la profundidad de los fosos- se muestran
preocupados cada vez que una dama y su peinetón atraviesan el camino.
Los opositores viven pendientes de la Mazorca, y los nombres de Cuitiño, Parra,
Badía y Gaitán, entre otros, adquieren una fiera sonoridad. Nada más
terrorífico que un golpe en la puerta de calle durante la noche. Puede ser un
amigo o un pariente. Pero también puede ser la Mazorca. El aparato represivo se
apoya en la delación y no hay pulpería que no tenga un "escucha a sueldo".
Quienes desean desahogar su oposición buscan la penumbra en la trastienda de
alguna "lencería unitaria" o van a cazar, aunque esto último está más
controlado.
No hay todavía un deporte con mucho arraigo popular. Los náuticos no existen
prácticamente y la pasión real tiene que ver con el campo mismo: tirar el lazo,
jinetear, usar el lazo como un arma. Se desconoce el atletismo y el entusiasmo
popular se canaliza hacia las riñas de gallos. Se paga hasta 50 pesos por un
gallo inglés de riña. La lotería sigue en auge y tiene adeptos en todas las
clases sociales de Buenos Aires.
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