|
1832
En un mundo que
sólo tiene 500 kilómetros de vías férreas, los egipcios, que buscan ampliarse,
se lanzan sobre el Asia Menor. Otón de Baviera es flamante rey de Grecia,
mientras Europa asiste a la eclosión juvenil de Mazzini, quien funda en su país
"La joven Italia" y en Suiza "La joven Europa". La literatura
habla de la realidad de su tiempo, lo que se advierte en dos libros de este
año: "Mis prisiones", de Pellico; y "Los peregrinos polacos", de
Mikiewicz. Entretanto, haciendo una pausa para comprender el destino político y
social del mundo, Donoso Cortés da a conocer su "Memoria sobre la situación
actual de la monarquía".
En el ámbito argentino se debilita la presión unitaria y el rosismo se extiende
soberano. La Junta de Representantes elige a Juan Manuel de Rosas "gobernador
y capitán general de la provincia de Buenos Aires", sin acordarle las
facultades extraordinarias. El líder estanciero - conocedor del poder que
detenta en este momento - rechaza la designación. Tres veces le piden que siga
gobernando, pero no accede. Los "netos" sus fanáticos, no comprenden.
Tampoco los moderados, quienes eligen entonces gobernador al General Juan
Ramón Balcarce. Lejos de estos tejes y manejes, en una habitación de París,
un hombre sigue abriendo caminos, poseído de una velocidad sin pausa ni fatiga,
es Don Bernardino Rivadavia, quien concluye en su retiro europeo la
traducción de la obra en francés "Arte de criar los gusanos de seda".
El país -contagiado por los sucesos encabezados por Víctor Hugo ingresa en el
romanticismo a través de Esteban Echeverría. El movimiento se respira en las
costumbres, hasta en los peinetones, que siguen siendo moda impulsados por su
inventor, de apellido Masculino, y acoplados ahora al furor de los miriñaques.
El acontecimiento cultural lo constituye el pianista y compositor Segismundo
Thalberg, quien enciende los auditorios con fervorosas interpretaciones de
Rossini y Donizetti. Nuevos periódicos, aunque de corta vida, invaden los
círculos, entre ellos, dos de extraños títulos: "El Abogado de los Unitarios",
y "Don Gerundio pincha ratas". Los "no católicos" y disidentes,
que se habían quedado sin cementerio en 1824, levantan uno nuevo en la
manzana comprendida entre las calles Victoria, Pasco, Alsina y Pichincha.
Dentro de la ciudad, la noticia sensacional del año es el incendio del teatro
Coliseo. Tenía, frente a su proscenio, la leyenda siguiente: "Es la comedia
espejo de la vida". Y justamente es en martes de Carnaval, cuando - según
versiones - un cohete origina un gigantesco incendio que deja en cenizas sus
instalaciones: un edificio de 250 asientos y un escenario considerado
vanguardista para la América de esta hora. Uno de los éxitos más aplaudidos en
su seno había sido "Misantropía y arrepentimiento", de Rostbue.
Otro acontecimiento lo constituye el viaje de la goleta Sarandí, cuyo
comandante, don José María Pinedo, ocupa las islas Malvinas en nombre de la
República Argentina, levantando el acta correspondiente como símbolo formal de
la soberanía. Se funda también la ciudad entrerriana de Concordia, y debe
lamentarse la desaparición de un notable educador: Francisco de Paula
Castañeda.
Si bien se notan algunos cambios en la ciudad, la costa sigue igual que en la
época de los viajes de Garay y Pedro de Mendoza. El puerto adolece de numerosos
inconvenientes, no acordes con el papel extraordinario que juega en el ajedrez
político y económico del país. La carga y descarga de mercaderías se ven
perjudicadas constantemente. El testimonio de un viajero acabado de llegar es
muestra elocuente del estado poco progresista de este lugar clave de la
metrópoli: "Voy en un buque dinamarqués, miserable en su comida, pero con
buena gente del norte. En Punta de Indio divisamos la cruz en el río. Allí
tomamos piloto. Al día siguiente avistamos a Buenos Aires, desde el amanecer. A
las 10 desembarcamos, después de andar tres millas que dista el fondeadero. La
ciudad se elevaba; sus torres, el elemento religioso, el elemento culminante,
es lo primero que se muestra al viajero. El río es demasiado bajo, los botes no
pueden acercarse, no hay muelle, y el medio inventado de desembarque es muy
original. Carretillas tiradas por caballos penetran en el río con el agua hasta
el eje, y allí reciben a los pasajeros...".
Pasear por la ribera es una moda. Abundan los pajonales, pero también las
posibilidades de negociar un buen par de zapatos europeos. Y el riesgo vale:
apenas se puede caminar con los que fabrican los zapateros de Buenos Aires.
Sucede que la elegancia preside todos los actos. Los caballeros siguen la
conducta inglesa en el estir y durante el verano usan sacos, pantalones de
género liviano y sombreros de paja. La sombrerería es un acontecimiento
importante en la vida social de la ciudad. Entre los sombreros de más
aceptación se encuentran unos, muy singulares de forma, que son traídos
especialmente de Chile. El vestido de calle de las mujeres de la ciudad gusta a
locales y extranjeros. Predomina el color blanco. Llevan chales de todas
formas, pero no cubren su rostro. Usan zapatos estrechos y eso les da un raro
andar.
Monografias, Exámenes, Universidades, Terciarios, Carreras, Cursos, Donde Estudiar, Que Estudiar y más: Desde 1999 brindamos a los estudiantes y docentes un lugar para publicar contenido educativo y nutrirse del conocimiento.
Contacto »