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1829
Mientras en un rincón de París, rodeado de
pocillos de café, Balzac inicia "La Comedia Humana", en un salón de
Andrinópolis, Rusia y Turquía firman la paz. Los ingleses, siempre en lo suyo,
viven pendientes de una competencia insólita. En Reinhill se realiza un extraño
torneo en el que participan distintos carruajes y un vehículo que mueve a risa
a los circunstantes. Pero el ridículo automotor vence. Y con el triunfo de la "Rocket",
de Stephenson, comienza la difusión de la locomotora. Es el año, además, de un
aporte sensacional: Braille hace conocer su sistema de escritura para los
ciegos.
En Argentina, se vive aún el cimbronazo del fusilamiento de Dorrego.
Desde Navarro se transportan sus restos por orden del gobierno, y en las calles
se suscitan múltiples expresiones de dolor cuando llegan a Buenos Aires. La
viuda de Dorrego, doña Angela Baudrix, y sus hijas, que han quedado en
la indigencia, se ven obligadas a trabajar de costureras en la ropería de Simón
Pereyra, proveedor del ejército.
Se evidencia un gran crecimiento de la industria lanera y hay dos muertes
encontradas que se producen a miles de kilómetros. En Cartagena, el ex Virrey
Cisneros; en Buenos Aires, la espada que lo destituyó en 1810: Cornelio
Saavedra. Otra muerte local: mientras pasea por el Parque Argentino -
frente al proscenio del teatro - conversando con su amigo Santiago Wilde, muere
repentinamente el deán Funes. Entretanto, los gobiernos provinciales conciertan
un pacto de unión y alianza, confiriendo a Paz el supremo poder militar. El
plan es afianzar la política unitaria, imponer la constitución de 1826 y
triunfar sobre el caudillaje que viborea en el interior del país.
Hay alguien que se va: Rivadavia. En compañía de su amigo Julián S. de
Agüero se dirige a Colonia, desde donde luego de una breve estada parte para
Europa. Y alguien llega para irse sin desembarcar siquiera: es San Martín.
Aparece el diario "El Pampero" y se produce un hecho insólito: alegando
que el gobierno surgido de la revolución de diciembre del año anterior - Lavalle
- alista en su ejército a franceses, varios buques de la división del Atlántico
del rey Carlos X - al mando del vizconde de Venancourt - se apoderan a cañonazos de los barcos de
la escuadrilla argentina que está fondeada en el puerto de Buenos Aires. Pero
un hecho natural pone muy pronto en ridículo a esa escuadra al producirse una
de las más grandes y extrañas bajantes que se le conocen al río de la Plata. En
el Interior, José María Paz persigue furiosamente al general Juan Facundo
Quiroga, quien entra con sus tropas en la ciudad de Córdoba. Lavalle,
entretanto, toma el poblado de Rosario pero es vencido muy pronto por
Estanislao López en el combate del Puente de Márquez. Muy pronto, en la
estancia de Miller, en Cañuelas, se entrevistan Lavalle y un caudillo en
constante ascenso: Rosas. El primero como Gobernador provisional de
Buenos Aires, y el segundo como Comandante General de campaña. Objeto: "Poner
término a los disturbios políticos y restablecer el orden y la tranquilidad".
Juan José Viamonte, elegido Gobernador, trata de hacer olvidar los sucesos
pasados a fin de que la reconciliación entre federales y unitarios se logre
prontamente. Se firman convenciones de paz entre Buenos Aires y Córdoba, y
Buenos Aires y Santa Fe.
El Coronel Félix Aldao, en combinación con los Generales Quiroga y
Villafañe, derrota al General Rudecindo Alvarado en el combate "del Pilar"
y entra triunfante en Mendoza. El hombre del momento es elegido Gobernador de
Buenos Aires, y el nombre de Rosas comienza a ser algo más que un rumor.
El puerto tiene por esta época el siguiente movimiento de importaciones: Gran
Bretaña: 4.000.000 de pesos fuertes; Francia: 550.000; Norte de Europa:
425.000; Gibraltar, España y Mediterráneo: 575.000; Estados Unidos: 900.000;
Brasil: 950.000; y La Habana y otros países: 425.000.
Antes de asumir el poder Rosas asiste invitado a una fiesta que en su
honor realiza Mr. Woodbine Parish, agente de negocios de su Majestad Británica.
Buenos Aires crece. Ya tiene 68 carpinterías, 33 sastrerías y otras tantas
sombrererías; 14 colchonerías, 16 hojalaterías, 16 talabarterías, 39
panaderías, 8 fábricas de chocolate, 6 de fideos, 11 de velas, 5 de peines, 14
de ladrillos, 3 de carros y, además, 32 farmacias. Estos datos explican el
porqué del orgullo porteño. "Si uno sale de Buenos Aires y no hay nada...",
dicen, No obstante, las quejas por los precios altos se hacen escuchar. No hay
normas fijas y así como se llega a pagar 1.000 pesos por "un buen piano"
se abonan 50 pesos por un caballo. Un buey sin su cuero se paga 8 pesos y el
cuero sólo 6. El pan sigue siendo un articulo caro. Se busca el pan hecho con
harina norteamericana. En los almacenes penden buenos jamones ingleses,
abundando el queso, las papas, el vino, el té y el café. Escasea el azúcar. Hay
buen surtido de vinos españoles y franceses. El más corriente es el de
Cataluña, llamado popularmente "Carlón". La cerveza es un lujo, pero no
así la ginebra, el rhum y el brandy. Estas bebidas se traen desde La Habana y
el Brasil y se las bebe en cantidad.
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