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1823
Es el
año de la fotografía, que nace merced a Niepee, y el de una sinfonía: la
Novena, de Beethoven. Fernando VII, auxiliado por los franceses restablece el
absolutismo en España, y Estados Unidos declara intolerable toda intervención
europea en asuntos americanos, con lo que nace la doctrina Monroe.
En nuestro país, es el año de la educación. Se funda el colegio de Ciencias
Morales, que es continuación del Colegio de la Unión del Sud, al que se
reforma, creándose, asimismo, las escuelas para niños. Se traen de Europa un
laboratorio de Química y una sala de Física, contratándose a varios profesores
y sabios Italianos, entre ellos Carta, Molina y Octavio Mossotti, quienes
asumirán las cátedras de Matemáticas y Física. Se funda también la Escuela de
Agricultura y se establece la creación de un Museo de Historia Natural. Ante un
mundillo literario que crece en Buenos Aires, se proclama "la propiedad
literaria", por la que bregan los escritores del país. Se analiza
nuestra economía estableciéndose que el 90 % de las exportaciones (carne
salada) que se destinan a Cuba y Brasil, proviene de la provincia de Buenos
Aires. Esta sigue a cargo del Gobernador Martín Rodríguez, quien parte a la
campaña con una expedición de 2.500 hombres con el fin de levantar una línea de
fortines que aseguren la vida de los pobladores contra la invasión indígena. En
su reemplazo, Rivadavia prosigue su obra mayúscula fundando la primera
Caja de Ahorros e introduciendo el primer toro Shorthorn y el primer plantel de
ovejas Merino. Sin darse pausa alguna hace traer tres remesas de agricultores
desde Inglaterra. Pero el experimento fracasa.
Buenos Aires vive con entusiasmo un nuevo ritmo, y los cafés siguen siendo su
principal diversión. Lo siguen las reuniones familiares y los paseos
campestres. Se generaliza la costumbre de bañarse en el río, y el 8 de
Diciembre la temporada comienza con la bendición de las aguas por parte de
franciscanos y dominicos. Este año comienza a actuar la Sociedad de
Beneficencia que presiden Mercedes Lasala y María Cabrera, la que concreta
importantes obras de bien con beneplácito de los habitantes de la ciudad.
También se crean la Casa de Expósitos, el hospital de Mujeres, la casa de
Huérfanos y el Asilo de Dementes. Cunde el pesar ante la muerte de doña
Remedios Escalada de San Martín.
Reactivado económicamente, el gobierno pone en circulación la primera moneda de
cobre en cantidad de 50.000 pesos. La colectividad inglesa celebra el
aniversario de su Rey Jorge IV con un banquete "de época" al que asisten 62
Invitados de esa nacionalidad y 10 de Buenos Aires. Se realiza en el hotel
Faunch -el de más lujo- frente a la plaza 25 de Mayo. Rivadavia, que
asiste como invitado de honor, brinda en ingles "por el gobierno más hábil, el
inglés, por la nación más moral e ilustrada, la Inglaterra". Los residentes
británicos, en número de 3.500, se alegran por la inquietud que concreta la
señora Hayne, esposa de un capitán de buques mercantes retirado: la fundación
de la primera escuela inglesa que se conoce en el país, y que llega a tener 80
niñas.
Nuestro país y Estados Unidos intercambian sus primeros embajadores. El general
Carlos de Alvear parte hacia el norte y arriba a Buenos Aires César Augusto
Rodney como primer Ministro plenipotenciario de aquel país. Se lo recibe con un
banquete de 127 cubiertos y en seguida se granjea la simpatía de los
argentinos. Llegan, además, monsieur y madame Toussand, "bailarines de bastante
mérito", y en la Policía se organiza la limpieza de las casas y calles de la
ciudad entregándosela al intendente Manuel Irigoyen 30 carros nuevos y 60 mulas
para dicho trabajo.
Se concreta el primer intento de dotar a la ciudad de un establecimiento de
venta de leche pura, fresca y al por mayor. Es de un señor llamado Norberto
Quirno, y se levanta en la calle de la Victoria. La leche es traída de su
chacra de San José de Flores y abastece a varios cafés y muchas familias. Hay
quejas y se habla de monopolio, por lo que se suspende el expendio. Consultado
el gobierno, el jefe de Policía decreta que por múltiples razones "dejará a
dicho Quirno y su establecimiento en toda la libertad que le corresponde".
Los porteños buscan su esparcimiento en el "juego de bolos" y en el "juego
de pelota", para los que existen canchas especiales. Pero una pasión
gobierna las horas libres: los naipes. Se los juega en los cafés, donde se bebe
"el buen vino de Cuyo" acompañado con aceitunas. Hay pocas peleas y
se habla mucho sobre cualquier tema. Campea cierto orgullo ciudadano y una
especial curiosidad. "Queremos carne y barata" parece ser el grito de
batalla de las amas de casa de 1823. Una ordenanza prohíbe vender caro al vital
producto rioplatense, pero los edictos nada pueden contra la sequía. La de este
año es violenta y los estancieros no envían animales al matadero. La poca que
se vende motiva peleas en el mercado entre sirvientes de distintas familias.
Para colmo, el pan es un artículo de lujo. En los barrios, el drama se trata de
sobrellevar con galleta y mate. Dieta fatal, aunque permite sobrevivir.
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