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1818
En el Congreso
de Aquisgrán, Europa resuelve problemas demorados y decide librar a Francia de
la ocupación extranjera. Durante la reunión, Inglaterra mociona por que
no se intervenga en los asuntos de América del Sur, lo que se aprueba.
Con el nombre de Carlos XIV asciende al trono de Suecia Bernadotte, en tanto
dos libros ocupan a los exquisitos: el "Endymión", del poeta Keats, y "Safo",
de Grillparzer. Se concreta un nuevo paso hacia la fotografía: Niepce
descubre que el betún de Judea se hace insoluble al ser expuesto al sol.
Pero la noticia más "peligrosa" del Viejo Mundo está en Cádiz para
nosotros. Fernando VII alista allí una expedición de 20.000 hombres "para
extirpar de raíz la revolución de Buenos Aires". Pero nada parece alterar
el espíritu aguerrido que se nota en la ciudad, la que afronta dos crecientes
mayúsculas con muchos ahogados en las zonas ribereñas.
Hay sorpresas de otro orden ya que llegan al puerto local unos "criollos del
mar" a quienes se escucha con avidez. Son loberos porteños que han estado
navegando y cazando focas en los costados de una tierra que mueve la
imaginación: la Antártida. La espectacular nota artística la da un esclavo -
precisamente del Director Supremo Pueyrredón - el que se convierte en el primer
porteño pintor. Su nombre es Fermín Gayoso y se lo elogia con
calor. Se produce en Chile el desastre de Cancha Rayada, donde una
maniobra genial de Las Heras consigue salvar intacta a una división patriota
que corría riesgo de desaparecer. La derrota baja los ánimos pero por
sólo una quincena ya que San Martín obtiene una aplastante victoria en
los llanos de Maipú, considerada en ese momento la batalla más cruenta ocurrida
en América del Sur: solamente en nuestras filas hubo mil muertos. Este
encuentro es decisivo y el general "godo" Osorio debe abandonar su idea de
desplazar al ejército venido del otro lado "del Ande". Se declara la
independencia de Chile pero el fusilamiento de los hermanos Carrera (Juan José
y José Luis) encrespa los ánimos. La responsabilidad recae sobre San
Martín, aunque es Monteagudo - su brazo apasionado - el que toma la grave
determinación en San Luis. Monteagudo es personaje popular en Buenos
Aires luego de sus múltiples anécdotas en defensa de la Revolución de Mayo,
flaqueante a partir de 1811. Su figura legendaria anda principalmente en
boca de las muchachas patricias, las que según un cronista "social" de la
época, se muestran inquietadas por el aspecto varonil del joven militar. Se
cuenta que las rnisas de 10, en Santo Domingo, a las que acude Monteagudo, son
las más concurridas. Las damiselas porteñas asisten semidesmayadas a la
costumbre de éste de entrar al recinto "reventando flores de nardos con los
dedos".
También ha
llegado a Buenos Aires su fama de héroe homérico en el Ejército Libertador
donde otra costumbre -ahora ante sus soldados - lo eleva al grado de semidiós;
por las mañanas, en plena cordillera, suele bañarse perforando primero el hielo
de los lagos helados. En una comunidad "familiar" hechos como éste asumen
valores singulares. Buenos Aires habla de sí y de su gente. Por eso
el chisme también enfoca a una pareja recien formada: la del caudillo
entrerriano Francisco "Pancho" Ramírez y la Delfina. De esta hermosa
mujer que usa una pluma en su chambergo para retener su rubia cabellera se dice
que es hija ilegítima de un Virrey portugués que gobernó el Brasil. En la
ordenada sociedad de este año causa sensación por "distinta". Llega desde
París una nueva muestra de que Rivadavia se anda moviendo a pasos de gigante;
se interesa ante Pueyrredón para la explotación de minas en nuestro
territorio. Pero el gigante que llega, luego de una nueva victoria, es San
Martín. Esta vez entra de incógnito en la ciudad aunque muy pronto se
sabe de su arribo y es obligado a presentarse en el congreso a fin de recibir
un voto de gracias. Los congresistas acaban de resolver el "uso del sol
en la bandera de guerra".
En el interior, Estanislao López se proclama a sí mismo Gobernador de la
provincia de Santa Fe, mientras que los gauchos montoneros destruyen a las
fuerzas realistas de Vigil, en Salinas, frontera con el Alto Perú. El
hecho insólito se produce en la Ensenada de Barragán a donde arriba poniéndose
a disposición de las autoridades argentinas la fragata española Trinidad.
Formaba parte de la expedición que venía con refuerzos para Chile pero sus tripulantes
se rebelaron en alta mar optando por dirigirse a nuestro país.
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