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El status del embrión humano
Del 14 al 16 de febrero de 1997 tuvo lugar, en la Ciudad del Vaticano, la tercera Asamblea Plenaria de la Pontificia Academia para la Vida. Durante esta Asamblea, se dictaron conferencias acerca de la labor que se ha llevado a cabo durante los últimos dos años sobre el tema de "La identidad y el estatuto de persona del embrión humano". La investigación fue realizada por un grupo de estudio establecido por la propia Academia y compuesto por expertos de varios campos del saber relacionados con este tema.
Biólogos, médicos, filósofos, teólogos y juristas de diferentes países trabajaron juntos sobre el tema de la identidad y el estatuto del embrión humano, tema que es a un tiempo complejo y de gran importancia.
La labor de la Asamblea -- fiel al carácter de la Asamblea misma -- se ha desarrollado en el contexto de un intercambio interdisciplinar que ha reunido las contribuciones de las distintas maneras de abordar el tema, cuyas respectivas naturalezas y métodos eran necesarios debido al tema en cuestión.
Desde el punto de vista biológico, la formación y el desarrollo del embrión humano aparece como un proceso continuo, coordinado y gradual desde el momento de la fertilización, momento en el cual se constituye un nuevo organismo humano, dotado de la capacidad intrínseca de desarrollarse por sí mismo hasta llegar a ser un adulto. Las contribuciones más recientes de las ciencias biomédicas ofrecen adicionales y valiosas evidencias empirícas que demuestran la individualidad del embrión, así como la continuidad de su desarrollo. Por consiguiente, hablar de un pre-embrión es una interpretación incorrecta del dato biológico.
El juicio -- como acto de la mente humana -- sobre la naturaleza personal del embrión humano, surge necesariamente de la evidencia que ofrece el dato biológico, lo cual implica el reconocimiento de la presencia de un ser humano con una capacidad intrínseca para desarrollarse, y no simplemente una posibilidad de vida.
La exigencia ética de respetar y cuidar la vida e integridad del embrión, exigida a su vez por la presencia de un ser humano, encuentra su motivación en un concepto unitario del hombre ("Corpore et anima unus"), cuya dignidad personal debe ser reconocida desde el comienzo de su existencia física. Por lo tanto, el deber de respetar al embrión humano como persona humana se deriva de la realidad de los hechos y de la fuerza de la argumentación racional, y no exclusivamente de una postura de fe.
Desde el punto de vista jurídico, el meollo del debate en torno a la protección del embrión humano no consiste en la identificación de indicios tempranos o tardíos de "humanidad", sino en el reconocimiento de los derechos humanos fundamentales, en virtud de la presencia de un ser humano. Por encima de todo, el derecho a la vida y a la integridad física, desde el primer instante de la existencia, debe ser respetado, en virtud del principio de la igualdad.
FUENTE: Pontificia Academia para la Vida, Documento Final, Ciudad del Vaticano, 14 al 16 de febrero de 1997, pav@acdlife.va (Secretariado de la Pontificia academia para la Vida).
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