LOCALIZACIÓN, DETERMINACIÓN DEL TEMA, DETERMINACIÓN DE LA ESTRUCTURA, COMENTARIO FORMAL.
índice
I.
LOCALIZACIóN
II.
DETERMINACIóN
DEL TEMA
III.
DETERMINACIóN
DE LA ESTRUCTURA
IV.
COMENTARIO
FORMAL
IV.I Plano fónico
IV.II Plano
morfo-sintáctico
IV.III Plano
léxico-semántico
CONCLUSIóN
"A la inmensa mayoría"
"Pido la paz y la
palabra"
Blas de Otero
1955
Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre
aquel que
amó, vivió, murió por dentro
y un buen
día bajó a la calle: entonces
comprendió;
y rompió todos sus versos.
5
Así es, así fue. Salió una noche
echando espuma por los ojos, ebrio
de amor, huyendo sin saber adónde:
a donde el aire no apestase a muerto.
Tiendas de
paz, brizados pabellones,
10
eran sus brazos, como llama al viento;
olas de sangre contra el pecho,
enormes
olas
de odio, ved, por todo el cuerpo.
Aquí! Llegad! Ay! Ángeles atroces
en vuelo horizontal cruzan el cielo;
15
horribles peces de metal recorren
las espaldas del mar, de puerto a
puerto.
Yo doy todos mis versos por un hombre
en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso,
mi última voluntad. Bilbao, a once
20
de abril, cincuenta y tantos. Blas de
Otero.
I.
LOCALIZACIóN
El poema
analizado pertenece al conjunto de la obra de uno de los autores más complejos
de nuestra literatura: Blas de Otero. Su legado sintetiza perfectamente la
evolución de la poesía española desde el final de la guerra civil hasta los
años 70, atravesando diversas etapas desde la expresión de sus angustias
personales en un principio que más adelante desembocarían en una poesía de
carácter social.
Nacido en Bilbao en
el seno de una familia burguesa (1916), recibió una educación tradicional en el
colegio de los Jesuitas y tiempo después estudió Derecho en la Universidad de
Zaragoza. Su infancia y adolescencia estuvieron muy marcadas por diversos
problemas de carácter familiar y económico, un hecho que sin duda influyó bastante
en su poesía inicial.
Llegó a formar parte
del bando republicano durante la guerra civil, aunque finalmente caería
prisionero. Tras la guerra, sus comienzos literarios tuvieron lugar en
revistas, donde publicaba sus poemas. En el conjunto de su obra se puede
apreciar que Otero trabajaba mucho el lenguaje, utilizando abundantes recursos
estilísticos de todo tipo, con aliteraciones, paralelismos, juegos
conceptuales, léxico popular, etc.
Su obra se encuentra
dividida en cuatro etapas: en la primera, que constituye su poesía inicial, se
encuentra "Cántico
espiritual", publicada en 1942. Más adelante, a raíz de una crisis
existencial en la que influyó la obra de Dámaso Alonso "Hijos de la ira", Blas de
Otero desecharía esta poesía primeriza e iniciaría una etapa de poesía
desarraigada, con dos obras importantes: "Ángel fieramente humano" en 1949 y "Redoble de
Conciencia" una año después. Ésta última obra fue galardonada con el
Premio Boscán, tras el cual Otero vendió su biblioteca y se trasladó a París,
donde militó en el partido comunista, ya que su ideología no comulgaba con el
régimen franquista.
Su tercera etapa
está constituida por una poesía social que contrasta mucho con sus inicios en
la poesía existencialista. En este período destacan "Pido la paz y la palabra"
de 1955 (obra a la que pertenece el poema analizado), "Ancia" en 1958, obra en la
que compila lo mejor de su segunda etapa, "En castellano" de 1959 y "Que trata de
España"
en 1964.
Ya en su última
época, la poesía final, publica "Mientras" e "Historias fingidas y verdaderas"
en 1970. Durante este tiempo visita las grandes naciones comunistas de la
época, la Unión Soviética, China y Cuba, aunque en 1968 tiene que regresar a
España debido al avanzado estado de su cáncer. Blas de Otero fallece en Madrid
en el año 1979 en compañía de Sabina de la Cruz, cuatro años después de la
muerte de Franco, y habiendo vivido al fin la legalización del partido
comunista en España.
II.
DETERMINACIóN DEL TEMA
La metamorfosis del
poeta.
En este
complejo poema dedicado a la inmensa mayoría, Blas de Otero pretende narrar la
profunda transformación que ha sufrido al pasar de un estado de profunda
angustia personal a otro de denuncia social y colectiva. Para ello realiza una
rigurosa descripción de un hombre y de su contacto con el mundo (y como se
demostrará más adelante, ese hombre no era otro sino el mismo Otero), y cómo la
solución para lograr la salvación individual se encontraba en la búsqueda de la
paz interior. Además aprovecha para criticar determinados aspectos sociales
injustos como puede ser la guerra y sus consecuencias.
III.
DETERMINACIóN DE LA
ESTRUCTURA
El texto es
susceptible de ser dividido en tres partes:
1 parte:
V(1-4): "Aquí tenéis, en canto y alma (...)
y rompió todos sus versos" (...)
En
estos primeros versos, el autor realiza una breve pero concisa presentación del
hombre protagonista (que más adelante demostrará ser él mismo), y del comienzo
de su historia introduciendo la narración de la misma. Este primer cuarteto no
será resuelto hasta el último, donde se encuentra la clave de interpretación
del poema.
2
parte:
V(5-16):
(...) "Así es, así fue. Salió una noche (...)
de puerto a puerto" (...)
* V(13-16):
(...) "Aquí! Llegad! Ay! (...)
de puerto a puerto" (...)
Ya
en el núcleo del poema, comienza la descripción del hombre y la narración de su
historia. Mediante hábiles metáforas queda plasmado en el texto cada detalle
del personaje en contacto con el mundo que le rodea, y la angustia que rodea la
búsqueda de la salvación.
También
es apreciable una subdivisión en este fragmento: en el penúltimo cuarteto Blas
de Otero recurre a explícitas metáforas para denunciar la crueldad y la
inhumana masacre que suponen las guerras, algo que por desgracia sucedía con
bastante frecuencia en aquella época.
3 parte:
V(17-20):
(...) "Yo doy todos mis versos (...)
cincuenta y tantos. Blas de Otero"
Por
último, en el cuarteto final, el autor nos proporciona la clave necesaria para
la correcta interpretación del poema: él es el hombre descrito, el hombre cuya
historia es narrada y que tras su profunda transformación busca la salvación en
la paz interior al abrirse al mundo, bajar a la calle y conocer el más allá
existente detrás de las fronteras que le marcaba su angustia vital.
IV.
COMENTARIO FORMAL
IV.I PLANO
FóNICO
El
poema se encuentra compuesto por veinte versos de arte mayor divididos en cinco
cuartetos siguiendo el esquema del serventesio: rima cruzada o alternante
(ABAB) y asonante en todo el texto.
Este
tipo de composición suele determinar el tipo de ritmo marcado en la mayoría de
los poemas, pero en este caso es el poeta el que impone su propio ritmo con la
inclusión de diversas pausas de todo tipo, ralentizándolo o dinamizándolo según
sus necesidades. Por ejemplo, el cuarto cuarteto (versos 13-16) comienza con un
ritmo lento y fuertemente marcado por la aparición de tres exclamaciones: Aquí!
Llegad! Ay!. Pero inmediatamente después el ritmo acelera de nuevo
hasta recobrar el nivel normal propio de un cuarteto típico. Así sucede también
en el segundo cuarteto (versos 5-8).
En
el texto aparecen dos puntos en dos ocasiones: la primera, en el verso tres: "y un buen
día bajó a la calle: entonces comprendió". En esta ocasión su
función es meramente consecutiva (la segunda proposición como consecuencia de
la primera), pero no sucede así en el verso siete: "Huyendo sin saber adónde: a donde el
aire no apestase a muerto". Aquí aparecen para introducir la
respuesta a la interrogativa retórica implícita en dicho verso, ya que la contestación
viene ya formulada con la pregunta.
Es
complicado definir la función del lenguaje en el texto, ya que aparecen dos
tipos entremezclados: la función representativa, ya que la misión principal del
poema es comunicar la historia, las denuncias sociales y la transformación
sufrida por el poeta. Y la expresiva también se encuentra presente, al poder
percibirse con total claridad el estado de ánimo del escritor y sus
sentimientos con respecto a determinados temas y situaciones. Pero incluso
podría aceptarse la existencia de la función conativa, ya en que el mismo
título (A la inmensa mayoría) y en el primer verso ("Aquí tenéis..."), adquiere
una especial relevancia el receptor del mensaje o poema, los lectores. Por lo
tanto, es difícil pronunciarse al respecto.
Y
finalmente, es necesario comentar las diversas aliteraciones presentes en el
poema. Comienzan ya en el mismo título, A la inmensa mayoría, de carácter nasal
que expresan inquietud y angustia, uno de los temas que trata el autor en el
poema. En el verso 4, "comprendió: y rompió...", aparece
una combinación de vibrantes y oclusivas que añaden dinamismo, ímpetu y
entusiasmo al ya expresivo verso. En el verso 5, "así es, así fue", un conjunto de
fricativas que expresan las dudas iniciales del poeta ante la transformación
que se avecinaba. En los versos 9-10, "brizados pabellones eran sus
brazos",
aparece una brillante composición de vibrantes, fricativas y oclusivas, que
logran proporcionar a la descripción del hombre el ímpetu y el dinamismo que requiere.
Y por último, en el verso 15, "horribles peces de metal recorren",
un grupo de aliteraciones vibrantes que producen un efecto violento en la
denuncia social a la guerra.
IV.II PLANO MORFOSINTÁCTICO
Los verbos
existentes en el texto se encuentran distribuidos según las necesidades del
autor: así, en el primer cuarteto que realiza una función introductoria, se
inicia con un presente simple (tenéis) como presentación a los lectores,
y automáticamente comienza la descripción del hombre protagonista. Durante la
narración de su historia se utilizan únicamente tiempos de pasado (amó, vivió,
murió, salió...) ya que el poema es posterior a ella. Es importante
el hecho de que el autor resuma toda la angustia vital de su vida en tan sólo
tres verbos: amó, vivió, murió por dentro. A partir de este punto, Otero
decide romper con el pasado y volver a empezar.
Pero
hay un verbo que rompe el esquema: "Así es, así fue", verso cinco.
Probablemente fue utilizado para dotar de cierto valor presente al relato, haciéndolo
intemporal: lo que está siendo contado ya ha sucedido, pero existe gente a la
que le está ocurriendo lo mismo actualmente. En el segundo cuarteto aparecen
dos gerundios (echando, huyendo), que sin duda le proporcionan mayor
realismo y dinamismo a la descripción del sujeto. Por último, en los dos
cuartetos finales, la acción vuelve a desarrollarse en un tiempo presenta, al
tratarse de la denuncia social contra la guerra y el cuarteto conclusión del
poema.
Cabe destacar
los dos imperativos que figuran en el verso 12, ved, y en el verso 13, llegad.
Mediante el uso del primero el autor consigue que el lector se implique en el
poema, dirigiéndose a él y haciéndole partícipe de la acción. El segundo es
bastante desconcertante, ya que si lo que Blas de Otero pretende es denunciar
el fenómeno de la guerra, cabe suponer que no desea que dicho fenómeno
reaparezca en su país: entonces resulta extraño que atraiga la atención de las
máquinas de guerra. O tal vez reclame ayuda de la sociedad para evitarlas... lo
cierto es que no es demasiado preciso en este aspecto.
Los
sustantivos utilizados son de carácter común, sin el empleo de tecnicismos ni
cultismos (excepto el adjetivo brizados, una palabra en desuso
actualmente, que significaba acunados), destacando varios por la fuerte carga
semántica que conllevan, como alma, ebrio, amor, muerto, paz, sangre, odio,
carne y hueso.
En el verso 6,
figura "ebrio
de amor": esta bella expresión simboliza la ruptura de Blas de Otero
con su pasado. Ya había amado una vez, pero ahora está dispuesto a comenzar de
nuevo para conseguir por fin la ansiada paz interior. Y para ello, evita los
lugares que antes frecuentaba ("donde el aire no apestase a muerto"),
dispuesto a amar, a denunciar la injusticia y la crueldad, y a descubrir la
sociedad a la que antes evitaba.
También son
importante las connotaciones que se le aplican en el verso tres al término "calle".
La calle representa todo el mundo y toda la sociedad en la que nunca antes
había podido vivir ya que las propias fronteras de la angustia vital se lo
impedían. Por ello, al descubrir que existe un mundo diferente más allá de la
propia persona, el personaje decide aventurarse en él y romper con su pasado.
En lo
referente a la adjetivación, ha de notarse una mínima presencia de ornamentos
puramente estéticos, justo lo necesario para que el texto pueda ser a la vez
entendible y elegante. Los únicos reseñables son "buen día", en el verso tres, ya que destaca lo
positivo del descubrimiento de un mundo exterior antes desconocido, "brizados",
en el verso 9, adjetivo actualmente en desuso con un significado similar a
"acunados", y "atroces", en el verso 13, por el cariz despectivo y crítico
que aporta a la denuncia social de le guerra.
También es
importante mencionar los diversos encabalgamientos existentes en el texto, que
demuestran que Blas de Otero es un auténtico maestro en esta materia. Mediante
su uso quiebra la clásica concepción versal y pone de relieve determinadas
palabras y/o sensaciones. Entre los más abruptos destacan el de los versos 1-2,
"hombre aquel que
amó", poniendo de manifiesto la importancia del hombre y de su amor
en el poema, el de los versos 6-7, "ebrio de amor", destacando el sustantivo antes
comentado, y el de los versos 13-14, "ángeles atroces en vuelo horizontal", dejando entrever el
terror que en él inspiraban aquellas máquinas bélicas.
Y finalmente,
en cuanto a los tipos de oraciones presentes en el texto, cabe destacar la
presencia de tres estructuras exclamativas seguidas al comienzo del verso 13: "Aquí! Llegad!
Ay!". Su función es proporcionar un mayor énfasis a la crítica o
denuncia social del fenómeno de la guerra, poniendo de relieve el temor de una
persona que ha tomado parte en él y del cual guarda desagradables recuerdos.
IV.III. PLANO
LÉXICO-SEMÁNTICO
El
poema se encuentra redactado en un lenguaje popular y cotidiano, aunque la
complejidad de los sentimientos expresados en él dificulta su comprensión en un
principio, sobre todo si se desconoce la mentalidad del autor. Aun así, el
carácter plástico de su lenguaje en ocasiones puede llegar a simplificar mucho
las estructuras, lo que constituye un importante punto a su favor.
En
el texto abundan las figuras literarias, ya que mediante su uso se facilita
mucho la expresión de sentimientos tan complejos como el amor y el odio.
Comenzando por las metáforas, en el verso 6 aparece "echando espuma por los ojos",
que representa el estado de semi-locura y ansiedad que demuestra el
protagonista al inicio de su historia, tras lograr ver el mundo más allá de él
mismo. Más adelante, en los versos 9-10, compara sus brazos con "tiendas de
paz" y con "llama al viento", constituyendo un símil.
Intentando librarse de la angustia que le persigue, agita los brazos para
ahuyentarla o en señal de su nueva libertad en un lugar desconocido, en estos
momentos representan su único medio de comunicación. Y después dos claras
metáforas: "Ángeles
atroces"
representando aviones de guerra, y "peces de metal" simbolizando barcos o
submarinos, también artefactos bélicos.
En
los versos 11-12 se produce una anáfora, con la repetición del sustantivo "olas"
al comienzo de cada uno de los versos. Y en el primer verso aparece "en canto y
alma": esta estructura es muy similar a la fórmula evangélica "en
cuerpo y alma", por lo que se deduce que se trata de una ruptura de la frase
original con la sustitución de uno de sus componentes. También guarda una
estrecha relación con la frase presente en el verso 18, "en carne y hueso", por lo
que podría tratarse de un paralelismo entre ambas estructuras.
Pero
sin duda, el aspecto más importante es el desdoblamiento que se produce entre
el "yo" lírico y el "yo" biográfico, al más puro estilo romántico. En el primer
cuarteto se presenta al que será el protagonista del poema, un hombre dispuesto
a romper con su pasado. Pero la cuestión no se resuelve hasta el último
cuarteto, donde Blas de Otero se identifica con ese hombre y se descubre como
protagonista de su propio poema. Él es el personaje que desea dejar atrás su
angustia personal para adentrarse en la vida social y hacer valer su talento
denunciando los aspectos mundanos más injustos.
CONCLUSIóN