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Energía nuclear, energía liberada durante la fisión o fusión de núcleos
atómicos. Las cantidades de energía que pueden obtenerse mediante procesos
nucleares superan con mucho a las que pueden lograrse mediante procesos
químicos, que sólo implican las regiones externas del átomo.
La energía de cualquier sistema, ya sea físico, químico o nuclear, se
manifiesta por su capacidad de realizar trabajo o liberar calor o radiación. La
energía total de un sistema siempre se conserva, pero puede transferirse a otro
sistema o convertirse de una forma a otra.
Hasta el siglo XIX, el principal combustible era la leña, cuya energía procede
de la energía solar acumulada por las plantas. Desde la Revolución Industrial,
los seres humanos dependen de los combustibles fósiles -carbón o petróleo-, que
también constituyen energía solar almacenada. Cuando se quema un combustible
fósil como el carbón, los átomos de hidrógeno y carbono que lo constituyen se
combinan con los átomos de oxígeno del aire; se produce agua y dióxido de carbono
y se libera calor, unos 1,6 kilovatios hora por kilogramo de carbón, o unos 10
electrovoltios (eV) por átomo de carbono. Esta cantidad de energía es típica de
las reacciones químicas que corresponden a cambios en la estructura electrónica
de los átomos. Parte de la energía liberada como calor mantiene el combustible
adyacente a una temperatura suficientemente alta para que la reacción continúe.
El átomo
El átomo está formado por un pequeño núcleo, cargado positivamente, rodeado de
electrones. El núcleo, que contiene la mayor parte de la masa del átomo, está
compuesto a su vez de neutrones y protones, unidos por fuerzas nucleares muy
intensas, mucho mayores que las fuerzas eléctricas que ligan los electrones al
núcleo. El número másico A de un núcleo expresa el número de nucleones
(neutrones y protones) que contiene; el número atómico Z es el número de
protones, partículas con carga positiva. Los núcleos se designan como
 X; por ejemplo, la expresión U representa el uranio
235. Véase Isótopo.
La energía de enlace de un núcleo mide la intensidad con que las fuerzas
nucleares mantienen ligados a los protones y neutrones. La energía de enlace
por nucleón, es decir, la energía necesaria para separar del núcleo un neutrón
o un protón, depende del número másico. La curva de las energías de enlace (ver
tabla Energía de enlace nuclear) implica que si dos núcleos ligeros, que ocupan
posiciones muy bajas en la tabla, se fusionan para formar un núcleo de mayor
peso (o si un núcleo pesado, que ocupa posiciones muy altas en la tabla, se
divide en dos de menor peso), los núcleos resultantes están ligados con más
fuerza, por lo que se libera energía.
La fusión de dos núcleos ligeros libera millones de electrovoltios (MeV), como
ocurre cuando dos núcleos de hidrógeno pesado o deuterones (H) se
combinan según la reacción
para producir un núcleo de helio 3, un neutrón libre (n) y 3,2 MeV,
o 5,1 � 10-13 julios (J). También se libera energía nuclear cuando se induce la
fisión de un núcleo pesado como el U mediante la absorción de un
neutrón, como en la reacción
que produce cesio 140, rubidio 93, tres neutrones y 200 MeV, o 3,2 � 10-11 J.
Una reacción de fisión nuclear libera una energía 10 millones de veces mayor
que una reacción química típica. Véase Física nuclear.
Energía nuclear de fisión
Las dos características fundamentales de la fisión nuclear en cuanto a la
producción práctica de energía nuclear resultan evidentes en la ecuación (2)
expuesta anteriormente. En primer lugar, la energía liberada por la fisión es
muy grande. La fisión de 1 kg de uranio 235 libera 18,7 millones de kilovatios
hora en forma de calor. En segundo lugar, el proceso de fisión iniciado por la
absorción de un neutrón en el uranio 235 libera un promedio de 2,5 neutrones en
los núcleos fisionados. Estos neutrones provocan rápidamente la fisión de
varios núcleos más, con lo que liberan otros cuatro o más neutrones adicionales
e inician una serie de fisiones nucleares automantenidas, una reacción en
cadena que lleva a la liberación continuada de energía nuclear.
El uranio presente en la naturaleza sólo contiene un 0,71% de uranio 235; el
resto corresponde al isótopo no fisionable uranio 238. Una masa de uranio
natural, por muy grande que sea, no puede mantener una reacción en cadena,
porque sólo el uranio 235 es fácil de fisionar. Es muy improbable que un
neutrón producido por fisión, con una energía inicial elevada de
aproximadamente 1 MeV, inicie otra fisión, pero esta probabilidad puede
aumentarse cientos de veces si se frena el neutrón a través de una serie de
colisiones elásticas con núcleos ligeros como hidrógeno, deuterio o carbono. En
ello se basa el diseño de los reactores de fisión empleados para producir
energía.
En diciembre de 1942, en la Universidad de Chicago (EEUU), el físico italiano
Enrico Fermi logró producir la primera reacción nuclear en cadena. Para ello
empleó un conjunto de bloques de uranio natural distribuidos dentro de una gran
masa de grafito puro (una forma de carbono). En la 'pila' o reactor nuclear de
Fermi, el 'moderador' de grafito frenaba los neutrones y hacía posible la
reacción en cadena.
Reactores de energía nuclear
Los primeros reactores nucleares a gran escala se construyeron en 1944 en
Hanford, en el estado de Washington (EEUU), para la producción de material para
armas nucleares. El combustible era uranio natural; el moderador, grafito.
Estas plantas producían plutonio mediante la absorción de neutrones por parte
del uranio 238; el calor generado no se aprovechaba.
Reactores de agua ligera y pesada
En todo el mundo se han construido diferentes tipos de reactores
(caracterizados por el combustible, moderador y refrigerante empleados) para la
producción de energía eléctrica. Por ejemplo, en Estados Unidos, con pocas
excepciones, los reactores para la producción de energía emplean como
combustible nuclear óxido de uranio isotópicamente enriquecido, con un 3% de
uranio 235. Como moderador y refrigerante se emplea agua normal muy purificada.
Un reactor de este tipo se denomina reactor de agua ligera (RAL).
En el reactor de agua a presión (RAP), una versión del sistema RAL, el
refrigerante es agua a una presión de unas 150 atmósferas. El agua se bombea a
través del núcleo del reactor, donde se calienta hasta unos 325 �C. El agua
sobrecalentada se bombea a su vez hasta un generador de vapor, donde a través
de intercambiadores de calor calienta un circuito secundario de agua, que se
convierte en vapor. Este vapor propulsa uno o más generadores de turbinas que
producen energía eléctrica, se condensa, y es bombeado de nuevo al generador de
vapor. El circuito secundario está aislado del agua del núcleo del reactor, por
lo que no es radiactivo. Para condensar el vapor se emplea un tercer circuito
de agua, procedente de un lago, un río o una torre de refrigeración. La vasija
presurizada de un reactor típico tiene unos 15 m de altura y 5 m de diámetro,
con paredes de 25 cm de espesor. El núcleo alberga unas 80 toneladas de óxido
de uranio, contenidas en tubos delgados resistentes a la corrosión y agrupados
en un haz de combustible.
En el reactor de agua en ebullición (RAE), otro tipo de RAL, el agua de
refrigeración se mantiene a una presión algo menor, por lo que hierve dentro
del núcleo. El vapor producido en la vasija presurizada del reactor se dirige
directamente al generador de turbinas, se condensa y se bombea de vuelta al
reactor. Aunque el vapor es radiactivo, no existe un intercambiador de calor
entre el reactor y la turbina, con el fin de aumentar la eficiencia. Igual que
en el RAP, el agua de refrigeración del condensador procede de una fuente
independiente, como un lago o un río.
El nivel de potencia de un reactor en funcionamiento se mide constantemente con
una serie de instrumentos térmicos, nucleares y de flujo. La producción de energía
se controla insertando o retirando del núcleo un grupo de barras de control que
absorben neutrones. La posición de estas barras determina el nivel de potencia
en el que la reacción en cadena se limita a automantenerse.
Durante el funcionamiento, e incluso después de su desconexión, un reactor
grande de 1.000 megavatios (MW) contiene una radiactividad de miles de millones
de curios. La radiación emitida por el reactor durante su funcionamiento y por
los productos de la fisión después de la desconexión se absorbe mediante
blindajes de hormigón de gran espesor situados alrededor del reactor y del
sistema primario de refrigeración. Otros sistemas de seguridad son los sistemas
de emergencia para refrigeración de este último, que impiden el
sobrecalentamiento del núcleo en caso de que no funcionen los sistemas de
refrigeración principales. En la mayoría de los países también existe un gran
edificio de contención de acero y hormigón para impedir la salida al exterior
de elementos radiactivos que pudieran escapar en caso de una fuga.
Aunque al principio de la década de 1980 había 100 centrales nucleares en
funcionamiento o en construcción en Estados Unidos, tras el accidente de Three
Mile Island (ver más adelante) la preocupación por la seguridad y los factores
económicos se combinaron para bloquear el crecimiento de la energía nuclear.
Desde 1979, no se han encargado nuevas centrales nucleares en Estados Unidos y
no se ha permitido el funcionamiento de algunas centrales ya terminadas. En
1990, alrededor del 20% de la energía eléctrica generada en Estados Unidos
procedía de centrales nucleares, mientras que este porcentaje es casi del 75%
en Francia.
En el periodo inicial del desarrollo de la energía nuclear, en los primeros
años de la década de 1950, sólo disponían de uranio enriquecido Estados Unidos
y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Por ello, los programas
de energía nuclear de Canadá, Francia y Gran Bretaña se centraron en reactores
de uranio natural, donde no puede emplearse como moderador agua normal porque
absorbe demasiados neutrones. Esta limitación llevó a los ingenieros
canadienses a desarrollar un reactor enfriado y moderado por óxido de deuterio
(D2O), también llamado agua pesada. El sistema de reactores canadienses de
deuterio-uranio (CANDU), empleado en 20 reactores, ha funcionado
satisfactoriamente, y se han construido centrales similares en la India,
Argentina y otros países.
En Gran Bretaña y Francia, los primeros reactores de generación de energía a
gran escala utilizaban como combustible barras de metal de uranio natural,
moderadas por grafito y refrigeradas por dióxido de carbono (CO2) gaseoso a
presión. En Gran Bretaña, este diseño inicial fue sustituido por un sistema que
emplea como combustible uranio enriquecido. Más tarde se introdujo un diseño
mejorado de reactor, el llamado reactor avanzado refrigerado por gas (RAG). En
la actualidad, la energía nuclear representa casi una cuarta parte de la
generación de electricidad en el Reino Unido. En Francia, el tipo inicial de reactor
se reemplazó por el RAP de diseño estadounidense cuando las plantas francesas
de enriquecimiento isotópico empezaron a proporcionar uranio enriquecido. Rusia
y los otros Estados de la antigua URSS tienen un amplio programa nuclear, con
sistemas moderados por grafito y RAP. A principios de la década de 1990,
estaban en construcción en todo el mundo más de 120 nuevas centrales nucleares.
En España, la tecnología adoptada en los reactores de las centrales nucleares
es del tipo de agua ligera; sólo la central de Vandell�s tiene reactor de
grafito refrigerado con CO2.
Reactores de propulsión
Para la propulsión de grandes buques de superficie, como el portaaviones
estadounidense Nimitz, se emplean reactores nucleares similares al RAP. La
tecnología básica del sistema RAP fue desarrollada por primera vez en el
programa estadounidense de reactores navales dirigido por el almirante Hyman
George Rickover. Los reactores para propulsión de submarinos suelen ser más
pequeños y emplean uranio muy enriquecido para que el núcleo pueda ser más
compacto. Estados Unidos, Gran Bretaña, Rusia y Francia disponen de submarinos
nucleares equipados con este tipo de reactores.
Estados Unidos, Alemania y Japón utilizaron durante periodos limitados tres
cargueros oceánicos experimentales con propulsión nuclear. Aunque tuvieron
éxito desde el punto de vista técnico, las condiciones económicas y las
estrictas normas portuarias obligaron a suspender dichos proyectos. Los
soviéticos construyeron el primer rompehielos nuclear, el Lenin, para emplearlo
en la limpieza de los pasos navegables del Ártico.
Reactores de investigación
En muchos países se han construido diversos reactores nucleares de pequeño
tamaño para su empleo en formación, investigación o producción de isótopos
radiactivos. Estos reactores suelen funcionar con niveles de potencia del orden
de 1 MW, y es más fácil conectarlos y desconectarlos que los reactores más
grandes utilizados para la producción de energía.
Una variedad muy empleada es el llamado reactor de piscina. El núcleo está
formado por material parcial o totalmente enriquecido en uranio 235, contenido
en placas de aleación de aluminio y sumergido en una gran piscina de agua que
sirve al mismo tiempo de refrigerante y de moderador. Pueden colocarse
sustancias directamente en el núcleo del reactor o cerca de éste para ser
irradiadas con neutrones. Con este reactor pueden producirse diversos isótopos
radiactivos para su empleo en medicina, investigación e industria (véase
Isótopo trazador). También pueden extraerse neutrones del núcleo del reactor
mediante tubos de haces, para utilizarlos en experimentos.
Reactores autorregenerativos
Existen yacimientos de uranio, la materia prima en la que se basa la energía
nuclear, en diversas regiones del mundo. No se conoce con exactitud sus
reservas totales, pero podrían ser limitadas a no ser que se empleen fuentes de
muy baja concentración, como granitos y esquistos. Un sistema ordinario de
energía nuclear tiene un periodo de vida relativamente breve debido a su muy
baja eficiencia en el uso del uranio: sólo aprovecha aproximadamente el 1% del
contenido energético del uranio.
La característica fundamental de un 'reactor autorregenerativo' es que produce
más combustible del que consume. Lo consigue fomentando la absorción de los neutrones
sobrantes por un llamado material fértil. Existen varios sistemas de reactor
autorregenerativo técnicamente factibles. El que más interés ha suscitado en
todo el mundo emplea uranio 238 como material fértil. Cuando el uranio 238
absorbe neutrones en el reactor, se convierte en un nuevo material fisionable,
el plutonio, a través de un proceso nuclear conocido como desintegración
 (beta). La secuencia de las reacciones nucleares es la siguiente:
En la desintegración beta, un neutrón del núcleo se desintegra para dar lugar a
un protón y una partícula beta.
Cuando el plutonio 239 absorbe un neutrón, puede producirse su fisión, y se
libera un promedio de unos 2,8 neutrones. En un reactor en funcionamiento, uno
de esos neutrones se necesita para producir la siguiente fisión y mantener en
marcha la reacción en cadena. Una media o promedio de 0,5 neutrones se pierden
por absorción en la estructura del reactor o el refrigerante. Los restantes 1,3
neutrones pueden ser absorbidos por el uranio 238 para producir más plutonio a
través de las reacciones indicadas en la ecuación (3).
El sistema autorregenerativo a cuyo desarrollo se ha dedicado más esfuerzo es
el llamado reactor autorregenerativo rápido de metal líquido (RARML). Para
maximizar la producción de plutonio 239, la velocidad de los neutrones que
causan la fisión debe mantenerse alta, con una energía igual o muy poco menor
que la que tenían al ser liberados. El reactor no puede contener ningún
material moderador, como el agua, que pueda frenar los neutrones. El líquido
refrigerante preferido es un metal fundido como el sodio líquido. El sodio
tiene muy buenas propiedades de transferencia de calor, funde a unos 100 �C y
no hierve hasta unos 900 �C. Sus principales desventajas son su reactividad química
con el aire y el agua y el elevado nivel de radiactividad que se induce en el
sodio dentro del reactor.
En Estados Unidos, el desarrollo del sistema RARML comenzó antes de 1950, con
la construcción del primer reactor autorregenerativo experimental, el llamado
EBR-1. Un programa estadounidense más amplio en el río Clinch fue cancelado en
1983, y sólo se ha continuado el trabajo experimental. En Gran Bretaña,
Francia, Rusia y otros Estados de la antigua URSS funcionan reactores
autorregenerativos, y en Alemania y Japón prosiguen los trabajos
experimentales.
En uno de los diseños para una central RARML de gran tamaño, el núcleo del
reactor está formado por miles de tubos delgados de acero inoxidable que
contienen un combustible compuesto por una mezcla de óxido de plutonio y
uranio: un 15 o un 20% de plutonio 239 y el resto uranio. El núcleo está
rodeado por una zona llamada capa fértil, que contiene barras similares llenas
exclusivamente de óxido de uranio. Todo el conjunto de núcleo y capa fértil
mide unos 3 m de alto por unos 5 m de diámetro, y está montado en una gran
vasija que contiene sodio líquido que sale del reactor a unos 500 �C. Esta
vasija también contiene las bombas y los intercambiadores de calor que ayudan a
eliminar calor del núcleo. El vapor se genera en un circuito secundario de
sodio, separado del circuito de refrigeración del reactor (radiactivo) por los
intercambiadores de calor intermedios de la vasija del reactor. Todo el sistema
del reactor nuclear está situado dentro de un gran edificio de contención de
acero y hormigón.
La primera central a gran escala de este tipo empleada para la generación de
electricidad, la llamada Super-Phénix, comenzó a funcionar en Francia en 1984.
En las costas del mar Caspio se ha construido una central de escala media, la
BN-600, para producción de energía y desalinización de agua. En Escocia existe
un prototipo de gran tamaño con 250 megavatios.
El RARML produce aproximadamente un 20% más de combustible del que consume. En
un reactor grande, a lo largo de 20 años se produce suficiente combustible para
cargar otro reactor de energía similar. En el sistema RARML se aprovecha
aproximadamente el 75% de la energía contenida en el uranio natural, frente al
1% del RAL.
Combustibles y residuos nucleares
Los combustibles peligrosos empleados en los reactores nucleares presentan
problemas para su manejo, sobre todo en el caso de los combustibles agotados,
que deben ser almacenados o eliminados de alguna forma.
El ciclo del combustible nuclear
Cualquier central de producción de energía eléctrica es sólo parte de un ciclo
energético global. El ciclo del combustible de uranio empleado en los sistemas
RAL es actualmente el más importante en la producción mundial de energía
nuclear, y conlleva muchas etapas. El uranio, con un contenido de
aproximadamente el 0,7% de uranio 235, se obtiene en minas subterráneas o a
cielo abierto. El mineral se concentra mediante trituración y se transporta a
una planta de conversión, donde el uranio se transforma en el gas hexafluoruro
de uranio (UF6). En una planta de enriquecimiento isotópico por difusión, el
gas se hace pasar a presión por una barrera porosa. Las moléculas que contienen
uranio 235, más ligeras, atraviesan la barrera con más facilidad que las que
contienen uranio 238. Este proceso enriquece el uranio hasta alcanzar un 3% de
uranio 235. Los residuos, o uranio agotado, contienen aproximadamente el 0,3%
de uranio 235. El producto enriquecido se lleva a una planta de fabricación de
combustible, donde el gas UF6 se convierte en óxido de uranio en polvo y
posteriormente en bloques de cerámica que se cargan en barras de combustible
resistentes a la corrosión. Estas barras se agrupan en elementos de combustible
y se transportan a la central nuclear.
Un reactor de agua a presión típico de 1.000 MW tiene unos 200 elementos de
combustible, de los que una tercera parte se sustituye cada año debido al
agotamiento del uranio 235 y a la acumulación de productos de fisión que
absorben neutrones. Al final de su vida, el combustible es enormemente
radiactivo debido a los productos de fisión que contiene, por lo que sigue
desprendiendo una cantidad de energía considerable. El combustible extraído se
coloca en piscinas de almacenamiento llenas de agua situadas en las
instalaciones de la central, donde permanece un año o más.
Al final del periodo de enfriamiento, los elementos de combustible agotados se
envían en contenedores blindados a una instalación de almacenamiento permanente
o a una planta de reprocesamiento químico, donde se recuperan el uranio no
empleado y el plutonio 239 producido en el reactor, y se concentran los
residuos radiactivos.
El combustible agotado todavía contiene casi todo el uranio 238 original,
aproximadamente un tercio del uranio 235 y parte del plutonio 239 producido en
el reactor. Cuando el combustible agotado se almacena de forma permanente, se
desperdicia todo este contenido potencial de energía. Cuando el combustible se
reprocesa, el uranio se recicla en la planta de difusión, y el plutonio 239
recuperado puede sustituir parcialmente al uranio 235 en los nuevos elementos
de combustible.
En el ciclo de combustible del RARML, el plutonio generado en el reactor
siempre se recicla para emplearlo como nuevo combustible. Los materiales
utilizados en la planta de fabricación de elementos de combustible son uranio
238 reciclado, uranio agotado procedente de la planta de separación isotópica y
parte del plutonio 239 recuperado. No es necesario extraer uranio adicional en
las minas, puesto que las existencias actuales de las plantas de separación
podrían suministrar durante siglos a los reactores autorregenerativos. Como
estos reactores producen más plutonio 239 del que necesitan para renovar su
propio combustible, aproximadamente el 20% del plutonio recuperado se almacena
para su uso posterior en el arranque de nuevos reactores autorregenerativos.
El paso final en cualquiera de los ciclos de combustible es el almacenamiento a
largo plazo de los residuos altamente radiactivos, que continúan presentando
peligro para los seres vivos durante miles de años. Varias tecnologías parecen
satisfactorias para el almacenamiento seguro de los residuos, pero no se han
construido instalaciones a gran escala para demostrar el proceso. Los elementos
de combustible pueden almacenarse en depósitos blindados y vigilados hasta que
se tome una decisión definitiva sobre su destino, o pueden ser transformados en
compuestos estables, fijados en material cerámico o vidrio, encapsulados en
bidones de acero inoxidable y enterrados a gran profundidad en formaciones
geológicas muy estables.
Seguridad nuclear
La preocupación de la opinión pública en torno a la aceptabilidad de la energía
nuclear procedente de la fisión se debe a dos características básicas del
sistema. La primera es el elevado nivel de radiactividad que existe en
diferentes fases del ciclo nuclear, incluida la eliminación de residuos. La
segunda es el hecho de que los combustibles nucleares uranio 235 y plutonio 239
son los materiales con que se fabrican las armas nucleares. Véase Lluvia
radiactiva.
En la década de 1950 se pensó que la energía nuclear podía ofrecer un futuro de
energía barata y abundante. La industria energética confiaba en que la energía
nuclear sustituyera a los combustibles fósiles, cada vez más escasos, y
disminuyera el coste de la electricidad. Los grupos preocupados por la
conservación de los recursos naturales preveían una reducción de la
contaminación atmosférica y de la minería a cielo abierto. La opinión pública
era en general favorable a esta nueva fuente de energía, y esperaba que el uso
de la energía nuclear pasara del terreno militar al civil. Sin embargo, después
de esta euforia inicial, crecieron las reservas en torno a la energía nuclear a
medida que se estudiaban más profundamente las cuestiones de seguridad nuclear
y proliferación de armamento. En todos los países del mundo existen grupos
opuestos a la energía nuclear, y las normas estatales se han hecho complejas y
estrictas. Suecia, por ejemplo, pretende limitar su programa a unos 10
reactores. Austria ha cancelado su programa. En cambio, Gran Bretaña, Francia,
Alemania y Japón siguen avanzando en este terreno.
El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) es el organismo encargado de velar en
España por la seguridad nuclear y la protección radiológica. Informa sobre la
concesión o retirada de autorizaciones, inspecciona la construcción, puesta en
marcha y explotación de instalaciones nucleares o radiactivas, participa en la
confección de planes de emergencia y promociona la realización de trabajos de
investigación.
Riesgos radiológicos
Los materiales radiactivos emiten radiación ionizante penetrante que puede
dañar los tejidos vivos. La unidad que suele emplearse para medir la dosis de
radiación equivalente en los ser
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