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RESURRECCION DEL ESTADO JUDíO
La situación antes de la guerra
Cuando hablamos de la Guerra de Liberación de Israel, nos referimos a la que estalló en la Tierra de Israel un día después del 29 de noviembre de 1947, en que las Naciones Unidas resolvieron la partición del país en dos estados: uno judío y otro árabe. Sin embargo, cabría encararla como parte y prolongación de la guerra por la independencia del pueblo judío, que se inició prácticamente después de la segunda guerra mundial y concluyó con el advenimiento del Estado y el rechazo de los ejércitos árabes invasores.
El origen de la Guerra por la independencia debe buscarse en los años en que las autoridades británicas en Palestina dieron a publicidad el "Libro Blanco", que limitaba cruelmente los derechos judíos a inmigrar y asentarse en el país. Durante la guerra, Gran Bretaña cerró las puertas de Israel para los refugiados del exterminio, que querían huir del infierno nazi de Europa y arribaban en pequeñas barcazas de intrépidos inmigrantes llamados "ilegales". Pocas de esas barcazas tocaron puerto seguro. Algunas fueron hundidas por los nazis o se perdieron en las profundidades del mar, por causas desconocidas. Pero las que llegaron a la costa fueron capturadas por los británicos, que deportaron a sus pasajeros a la Isla Mauricio, en donde se los confinó durante los años de las guerra.
Las autoridades británicas tampoco veían con agrado los pedidos de los judíos de Israel o los aceptaban a regañadientes y después de muchas vacilaciones. Gran Bretaña ignoró los clamores de los judíos en la Europa ocupada por los nazis, no los salvó de su destino amargo.
Solo al terminar la guerra y cuando se revelo en todo su horror la tragedia de los judíos de Europa, la población hebrea de Israel, con el apoyo de todo el pueblo judío, se lanzó a la lucha contra las restricciones del "Libro Blanco". Ya que las autoridades británicas se negaron enérgicamente a permitir la inmigración de siquiera un número reducido de refugiados, los judíos de Israel se vieron obligados a traerlos desconociendo la prohibición. Los británicos querían desarmar a la población hebrea, pese a saber que las armas estaban destinadas principalmente a la defensa propia contra los provocadores árabes. Querían destruir también, la administración independiente de la población judía de Israel y dañar las atribuciones de las entidades elegidas y consagradas.
Las medidas contra los judíos se fueron agudizando: se acrecentaron las persecuciones contra los barcos de inmigrantes "ilegales", los británicos aumentaron los efectivos de su ejercito en Israel, arrestaban a los miembros de la Haganá(defensa) y de los dos miembros de resistencia subterránea que se habían separado de ella (Etzel y Leji)y asaltaron mucho Kibutzim con el pretexto de buscar armas ilegales.
Por otra parte las agrupaciones de resistencia intensificaron su lucha contra los ingleses: atacaron campamentos militares, cometieron actos de sabotaje contra instalaciones del ejército y del gobierno, dañaron vías férreas y puentes.
Cuando la lucha se prolongó y se hizo más grave, el gobierno británico comprendió que no podría administrar el país, a menos que fuese al precio de muchas victimas humanas y de perdida de bienes por ambas partes. Por lo tanto el gobierno de Londres resolvió transferir el problema palestino a las Naciones Unidas. Allí, la mayoría se pronunció a favor del reclamo judío (no como esperaban los británicos).
La noche del 29 de Noviembre de 1947, se supo que el plan de Partición había obtenido la mayoría necesaria para la creación del Estado judío, pero nadie sabía lo que les esperaba el día siguiente.
El 30 de Noviembre por la mañana, los árabes de Israel empezaron a hostigar a sus vecinos judíos, les prendieron fuego a sus propiedades, las saquearon, dando muerte a cualquiera de los judíos que se les cruzara indefenso en el camino.
Esos actos, constituían el anticipo de una guerra e exterminio declarada por los árabes, cuyo objetivo no solo era impedir la instauración del Estado Judío, sino liquidar también a la población hebrea.
LA PRIMERA ETAPA: EL ENEMIGO A LAS PUERTAS DEL PAIS (Dic. 1947-Abril 1948
Los ataques árabes, iban dirigidos a dos objetivos principales: Los barrios limítrofes en las ciudades con población mixta; los caminos que unían los centros poblados por judíos pero que cruzaban zonas dominadas por los árabes.. Con el correr del tiempo también trataron de hostigar las localidades judías aisladas, con la esperanza de arrasarlas. Las batallas en los suburbios con población mixta tenían un carácter de "Guerra minúscula". Ésta, desarticuló el ritmo de vida, perjudicó seriamente los hogares o los bienes de muchos judíos y causó no pocas bajas. En ninguna parte, sin embargo, los árabes atacantes fueron capaces de conquistar o destruir algún barrio, como se lo proponían, ni de derribar las posiciones defensivas parra irrumpir en el coraz'on de las ciudades hebreas.
Hasta fines de abril de 1948 las batallas de libraron continua o intermitentemente, sin que se definieran a favor de un bando o del otro.
Mucho más graves fueron los ataques árabes a los medios de transporte judío en las carreteras, tanto por sus consecuencias como por el peligro que entrañaban. Si hubiesen impedido por completo las comunicaciones con Jerusalén, con el Neguev y la Galilea, los habitantes de esas comarcas habrían quedado expuestos al exterminio.
Los árabes lo sabían y por ello lanzaron a dicho frente a los mejores efectivos. Pero tambien la Hagana lo sabia y mando a sus unidades adiestradas.
La lucha más sangrienta se libró en el camino a Jerusalén. Allí fue notable el apoyo de los británicos a los árabes: no permitían que los acompañantes hebreos de los convoyes a Jerusalén portaran armas. En muchos casos los británicos no se limitaban al mero hostigamiento pasivo, sino que ayudaban activamente a los atacantes árabes, pues los defendían contra los refuerzos judíos que acudían a proteger el convoy.
También en el Neguev los árabes trataron de interrumpir las comunicaciones entre los poblados hebreos y de aislarlos, hasta conseguir su exterminio. Los combatientes judíos no podían limitarse a la defensa de una sola carretera principal, sino que debían proteger todos los caminos y atajos que unían a las localidades pequeñas... y lo hicieron. Tuvieron numerosas bajas, pero los árabes no lograron aislar por completo ni exterminar a ninguna de esas localidades.
Los miembros del Palmaj en la Galilea fueron los primeros que pasaron de la defensa a la ofensiva y se adelantaron a sus camaradas del resto del país: la liberación de la Galilea precedió a la de otras regiones. También allí se pagó un alto precio por el triunfo.
Los árabes también interrumpieron la conexión entre la Ciudad Nueva de Jerusalén y la Antigua, sitiaron el barrio judío de la Ciudad Vieja,, y la Haganá no pudo acudir en ayuda de los pocos defensores. También en esta ocasión contaron con la ayuda de los británicos, que reconocieron a la "Guardia Nacional" árabe como una fuerza militar "legal" y le suministraron armas y municiones. Al mismo tiempo les vedaron a los hebreos el uso de blindados.
En febrero, el tercer mes de la campaña, creció aun más la desigualdad a favor de los árabes que recibieron armas en cantidad ilimitada y cientos de soldados para el "Ejercito Salvador": Este ejército atacaba sin reparos incluso a la luz del día, mientras que los luchadores hebreos estaban obligados a hacerlo en las penumbras, para cuidarse de los británicos que gobernaban aún el país.
¿Advendría el Estado Judío?
En marzo prosiguieron los ataques árabes a los medios de transporte hebreo, y la ayuda de los británicos se hacía más notable. La falta de armas y municiones se acentuaba; los árabes, en cambio, recibían refuerzos en abundancia.
Es cierto que durante los cuatro meses, desde que empezaron las hostilidades, procuraron abrirse paso hasta la costa varios barcos con inmigrantes "ilegales", pero todos esos navíos fueron capturados por los británicos, que deportaron a sus pasajeros a Chipre. La única excepción fue el buque "Naciones Unidas", que entró a Naharia con sus 537 pasajeros.
También desde el punto de vista político había empeorado la situación de los judíos: Los Estados Unidos se retractaban de su apoyo a la Resolución de la O.N.U., en vista de la oposición árabe, y proponían un fideicomiso en vez de la creación de dos estados independientes.
Parecía que los hebreos de Israel habían perdido la partida y que es estado Judío no anvendría.
Pero precisamente ese mes, la Haganá acentuó su fuerza, aunque todavía clandestinamente: constituyó unidades más grandes y ultimó los preparativos para una movilización general de todos los hombres aptos para portar armas, hasta los 35 años de edad.
También las instituciones directivas de la población hebrea y del movimiento sionista (el Consejo Nacional y la Agencia Judía) se mantuvieron firmes en el deseo de llevar a la practica la Resolución de la O.N.U, y proclamaron la formación de un "Gobierno Judío Provisional" y de un "Consejo Provisional del Pueblo". La totalidad de la población hebrea los respaldó y prestó su apoyo.
LA SEGUNDA ETAPA: DE LA DEFENSA A LA OFENSIVA (ABRIL DE 1948- 15 DE MAYO DE 1948)
La evacuación de los ingleses de Israel signó la segunda etapa de la Guerra de la Liberación. A raíz de la misma los judíos y los árabes se alistaron unos frente a los otros, prontos para medirse sin la mediación de terceros. Sin embargo, los ingleses a medida que se marchaban, hacían todo lo posible para ayudar a los árabes y perjudicar a los hebreos: planearon la evacuación de tal modo que fuese factible transferir a los árabes las posiciones estratégicas importantes, las instalaciones de la Policía, los puestos de guardia que custodiaban los caminos principales.
Solo desde el momento en que los ingleses empezaron a irse, la Haganá pudo entregarse de lleno a reclutar efectivos, organizarlos en grandes unidades, adiestrarlos sin temor a que la descubrieran, obrar según criterio propio, destinar el número de hombres y armas necesarias sin cuidarse de interferencias perjudiciales.
Uno de los primeros resultados de la evacuación inglesa fueron los arribos de grandes embarques de armamentos comprados por la gente de la Haganá en el exterior, que antes no se podían traer debido a la vigilancia británica en los puertos y aeródromos.
El 2 de abril las fuerzas de la Haganá ejecutaron la Operación "Iftaj" destinada a depurar la Galilea Oriental de elementos hostiles y a protegerla contra una invasión desde Siria y el Líbano. También habia que librar los caminos del Norte de Tiberíades, hacia los poblados de la Alta Galilea.
La segunda operación de envergadura se denomino Najschon. Tuvo por meta franquear el camino a Jerusalén y romper el cerco mortificante.
Comenzó el 4 de abril de 1948 y duró diez días consecutivos; tomaron parte 1500 hombres.
El 13 de abril se rompió el cerco a la Jerusalén judía y se alcanzó la meta principal de la Operación. Los habitantes de la ciudad, que habían soportado un sitio difícil y estuvieron expuestos casi al hambre y la sed, acogieron a la gente del litoral con lágrimas de alegría. Los convoyes que trajeron comestibles, combustible, armas y municiones liberaron a Jerusalén de una larga pesadilla. Se trataba de la primera Operación de tanto alcance, planificada, con unidades agrupadas bajo un mando único; durante la presencia de los británicos, no había sido posible hacerlo.
La alegría del triunfo se vio enturbiada el mismo día: el convoy al Monte Scopus -que llevaba médicos, enfermeras, profesores y estudiantes a los centros científicos y al hospital en la colina- fue victima de un crimen horrendo. Setenta personas fueron asesinadas y el camino al Monte Scopus quedo semibloqueado, a partir de entonces, para los vehículos hebreos.
El 18 de abril finalizó la batalla por Tiberíades, de población mixta, con el triunfo de los judíos: los provocadores vencidos se retiraron, y también huyeron los civiles árabes de la ciudad; sus dirigentes los incitaron a hacerlo, con la promesa de que retornarían poco después para saquear los bienes judíos.
En esos días los ingleses evacuaron también otra ciudad de las Galilea, con población mixta: Safed. Le entregaron a los árabes la estación de Policía situada en el monte Canaán, desde donde se domina la región. Pese a la superioridad numérica árabe, los judíos rechazaron los ataques. A los judíos les fue imposible desalojar al enemigo de sus posiciones fortificadas. El 12 de mayo la Estación de Policía del monte Canaán fue capturada por el Palmaj y se puso fin a la victoriosa campaña por Safed. Costó no obstante, numerosas víctimas.
El 20 de abril, después de que los británicos hubieron evacuado por completo la ciudad concentrándose solo en torno al puerto, empezaron los combates decisivos por Haifa. Tampoco allí decidió la superioridad numérica o el armamento, sino la superioridad moral.
LA TERCERA ETAPA: LA RESISTENCIA A LA INVASIóN (15 DE MAYO DE 1948- 9 DE JULIO DE 1948)
El 15 de mayo las autoridades mandatarias anunciaron que abandonaron por completo la tierra de Israel y que se desinteresaban de lo que sucediera en adelante. No obedecieron la Resolución de la O.N.U. y no entregaron el gobierno en forma ordenada a los dos estados propuestos. Hicieron lo posible por fomentar el caos sin disimularlo mayormente y facilitaron la invasión desde los países árabes adyacentes. Estaban convencidos de que la población hebrea se desmoronaría militar, política y económicamente.
Apenas se proclamó el final del Mandato británico sobre Palestina, cinco ejércitos árabes invadieron el país. Enseguida avanzaron hacia los centros de la población judía, convencidos de que lograrían una victoria fácil y rápida.
El 15 de mayo la Dirección hebrea proclamó el advenimiento del Estado Judío, que recibió el nombre de Estado de Israel. Hicieron un ofrecimiento de paz, pero los países árabes no aceptaron sino que atacaron Israel desde todos los flancos.
Al ordenarse la primera tregua, después de casi un mes de lucha (desde el 15 de mayo hasta el 11 de junio) los ejércitos invasores habían compelido a los efectivos del flamante Estado a que adoptaran medidas exclusivamente de defensa, en la mayor parte del país, sin poder emprender casi ningún contraataque planeado. Pese a ello, los hebreos no perdieron posiciones en ninguna de las superficies colonizadas o de los puntos vitales, salvo en pocas localidades aisladas. Por el contrario, en muchos sitios las fuerzas judías ensancharon los limites del joven Estado. En ese período de combates arduos se robustecieron y consolidaron las brigadas, cuya movilización se llevo a cabo ya sin temor y las cuales probaron su aptitud para resistir a los ejércitos superiores en número y en armamentos. También empezaron a crearse las primeras unidades de la Marina y la aviación israelíes, aunque no participaron concretamente hasta reanudarse la guerra, al terminar la tregua.
Pese a las bajas sufridas y al asedio árabe contra varias regiones y poblados, los efectivos armados hebreos, después de la tregua, estaban prontos para pasar de la defensa a la ofensiva. A partir de entonces ya no se llamarían Haganá (defensa), sino Tzahal (Ejército de Defensa de Israel); el 27 de junio de 1948 prestaron juramento de fidelidad en solemnes ceremonias realizadas en todo el país.
El joven ejército aprovechó la tregua para organizarse y afirmarse. Pese a los diversos intentos de "mediación" efectuados por los emisarios de la O.N.U. no se dudaba de que la lucha se readunaría y que el poderío hebreo seria mucho mayor.
LA CUARTA ETAPA: LOS AVANCES TRIUNFALES (Del 9 de Julio de 1948 al 11 de Marzo de 1949)
El 9 de Julio finalizó la tregua y las fuerzas del Ejército de defensa de Israel iniciaron una ofensiva general, que se centró principalmente en dos frentes: en la Galilea y en el Valle de Ajalón.
La segunda tregua fue mucho más larga que la primera y duró desde el 19 de julio hasta el 15 de octubre de 1948, vale decir unos tres meses.
En ese lapso los emisarios de la O.N.U. en Israel tramaron ardides inspirados por los británicos, con el propósito de perjudicar al Estado de Israel, reducir sus límites y su soberanía político-militar. Según el plan del mediador de las Naciones Unidas, Israel debía renunciar a todo el Neguev a cambio de una paz garantizada por el organismo internacional; además pondría el puerto de Haifa y el aeródromo de Lod bajo el control de la O.N.U., internacionalizaría la ciudad de Jerusalén, y supeditaría la inmigración a la supervisión de los representantes de la O.N.U., que decidirían si los judíos podrían o no ingresar al país.
Al mismo tiempo, y mientras proseguía la tregua, los delegados de las Naciones Unidas asumieron por su cuenta el papel de gobernantes y prohibieron la llegada a Israel de barcos con inmigrantes "ilegales" o con armas de cualquier tipo. Sin embargo, y pese a las instrucciones precisas al respecto, no se molestaron en obstaculizar el arribo de armamentos a los puertos y aeródromos de los países árabes adyacentes.
Nadie en Israel, por supuesto, se mostraba resignado a aceptar esos planes. Todos comprendían que para desvirtuarlos serían superfluas las negociaciones y vanas las conversaciones, que hacían falta hechos consumados y concretos. Israel se sentía atado por la tregua, no quería que el mundo lo considerase un país agresor, desobediente de las resoluciones de la O.N.U.
Pero los egipcios se encargaron de hacerle el servicio a Israel y atacaron ellos.
El 24 de febrero de 1949 se firmó en Rodas el Convenio de Armisticio entre Israel y Egipto. El 23 de marzo, con el Líbano. El 3 de abril, con Jordania. El 20 de julio, con Siria. Irak nunca suscribió el armisticio pero retiró sus fuerzas de Israel.
Esos convenios no fueron solo el fruto de los éxitos o reveses del Ejérciito de Defensa de Israel en la Guerra de la Liberación: si los límites hubiesen sido señalados según los logros hebreos, la situación de Israel en los diecinueve años subsiguientes habría sido mucho mas ventajosa de lo que fue en realidad. Pero el gobierno de Israel se vió obligado a firmar esos convenios, por efecto de la presión que ejercieron las grandes potencias y el Consejo de Seguridad. Debió renunciar a intereses vitales. En virtud de esos convenios la Franja de Gaza siguió en manos de Egipto, no obstante la derrota que sufrió en el campo de batalla; con el correr del tiempo, se volvió la base de las tropelías contra el suroeste de Israel. Lo mismo puede decirse de la cuña de Latrun, que permaneció en manos de Jordania y bloqueaba el camino a Jerusalén no obstante los solemnes compromisos de Ammán en el sentido de permitir el libre paso por esa ruta. En el norte los convenios de armisticio dejaron una punta de lanza sobre el río Jordan en poder de Siria, y varios parajes junto a la frontera fueron declarados "tierra de nadie"; ello causó dificultades a Israel, provocó litigios fronterizos y originó provocaciones sirias.
Sin embargo, la situación de Israel después del Armisticio era mucho mejor que lo previsto por el plan de partición de la O.N.U., el 29 de noviembre de 1947: el territorio del país se agrandó; varias zonas pobladas por judíos que el plan de la ONU incluía en el Estado Árabe propuesto, retornaron a los limites de Israel; la nueva Jerusalén quedó en suelo israelí en carácter de vieja-nueva capital del país; el Neguev meridional pasó a formar parte del territorio hebreo, lo cual no estaba previsto originariamente; la continuidad territorial del Estado de Israel se preservó, pese a no concordar con el plan de la ONU, que preveía zonas del estado árabe incrustadas en dos o tres parajes de Israel, etc.
Conclusión: las causas de la victoria
Los éxitos se debieron a las ventajas de los luchadores israelíes y de su ejército sobre las tropas del enemigo. Esas preeminencias provenían de varios factores:
• Los ejércitos árabes no combatían por su vida ni por su libertad, sino que se los forzó a librar una guerra que les era extraña. Frente a ellos se erguía una población unida, que luchaba por su existencia, su libertad y su futuro, que libraba una guerra desesperada y creía plenamente en la justicia de su causa, Ello acrecentaba el valor de cada hombre en el campo de batalla.
• Las diversas fuerzas árabes que combatieron en la Tierra de Israel no acataban las ordenes de un comandante único ni tenían una idea común sobre los objetivos y planes de lucha. Las discrepancias y los desacuerdos entre los diversos ejércitos árabes y sus comandantes significaron ventajas importantes para los combatientes hebreos.
• El nivel del soldado hebreo fue infinitamente superior al nivel del soldado árabe (tanto desde un punto de vista intelectual, de su aptitud técnica y comprensión de los métodos de lucha, como desde el ángulo de la disciplina e identificación personal con las metas de la guerra).
• Los oficiales árabes aplicaban virtualmente copias mecánicas de los métodos extranjeros, aprendidos de los libros o enseñados por instructores importados, y no trataron o no fueron capaces de ajustar sus enseñanzas a las condiciones especiales de Israel. Los soldados israelíes, en cambio, sobresalían por su rapidez mental, por su capacidad para adaptar los planes de combate a las necesidades particulares de su propia guerra en cualquier caso, lugar o momento. También descollaron por su independencia de criterio e iniciativa personal, cada vez que les tocaba decidir solos; conservaban una noción clara del objetivo y no se desconcertaban cuando hacia falta modificar imprevistamente el plan de acción.
• La mayor parte de los efectivos árabes estaba compuesta por malhechores, mercenarios profesionales, o soldados reclutados contra su voluntad y sin saber para que se los enviaba a la guerra. Los hombres de Israel, en cambio, eran ciudadanos esclarecidos que se ofrecían voluntariamente o se los reclutaba con su pleno consentimiento; sabían que luchaban por todo el pueblo
Esas ventajas -y otras cuyo enunciamiento se ha obviado- posibilitaron los éxitos del ejercito de Israel durante la Guerra de Liberación y sus triunfos sobre un enemigo mayor en número. También le permitieron salir airoso de las diversas pruebas a que fue sometido luego.
LA NEGACION DEL HOLOCAUSTO
En un principio intentaron minimizar sustancialmente la cifra de judíos exterminados, exoneraron al alto mando alemán -principalmente a Hitler- de la responsabilidad para más tarde afirmar que todo era una invención y que, incluso, los mismos judíos eran los autores de esa masacre. Paulatinamente extremistas franceses, americanos y británicos se fueron sumando a esta corriente. Con su libro Desenmascarando el Mito del Holocausto Paul Rassinier, quien había sido preso político en Buchenwald, fue de los primeros en intentar refutar sistemáticamente los datos y socavar las pruebas. Para finales de los sesentas casas editoriales de prestigio publicaban ya diversos libros que intentaban rebatir el asesinato de seis millones de judíos orquestado por los nazis.
En 1976 el Dr. Arthur R. Butz, norteamericano, profesor de la Northewstern University escribió El Mito del Siglo XX en donde admitía la persecución de judíos pero desmentía su exterminio. La negación del Holocausto adquirió mayor fuerza a partir de 1977 con la fundación del "Instituto de Revisionismo Histórico", que bajo una fachada intelectual distribuye material antisemita. La negación del Holocausto se convirtió en una mezcla de extremismo, racismo y nacionalismo y sus adherentes adquirieron una legitimidad aparente en círculos intelectuales. Sin embargo ecos revisionistas también se escucharon entre individuos no asociados a grupos abiertamente antisemitas. En la década de los 90's somos testigos del fortalecimiento a nivel mundial de este movimiento que intenta rehabilitar el nazismo y crear un nuevo orden basado en la "supremacía aria".
Sus argumentos
La corriente alemana
LA SINGULARIDAD DEL HOLOCAUSTO
Los Hechos
Es una realidad que el asesinato masivo es tan viejo como la humanidad, pero las circunstancias particulares del Holocausto lo convierten en un evento singular. Se suele comparar el genocidio judío con atrocidades cometidas en el pasado o en el presente, pero esos otros crímenes masivos han tenido como origen conflictos étnicos o políticos, rivalidades entre mayorías y minorías fácilmente detectables.
El proyecto del nacional socialismo se basaba en la visión de una comunidad "racial" la cual, en términos prácticos, demandaba la selección y el mejoramiento de los elementos considerados valiosos y la total eliminación de aquellos débiles, impuros o indignos. En este contexto la aniquilación de los judíos y su cultura representó un móvil fundamental, un pilar de la estructura nazi y una misión sagrada que se organizó calculando fríamente las ventajas que arrojaría en favor de la élite fascista-capitalista en el poder.
El Holocausto fue planeado y ejecutado como "Solución Final" de un problema: la cuestión judía. Para lograr el exterminio total de un pueblo el Tercer Reich involucró a cada uno de los elementos del aparato burocrático y administrativo del Estado germano y se implementó la más avanzada tecnología. Para alcanzar su objetivo la maquinaria nazi adoptó diversas medidas concretas: a) se definió con precisión a las víctimas; b) se utilizaron los mejores procedimientos jurídicos para facilitar la total eliminación de los derechos de las víctimas; c) se integró un aparato logístico que incluía un sistema ferroviario y cámaras de gas y la participación de administradores, abogados, industriales, etc., dispuestos a colaborar en esa "gran empresa" y d) se buscó el apoyo de historiadores, filósofos y teólogos que fundamentaran ideológicamente el asesinato.
El Holocausto trascendió los límites de la experiencia moderna y trastocó todo principio moral. Nunca antes en la historia de un Estado moderno y "civilizado" la aniquilación de un pueblo fue el elemento central de su política e ideología. Nunca antes, ni después, el asesinato masivo fue perpetrado en forma tan fría y eficiente. A pesar de que los judíos no representaban una amenaza para el Estado germano y que no podían ser percibidos como un bloque de poder colectivo, dada su ubicua distribución geográfica y la carencia de una base territorial o religiosa, cada uno era un objetivo en sí mismo. De hecho desde finales de 1944, cuando la derrota era inevitable, los alemanes continuaron utilizando su inmenso potencial de mano de obra y de recursos logísticos para destruir al judaísmo europeo, mismo que podía haber sido canalizado al frente para detener el avance de los aliados.
El nacional-socialismo también fue para los judíos un hecho singular dentro de la larga historia de persecuciones antisemitas. Durante siglos los judíos sufrieron todo tipo de violencia, fueron expulsados y perseguidos, expuestos a conversiones forzadas. Para Hitler el judío, por su misma esencia, encarnaba el mal absoluto y por ende, la conversión no era suficiente para redimirlo. Había que destruirlo.
RESPONSABILIDAD COLECTIVA
EL LEGADO DE AUSCHWITZ
HOLOCAUSTO
IDEOLOGICA:
POLITICA:
1. Resentimiento generalizado.
A más de 40 años del derrumbe del Tercer Reich, muchos pretenden condenar al olvido los terribles acontecimientos que incidieron, no únicamente en el pueblo judío, sino en toda la civilización moderna.
El nazismo es una consecuencia lógica de las ideas antisemitas prevalecientes por siglos, así como de las condiciones políticas de la Alemania de los 30's, aunadas a una sociedad en crisis, pero estos actos no hubieran sido posibles sin la colaboración de muchos países y de los miles de individuos que facilitaron la labor concebida por los nazis. También éstos se encontraban sensibilizados a la propaganda nacional-socialista debido a la introyección de lemas antijudíos tradicionales desde mucho tiempo atrás.
El Holocausto no es obra de un hombre ni de una sola nación y, por ésto, la responsabilidad debe recaer en la Humanidad toda que permitió que la intolerancia y el fanatismo se apoderaran de las conciencias de hombres libres.
Por más dolorosas que sean las lecciones que nos ha dejado este capítulo nefasto en la historia, debemos tenerlo siempre presente para asegurar la continuidad de la raza humana.
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