Sólo pensar que ya queda menos para la fecha de los exámenes, provoca un nudo en el estómago. ¿Por qué nos ocurre esto? ¿Por qué dar un examen se encara como si nos dirigiéramos hacia las garras de un león?
Agregado: 08 de DICIEMBRE de 2008 (Por
Centro de Capacitación DELFOS) | Palabras: 529 |
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Exámenes situación tan temida
Autor: Centro de Capacitación DELFOS (info@delfosweb.com.ar)
Exámenes: la situación tan temida
Sólo pensar que ya queda menos para la fecha de los exámenes, provoca un nudo en el estómago. Una voz interior nos alerta en forma ininterrumpida: "No vas a llegar", "Esto es muy difícil", "Seguro te quedás en blanco"...
Quizá pensemos que somos los únicos que sufrimos ante la idea de un examen. Pero la verdad es que son muchos los alumnos que viven la situación de examen como una tortura.
Ante el peligro, nuestro cerebro se inunda de ciertas hormonas que producen reacciones fisiológicas: el corazón bombea más rápido, los músculos se tensan, la boca se seca, las manos nos tiemblan y no podemos dejar de transpirar! En síntesis, se enciende una alarma que anula en pocos milisegundos la mayoría de las operaciones intelectuales del cerebro para concentrarse en la supervivencia. Entonces, en ese estado, ¿cómo es posible que recordemos lo que estudiamos? Difícil, verdad?
¿Por qué nos ocurre esto? ¿Por qué dar un examen se encara como si nos dirigiéramos hacia las garras de un león?
Por un lado, durante todos los años de colegio, nunca nos han enseñado a manejar nuestras emociones. Y esto se aprende. Si hubiéramos aprendido a controlar lo que sentimos desde pequeños, hoy estaríamos mejor preparados frente a la ansiedad de un examen.
Por otra parte, muchos alumnos se sienten incapaces y están convencidos de que no son tan inteligentes como sus compañeros. Esto tiene que ver con nuestras creencias negativas acerca de nosotros mismos .Nuestro rendimiento depende tanto de nuestras capacidades reales como de lo que creemos acerca de ellas.
En la mayoría de los casos los alumnos son víctimas de una voz interior que los alerta acerca de todo lo negativo que puede suceder: "Seguro te toman lo que no sabés". Estos libretos se suman a repetidas películas de final catastrófico que pasan por sus cabezas acerca de lo que puede suceder el día del examen.
A veces los padres y docentes creen que el temor de los alumnos es excesivo. Pero no debemos olvidar que el miedo hay que medirlo desde el punto de vista de quien lo padece y no de quien lo provoca real o imaginariamente.
Cómo ayudar? En primer lugar, poner un espejo en el interior de cada uno y aprender a mirarnos hacia adentro. ¿Qué es lo que nos repetimos a nosotros mismos día a día? ¿Qué imágenes tenemos respecto de la situación de examen? Si cambiamos nuestros pensamientos, cambiamos la química de nuestros cerebros y también nuestra actitud.
Por otra parte, hay que aprender a reconocer las señales que nos envía el cuerpo para avisarnos de temor y así poder utilizar técnicas que nos ayuden a permanecer serenos. Los niveles de ansiedad se pueden bajar aprendiendo a utilizar técnicas de respiración, relajación y visualización.
Las personas que fracasan una y otra vez ante los exámenes se sienten impotentes y muchas veces se resignan. Por eso es importante trabajar para desactivar la sensación de miedo inminente así como para disminuir y aliviar los síntomas de ansiedad de manera de enfrentar un examen mejor preparados.
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