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Universidad Nacional de La Pampa
Facultad de Ciencias Económicas y Jurídicas
Anexo Resolución N 024/99
"HISTORIA CONSTITUCIONAL"
Bibliografía:
- GALLETTTI, Alfredo N.: "Historia Constitucional Argentina" - Ediciones PLATENSES. La Plata, 1.972.
- LóPEZ ROSAS, José Rafael: "Historia Constitucional Argentina" - Editorial ASTREA - Cap. Fed. 1996.
BOLILLA IX
- La navegación de los ríos.
A mediados del siglo XIX, nuestro país se incorpora al comercio mundial en el marco de los postulados de la llamada DIT, según la cual cada nación debe producir el máximo que su medio a especialidad permite, al menor costo posible.
Argentina entra en el mercado como productor de materia prima y consumidor de manufacturas o productos elaborados.
Con estas características:
1) Los precios dependen del comercio exterior.
2) El volumen de producción depende de la inversión de capital extranjero.
3) La fuerza inicial de trabajo es mayoritariamente inmigrante.
4) Se explota intensivamente la llanura pampeana.
Dentro de la DIVISIóN INTERNACIONAL DEL TRABAJO la Argentina funcionaba como proveedora de materias primas e importadoras de productos manufacturados y maquinarias. Solo hacia 1.923 -1.924 se alcanzaran los niveles de preguerra, a partir de los cuales se registrara un crecimiento sostenido hasta la crisis de 1.929.
Gran Bretaña sigue siendo después de la guerra un gran comprador de nuestros productos, no ocurrió lo mismo con los EE.UU.
La División Internacional Del Trabajo (algunos países se hacían cargo de la producción industrial, mientras que otros se especializaban en la de materias primas) fue sustentada por el Liberalismo, una doctrina político-económica que triunfo en Europa durante la segunda mitad del siglo XIX. La economía liberal proponía entre otras cosas la supresión de las trabas aduaneras del comercio internacional.
La Argentina se inserto entre los países proveedores de materias primas y alimentos y receptores de capitales, manufacturas e inmigración.
Para esto fueron necesarias obras de infraestructura se realizaron con préstamos e inversiones extranjeras. La escasez de mano de obra se resolvió a través de la llegada masiva de inmigrantes, mientras que los insumos industriales tuvieron que importarse.
En la segunda mitad del siglo XIX comenzó a formarse en nuestro país una economía capitalista.
La producción de bienes y servicios se organiza a través de 3 elementos básicos llamados factores:
à el trabajo,
à la tierra y
à el capital.
à Se habla de mercados de factores porque esos factores se comercian:
- se paga cierto dinero por la tierra,
- el trabajo se remunera a través del salario y
- el capital recibe una retribución que es la ganancia.
Gran parte de la tierra que estaba en manos del Estado paso al sector privado. De esta manera la organización de la producción estuvo en manos de una clase de terratenientes.
Hombres y mujeres comenzaron a vender su trabajo a cambio de un salario.
Uno de los más importantes indicadores del crecimiento de la ECONOMíA ARGENTINA esta dado por el volumen y el valor de las exportaciones. El Reino Unido fue el principal comprador de los productos agropecuarios argentinos.
A partir de la década de 1.880 la Argentina aprovecho la oportunidad de desarrollar la producción de 2 nuevos rubros para la exportación:
à la carne y
à los cereales.
à Así como las lanas fueron el rubro de exportación principal hasta aproximadamente 1.895,
à a mediados de la década de 1.870 apareció el trigo, que iba a tener gran éxito en décadas posteriores.
La primera producción que se exportó provenía de un grupo de colonias agrícolas de la provincia de Santa Fe. Estas colonias demostraron ser exitosas aunque otras zonas de la región pampeana tomaron la delantera en la producción de cereales y llevaron a la Argentina a convertirse en el tan mentado granero del mundo.
La Argentina paso a ser uno de los mayores abastecedores de maíz del mundo, el principal exportador de lino, de carnes enfriadas, congeladas y en conserva, y de avena. También llego a ser uno de los más importantes exportadores de trigo y harina de trigo.
Las primeras exportaciones pecuarias de la Argentina fueron de ganado en pie. Pero desde 1.880 comenzaron a construirse buques especiales que disponían de los medios necesarios para mantener las carnes en frió durante su traslado a través del océano.
Una vez logrado este avance tecnológico, apareció en la Argentina una industria de fundamental importancia en la economía agro - exportadora: la INDUSTRIA FRIGORíFICA.
La exportación de carnes implicó un gran desafió productivo para nuestro país. Era necesario conseguir que las carnes fueran más sabrosas, y que los animales tuvieran un porcentaje mayor de carne comestible en su estructura corporal, de modo tal que su cría resultara más rentable.
à Para solucionar estas carencias se llevo a cabo un proceso de mestizaje:
- se adquirieron reproductores de raza con el fin de cruzarlos con nuestro ganado cimarrón y mejorarlo.
à Otra estrategia importante fue mejorar la calidad de las pasturas.
à Así el cultivo de cereales estaba subordinado a las necesidades de la ganadería.
à Se formaron estancias mixtas que dedicaban parte de su superficie a la siembra de cereales y otra parte a la cría de ganado bovino.
TRATADO FIRMADO EN MONTEVIDEO EL 21 DE NOVIEMBRE DE 1.851
...Los Gobiernos de los Estados de Entre Ríos y Corrientes, Su Majestad el Emperador del Brasil, y el Gobierno de la República Oriental del Uruguay, reconociendo que las declaraciones oficiales del Gobernador de Buenos Aires y el carácter de los preparativos bélicos que está haciendo, los coloca en caso de la alianza común estipulada (en el Tratado del 29 de mayo) contra aquel Gobierno...
Art. 1 Los Estados Aliados declaran solemnemente que no pretenden hacer la guerra a la Confederación Argentina ni coartar de cualquier modo que sea, la plena libertad de sus Pueblos, en el ejercicio de los derechos soberanos. Por el contrario el objeto único es libertar al Pueblo Argentino de la opresión que sufre bajo la dominación tiránica del Gobernador ROSAS, y auxiliarlo para que organizado en la forma regular que juzgue más conveniente pueda constituirse sólidamente, estableciendo con los Estados vecinos las relaciones políticas y de buena vecindad, de que tanto necesitan.
Art. 2...Los Estados de Entre Ríos y Corrientes tomarán la iniciativa de las operaciones de la guerra, constituyéndose parte principal en ella, y el Imperio del Brasil y la República Oriental obrarán como meros auxiliares.
Art. 3...El Señor General Urquiza, Gobernador de Entre Ríos, en su calidad de General en Jefe del Ejército Entrerriano - Correntino, se obliga a pasar el Paraná lo más antes que posible fuere a fin de operar contra el Gobernador Rosas, con todas las fuerzas que pudiere disponer y los contingentes de los estados aliados...
Art. 4... Estos contingentes serán: por parte del Brasil, una división compuesta de 3.000 hombres de infantería, un regimiento de caballería y dos baterías de artillería bien provistas de todo el material necesario. Por parte de la República Oriental del Uruguay: una fuerza de 2.000 hombres de infantería, caballería y artillería, con una batería de seis piezas...
Art. 6... Para poner a los Estados de Entre Ríos y Corrientes en condición de sufragar los gastos extraordinarios, que tendrán que hacer, Su Majestad el Emperador del Brasil les proveerá en calidad de préstamo, la suma mensual de cien mil patacones por el término de cuatro meses...
Art. 7...El Gobernador de Entre Ríos, se obliga a obtener del Gobierno que suceda inmediatamente al del General Rosas, el reconocimiento de aquel empréstito como deuda de la Confederación Argentina, y que efectúe su pronto pago con el interés del seis por ciento al año. En el caso de que esto no pueda obtenerse, la deuda quedará a cargo de los Estados de Entre Ríos y Corrientes...
Art. 9... La Escuadra Imperial se colocará en los puntos más convenientes, a fin de prestarle todo el apoyo de que fuere posible, ya sea para el pasaje del Paraná, ya para la seguridad de sus territorios y costas...
Art. 13... Los gastos serán hechos por cuenta de los mismos Estados...
Art. 14...Los Gobiernos de Entre Ríos y Corrientes, se comprometen a emplear toda su influencia cerca del Gobierno que se organizare en la Confederación Argentina, para que éste acuerde y consienta la libre navegación del Paraná y de los demás afluentes del Río de la Plata, no sólo para los buques pertenecientes a los Estados aliados, sino también para los de todos los otros ribereños...
Art. 19... El Ejército de Su Majestad el Emperador, mientras se conserva estacionado en la República Oriental, prestará todo el auxilio posible y que le fuere requerido por el Gobierno respectivo, para la conservación del orden público y del régimen legal...
Art. 20... El Gobierno de la República del Paraguay será invitado a entrar en alianza, y si así lo hiciera deberá tomar la parte que le corresponda de cooperación, para el fin de dicha alianza...
ARTICULO UNICO (Adicional): Se ha convenido en que, atendiendo a la urgente necesidad de comenzar las operaciones de guerra el plenipotenciario de Su Majestad el Emperador del Brasil, realizará la primera entrega mensual de cien mil patacones del empréstito estipulado inmediatamente después de la ratificación por parte del Gobierno de la República Oriental del Uruguay...
- El PRONUNCIAMIENTO Pág. 378 de Galletti
- Tratados y Alianzas Pág. 390 de Galletti
- Los dos Proyectos Políticos Pág. 397 de Galletti
- Batalla de Caseros Pág. 3 de Galletti
En 1850, no se libraban luchas en el territorio de la CONFEDERACIóN Argentina. Todas las reacciones unitarias habían fracasado y hasta las más destacadas figuras de la oposición ya no combatían con su antiguo ardor.
Juan Manuel de ROSAS había solucionado favorablemente las cuestiones con Francia e Inglaterra, mientras que el sitio de Montevideo -sostenido por ORIBE- no significaba un problema de gravedad para su gobierno. Las provincias permanecían subordinadas y los gobernadores repetían su adhesión a ROSAS.
En ENTRE RíOS la situación era distinta; desde tiempo atrás Justo José de URQUIZA estaba distanciado de ROSAS y conspiraba para derribarlo. Aquella provincia había mejorado su administración, elevado el orden cultural y ambicionaba mejoras económicas; en este último aspecto, el proteccionismo comercial decretado para su provincia por el gobierno de Buenos Aires perjudicaba a Entre Ríos, que debía soportar el cierre de la navegación de los ríos Paraguay y Uruguay.
Las divergencias entre URQUIZA y ROSAS se hicieron públicas cuando el segundo rechazó el TRATADO DE ALCARÁZ -que había sido firmado sin su consentimiento- y desautorizó al caudillo entrerriano. ROSAS, acrecentó su prestigio militar después de la victoria obtenida en VENCES.
A comienzos de 1850, los proyectos de URQUIZA para derribar a ROSAS estaban en plena madurez. El movimiento se preparaba desde tiempo atrás, por medio de agentes confidenciales quienes mantenían vinculaciones con las autoridades de la plaza sitiada de Montevideo y con representantes diplomáticos del Brasil.
Las relaciones entre este último país y el gobierno de Buenos Aires eran tensas, pues Rosas obraba como protector de la Banda Oriental y apoyaba militarmente al general ORIBE. Por su parte, el Imperio temía la expansión territorial argentina y desde muy antiguo ambicionaba el dominio de los ríos mesopotámicos, para beneficiar las comunicaciones y el comercio, de los estados brasileños del sur. Cuando se produjo el bloqileo anglo-francés, el Brasil, las potencias bloqueadoras, RIVERA y los UNITARIOS EMIGRADOS trataron de conseguir la adhesión de URQUIZA para que éste encabezara un levantamiento contra ROSAS. En las conversaciones participaron los enviados confidenciales: Benito CHAIM, Jacinto MARTINEZ y Eulogio REDRUELLO.
En esas épocas, el caudillo entrerriano juzgó prudente no expedirse. Mientras Andrés LAMAS -ministro del gobierno de Montevideo en Río de Janeiro- solicitaba el protectorado brasileño sobre la joven República Oriental, bandas armadas de aquella nación, a las órdenes de Francisco de ABREU, barón de Jachy -con el apoyo de los riveristas- invadieron el territorio uruguayo y consiguieron arrear gran cantidad de ganado; debieron replegarse ante un contingente de las tropas de ORIBE. El incidente motivó que el general GUIDO -ministro de ROSAS ante el gabinete brasileño- presentara una enérgica protesta, que culminó con el rompimiento de las relaciones entre Buenos Aires y el gobierno de Río de Janeiro (octubre de 1850). Desde ese momento, el Brasil resolvió participar activamente en la campaña a iniciarse para vencer a ORIBE y derrocar a ROSAS.
Por esa misma época, URQUIZA se entrevistó con su amigo Benjamín VIRASORO, gobernador de Corrientes para sellar la unión de ambas provincias contra ROSAS. Enterado ORIBE de esas negociaciones, comunicó a ROSAS que estaba pronto para marchar con su inactivo ejército sobre Entre Ríos, pero el segundo -que inexplicablemente no se daba cuenta de la situación imperante- lo contuvo, para que continuara con el sitio de Montevideo.
Punto 2 - Bolilla IX.- EL PRONUNCIAMIENTO. Sus alcances políticos.
El 5 de enero de 1851, el periódico "La Regeneración" que aparecía en la localidad entrerriana de Concepción del Uruguay publicó un artículo titulado "El año 1851". Allí se afirmaba que dicho año se "llamará en esta parte de América, la Organización" más adelante agregaba: "El gran principio del sistema federal, consagrado por la victoria, quedará consolidado en una asamblea de, delegados de los pueblos".
Era evidente que el país debía organizar sus instituciones pero ROSAS no estaba de acuerdo con una medida de esa importancia. E artículo produjo sensación en los medios políticos, y varios personajes influyentes comunicaron a URQUIZA que desagraviara al gobernador de Buenos Aires, aunque en realidad la publicación no contenía una sola palabra ofensiva.
URQUIZA sostuvo que la prensa de Entre Ríos no dependía d su gobierno, aunque participaba "del deseo de ver la República definitivamente arreglada".
Mientras en los círculos allegados a ROSAS ya se hablaba de "traición", URQUIZA dirigió el 5 de abril, una circular a los gobernadores de las provincias, exhortándolos a aceptar la renuncia que periódicamente presentaba: el gobernador de Buenos Aires, y que era costumbre rechazar.
El 1 de mayo de 1851, URQUIZA anunció su ruptura con ROSAS por medio de un decreto conocido históricamente como "El PRONUNCIAMIENTO". Después de aceptar la renuncia presentada repetidas veces por el último, declaraba que la provincia de Entre Ríos, reasumía el ejercicio de las Relaciones Exteriores -que habían sido otorgadas a ROSAS por el PACTO FEDERAL de 1831- y también el derecho a "entenderse directamente con los demás gobiernos del mundo". En consecuencia, la provincia de Entre Ríos quedaba separada del resto de la Confederación.
Después de una serie de consideraciones previas, en que destaca la necesidad de aceptar la renuncia de ROSAS, el decreto dice:
1) Que es voluntad del pueblo entrerriano reasumir el ejercicio de las facultades inherentes a su territorial soberanía, delegada en la persona del Excmo. Sr. Gobernador y Capitán de Buenos Aires, para el cultivo de las Relaciones Exteriores y dirección de los Negocios generales de País y la Guerra de la Confederación Argentina, en virtud del tratado Cuadrilátero de las provincias litorales, fecha 4 de enero de 1831.
2) Que una vez manifestada así la libre voluntad de la Provincia de Entre Ríos, queda ésta en aptitud de entenderse directamente con los demás gobiernos del mundo, hasta tanto que congregada la Asamblea Nacional de las demás Provincias hermanas sea definitivamente coastituída la República.
3) Comuníquese a quienes corresponda, publíquese en todos los periódicos de la Provincia e insértese en el Registro Oficiar.
Justo José de Urquiza
Juan F. Segui (Secretario)
Por otro decreto de la misma fecha, Urquiza dispuso abolir el lema "Mueran los salvajes unitarios!" remplazándolo por "Mueran los enemigos de la Organización Nacional!".
La adhesión solicitada por Urquiza a los demás gobernadores de la Confederación no halló eco favorable y -con excepción de Corrientes- esos mandatarios se mantuvieron obedientes a ROSAS.
Era evidente que el Restaurador esgrimía el federalismo como bandera, pero en la práctica su gobierno era unitario de hecho, por cuanto desde Buenos Aires dominaba el país entero. A pesar de la negativa de los mandatarios provinciales a apoyar el pronuncia- miento, la actitud de URQUIZA significó la expresión de un Movimiento Federalista -encabezado por las provincias del litoral- destinado a superar el período de inconstitución y organizar definitivamente el país, sobre las bases de los acuerdos interprovinciales.
ACCION DE URQUIZA. Capitulación de ORIBE.
El 29 de marzo de 1851, el gobierno de la provincia de Entre Ríos, suscribió con el de Montevideo y del Brasil una alianza ofensiva y defensiva, destinada a mantener la independencia uruguaya y pacificar su territorio, expulsar al general ORIBE, y luego proceder a la libre elección de un presidente de la República. En una de sus cláusulas se establecía que si el gobierno de Buenos Aires llegase a obstaculizar el cumplimiento de lo pactado, la alianza se volvería contra aquél.
El plan consistía en terminar primero con el largo sitio de Montevideo, pacificar el Estado Oriental y luego iniciar operaciones para derribar a ROSAS.
A mediados de junio, URQUIZA ultimó con sus aliados los preparativos para invadir el territorio oriental y al mes siguiente cruzó el río Uruguay con el general Eugenio GARZóN, quien había sido reconocido como jefe de las tropas orientales.
Entretanto, una parte de la escuadra imperial penetraba en aguas del Río de la Plata y el 18 de agosto, el gobierno de ROSAS declar6 la guerra al Brasil.
Mientras las fuerzas de URQUIZA -5.000 entrerrianos y 1.500 correntinos- avanzaban sobre Montevideo, las tropas de ORIBE se dispersaban y sus jefes pasaban al bando contrario. Rodeado por tierra y agua, y considerando inútil toda resistencia, el 8 de octubre de 1851, ORIBE capituló en condiciones honrosas, pues se consideraban legales todos sus actos de gobierno y no se establecían diferencias entre vencedores ni vencidos. Su ejército pasaría a luchar en favor de los aliados, bajo el mando del general GARZóN. Así concluyó el largo sitio de Montevideo.
Por esas épocas, llegan a la Banda Oriental y se incorporan al ejército de URQUIZA, destacados opositores de ROSAS, como SARMIENTO, LAMADRID, MADARIAGA y otros -hasta ese momento poco conocidos- como Bartolomé MITRE.
URQUIZA abandonó el territorio oriental y se dirigió a Gualeguaychú, con parte de las trapas brasileñas, cuyo grueso quedó en Colonia.
PRONUNCIAMIENTO DE URQUIZA
A continuación se encuentra el pronunciamiento realizado por Urquiza en 1.851
1 de mayo de 1851
Cuartel General en San José, Mayo 1 de 1851. Año 42 de la Libertad, 37 de la Federación de Entre Ríos, 36 de la Independencia y 22 de la Confederación Argentina.
EL GOBERNADOR Y CAPITÁN GENERAL DE LA PROVINCIA DE ENTRE RíOS.
CONSIDERANDO:
PRIMERO: Que la actual situación física en que se halla el Exmo. Sr. Gobernador y Capitán General de Buenos Aires, Brigadier D. Juan Manuel de Rosas, no le permite por más tiempo continuar al frente de los negocios públicos, dirigiendo las Relaciones Exteriores, y los asuntos generales de paz y guerra de la Confederación Argentina;
SEGUNDO: Que con repetidas instancias ha pedido a la Honorable Legislatura de aquella Provincia se lo exonere del mando supremo de ella, comunicando a los Gobiernos Confederados su invariable resolución de llevar a cabo la formal renuncia de los altos poderes delegados en su persona, por todas y cada una de las Provincias que integran la República;
TERCERO: Que reiterar al General Rosas las anteriores insinuaciones, para que permanezca en el lugar que ocupa, es faltar a la consideración debida a su salud, y cooperar también a la ruina total de los intereses nacionales, que él mismo confiesa no poder atender con la actividad que ellos demandan;
CUARTO: Que es tener una triste idea de la ilustrada, heroica y célebre Confederación Argentina, al suponerla incapaz, sin el General Rosas a su cabeza, de sostener sus principios orgánicos, crear y fomentar instituciones titulares, mejorando su actualidad, y aproximando el porvenir glorioso reservado en premio a las acreditadas virtudes de sus hijos. En vista de estas y otras no menos graves consideraciones, y en uso de las facultades ordinarias y extraordinarias con que ha sido investido por la Sala de Representantes de la Provincia.
DECLARA SOLEMNEMENTE A LA FAZ DE LA REPUBLICA, DE LA AMÉRICA Y DEL MUNDO:
1) Que es la voluntad del Pueblo Entrerriano reasumir el ejercicio de las facultades inherentes a su territorial soberanía delegadas en la persona del Exmo. Sr. Gobernador y Capitán General de Buenos Aires, para el cultivo de las Relaciones Exteriores y dirección de los negocios generales de paz y guerra de la Confederación Argentina, en virtud del tratado cuadrilátero de las Provincias litorales, fecha 04 de enero de 1831.
2) Que una vez manifestada así la libre voluntad de la Provincia de Entre Ríos, queda esta en aptitud de entenderse directamente con los demás gobiernos del mundo, hasta tanto que congregada la Asamblea Nacional de las demás Provincias hermanas, sea definitivamente constituida la República. Comuníquese a quienes corresponde, publíquese en todos los periódicos de la Provincia e insértese en el Registro Oficial (Firmado)
JUSTO JOSÉ DE URQUIZA - Juan F. SEGUí.
*(Relato de la Batalla - solamente para leer) LA BATALLA DE CASEROS.
El 2 de febrero de 1852 el ejército del General don Justo José de URQUIZA atravesó el río de Las Conchas por el puente de Márquez y sus cercanías. En la tarde pasó el descanso próximo al arroyo Morón. La exploración había comprobado la presencia de numerosas tropas enemigas en las alturas de Caseros.
El choque decisivo era inevitable para el día siguiente.
En la noche del 2 de febrero se reunieron con el General ROSAS, el General PINEDO y los Coroneles CHILAVERT, Díaz, Lagos, Costa, Bustos, HERNÁNDEZ, Cortina y Maza.
El Coronel CHILAVERT aconsejaba no librar la Batalla en la posición de Caseros, pero dado lo avanzado de la noche no podía llevarse a cabo un audaz plan propuesto por este coronel.
A las 22:00, ROSAS, en compañía de los jefes mencionados, se dirigió a Caseros a efectos de disponer sobre el terreno la colocación de los cuerpos para la batalla.
Seguido de sus edecanes y ayudantes, el General Rosas llegó a la casa de Caseros y subió al mirador del edificio. Desde allí se podía fijar la posición del campamento enemigo por el fuego de algunos vivaques que brillaban en la oscuridad de la noche. Un silencio profundo reinaba en el campo. 47.000 combatientes reposaban tranquilamente a ambas márgenes del arroyo Morón.
Mientras tanto, en una de las habitaciones de la casa se habían reunido el General Pinedo, los Coroneles Chilavert y Díaz y otros jefes con sus ayudantes, para ultimar los detalles, croquis y órdenes para la Batalla.
El General ROSAS se mostró muy contento. No durmió aquella noche. Poco antes del amanecer, el ejército de Urquiza se aprestó para el ataque, y con las primeras luces del alba se dio lectura a la lacónica y vibrante proclama del general en jefe:
"Soldados! Hoy hace 40 días que en el Diamante cruzamos las corrientes del río Paraná y ya estabais cerca de la ciudad de Buenos Aires y al frente de vuestros enemigos, donde combatiréis por la libertad y por la gloria! "
"Soldados! Si el tirano y sus esclavos os esperan, enseñad al mundo que sois invencibles y si la victoria por un momento es ingrata con alguno de vosotros, buscad a vuestro general en el campo de batalla, porque en el campo de batalla es el punto de reunión de los soldados del ejército aliado, donde debemos todos vencer o morir!
"Este es el deber que os impone en nombre de la Patria vuestro general y amigo. Justo José de Urquiza."
El General Urquiza destacó a los Regimientos de Caballería correntinos, a órdenes del Coronel VIRASORO, para distraer la atención del adversario sobre el opuesto flanco derecho, mientras, simultáneamente, el Ejército Grande cruzaba a la margen opuesta del arroyo Morón.
ROSAS, a simple vista, desde el mirador de Caseros observaba el pasaje de las columnas enemigas.
Cruzado el arroyo por los primeros escalones de la caballería, Urquiza hizo lo propio seguido de su Estado Mayor.
A las 07:30 el ejército había tendido su línea de batalla a un kilómetro de distancia del enemigo.
Las tropas de ambos ejércitos habían vestido el uniforme de gala para entrar en batalla.
El Ejército Libertador había distribuido sus 24.000 hombres y 50 piezas de artillería en el orden siguiente:
à en el ala izquierda y frente al edificio de Caseros, la División Oriental;
à en el centro, la División Brasileña, reforzada con la brigada argentina de Rivero y la masa de la artillería ( 28 piezas), al mando de Pirán, teniendo a sus órdenes a Mitre y a Bernabé Castro;
à en la derecha, 5 batallones mandados por Galán y las Divisiones de Caballería de Medina, Galarza, Avalos y Gregorio Aráoz de Lamadrid, a disposición del Comandante en Jefe.
à A retaguardia del ala izquierda, la reserva formada por las Divisiones de Caballería de López y Urdinarrain.
Rosas había desplegado en batalla 23.000 hombres, 56 piezas de artillería y 4 coheteras. La derecha se apoyaba en el edificio de Caseros, el cual era defendido por el Batallón del Teniente Alcaldes y sostenido por el fuego de l0 piezas de artillería. Al Norte del edificio se había organizado un martillo con un grupo de carretas, un foso y 2 batallones, teniendo, además, 2 Regimientos de Caballería como reserva de esa ala.
El espacio entre las casas y el palomar era guarnecido por 2 batallones con algunas piezas. En el centro de la posición había 30 piezas de artillería a órdenes de Chilavert y hacia la izquierda 3 batallones de la Brigada Díaz. En el ala izquierda, 3 divisiones de caballería a órdenes del Coronel Lagos, teniendo 2.000 lanceros formados en batalla y fuertes columnas de ataque. La reserva la constituían las divisiones de caballería de Sosa y Bustos.
Entre las 08:00 y las 09:00 el General Urquiza, después de comunicar a sus jefes principales sus órdenes e intenciones, montando su caballo moro y cubierto con un poncho blanco para mostrarse desde lejos en la pelea, se colocó a la cabeza de su Estado Mayor. Al llegar frente a la infantería de Galán, proclamó a sus soldados: Soldados del Ejército Grande: detrás de aquella línea se halla la Constitución de la República y la libertad de la Patria!
Pasando luego a la División Brasileña y reiterándole sus órdenes al Brigadier don Manuel Márquez de SOUZA, agitando en alto el sombrero vitoreó a la Confederación, al Brasil y al emperador, y llegando al ala izquierda arengó a la División Oriental:
- Orientales, vosotros sois una de las más fuertes columnas del Ejército Aliado y una de las fundadas esperanzas de la causa de la libertad. Yo os anticipo mis felicitaciones por vuestra conducta en este día, que no dudo corresponderá a vuestra esclarecida fama!
A las 08:00 el General Rosas descendió de su observatorio, montó a caballo y recorrió sus líneas. Al llegar al centro de la posición ordenó al Coronel CHILAVERT:
- Coronel, sea usted el primero que rompa sus fuegos contra los imperiales que tiene a su frente. Sostúvose en seguida un vivo fuego con las baterías aliadas del centro. El humo de los disparos ocultaba las masas de infantería desplegadas para el ataque.
A las 10:00, el General Urquiza apreció la conveniencia de lanzar la masa de su caballería contra el ala izquierda enemiga. A su orden, la División Medina, formada en escalones y sostenida a retaguardia por las divisiones Galarza y Avalos, avanzó de frente y resueltamente contra los lanceros del Coronel Lagos, mientras la DIVISIóN LAMADRID, escalonándose más a la derecha, buscaba el envolvimiento profundo de la misma ala. A pesar de que la División Medina, al iniciar su movimiento encontró una cañada cenagosa que le impuso una detención momentánea seguida de un cambio de formación y que todavía algunos de sus escuadrones fueron rechazados con pérdidas, el final de la carga fue el más completo y favorable. Deshecha esa fuerza, aparecieron al flanco las divisiones rosistas SOSA y BUSTOS, enviadas por ROSAS, a escape, para restablecer el combate, pero las divisiones GALARZA y AVALOS les salieron al encuentro y las arremetieron vigorosamente, desbandándose la caballería enemiga casi sin combatir.
Batida esta ala enemiga, la caballería aliada quedaba lista para maniobrar sobre el flanco y la retaguardia de la posición rosista.
La División Oriental a órdenes del Coronel don César DíAZ se puso entonces en movimiento hacia el edificio de Caseros. Esta división hizo a tiro de fusil de las posiciones enemigas un alto que las amenazaba. La División de Caballería de URDINARRAIN, que apoyaba el ataque, la siguió en la misma dirección y se colocó a su izquierda en acecho dentro de un bosquecillo. La batería de VEDIA hizo lo propio, rompiendo el fuego contra el reducto enemigo.
Los rosistas de las fortificaciones de las carretas se dieron a la fuga en cuanto el Batallón VOLTíGEROS, de la División Oriental, inició su ataque. Sólo los infantes, parapetados en el edificio, ofrecieron resistencia, la que fue quebrada por este batallón; Santa Coloma intentó acometer a los infantes de la División Oriental, pero los lanceros de URDINARRAIN, que la apoyaban, dieron una soberbia carga que los devolvió al instante.
La División Brasileña, mientras tanto, tomaba por asalto los reductos formados por la casa, el torreón y el palomar, cayendo en su poder la artillería que los guarnecía y 3 baterías emplazadas más a la izquierda. Al mismo tiempo, la Brigada Argentina RIVERO había chocado contra los batallones de las DIVISIONES COSTA y HERNÁNDEZ, arrollándolas y penetrando a la bayoneta en el interior de la posición.
La Brigada del Coronel DíAZ, apoyada por el fuego de los cañones de la batería CHILAVERT; pretendía prolongar una resistencia ya inútil. En ese instante el campo de batalla era un infierno y daba épica grandeza al drama que allí culminaba: la caída del tirano que había afligido durante 20 años a la República Argentina.
A las 14:00 se rendían las últimas agrupaciones rosistas.
El Ejército Libertador hizo su entrada triunfal en Buenos Aires el 20 de febrero. La ciudad, vibrante de emoción, estaba de fiesta. Una muchedumbre se habías volcado en las calles a presenciar el paso de las tropas que se realizaría a lo largo de las calles Perú (1), entre el campo de Marte (2) y la de la Victoria, donde se había erigido un arco triunfal.
El desfile comenzó a mediodía. Iban como batidores de la columna los clarines de la escolta entrerriana. Tras ellos, el General don Justo José de URQUIZA, con el uniforme de Caseros, galera y cintillo punzó, jinete en su brioso caballo moro cubierto de plata, acompañado por un fulgente Estado Mayor.
Tenía a su diestra al Mayor General del Ejército y gobernador de Corrientes don Benjamín VIRASORO, y a su izquierda, al General don Tomás Guido, guerrero de la Independencia, colaborador eminente de los Generales San Martín y Bolívar. Seguían los Generales Pirán, Madariaga, Francia, Medina, don Juan Pablo López, Oroño, su ayudante, el Coronel Chenaut, y sus secretarios, los doctores don Angel Elías y don Juan Francisco Seguí.
Tres futuros presidentes de la República marchaban en la columna de la victoria: Urquiza, Bartolomé Mitre y Domingo Faustino Sarmiento; tras ellos otros tantos inéditos soldados que alcanzaron los entorchados de la más alta jerarquía, de soldados rasos a tenientes generales: don Bartolomé Mitre, don Donato Alvarez, don Eustoquio Frías. En pos de ellos, el célebre "cometa de Ayacucho", que tocara allí su última carga a los Granaderos a Caballo, Comandante Obregoso. A la cabeza de las tropas venía la Infantería Argentina a las órdenes de Galán. Después, la División Oriental, al mando del Coronel don César Díaz. La División Brasileña del Brigadier Márquez de Souza cerraba la marcha de la columna.
El desfile continuó sin cesar hasta el oscurecer. A la infantería le siguió el tren de artillería imperial y las 40 piezas argentinas a órdenes de Pirán, Mitre y don Bernabé Castro.
Tras ellos, en un desfile incesante que duró tres horas, pasaron los 10.000 jinetes de las legiones entrerrianas y correntinas, a cuya cabeza iban los más famosos lanceros de la caballería de la Patria: los GALARZA, HORNOS, BASAVILBASO, VIRASORO, URDINARRAIN, AVALOS, SALAZAR, LóPEZ JORDÁN, LEGUIZAMóN y OCAMPO.
Y, por último, a la cabeza de los 5.000 soldados de caballería restantes, el viejo General don Gregorio ARÁOZ DE LAMADRID, quien al desembocar sobre la Plaza de la Victoria, fue desmontado en brazos de un pueblo delirante y llevado en andas hasta el pie del altar de la Patria. El oficial de BELGRANO se arrodilló besando las gradas de la Pirámide de Mayo. Al incorporarse se descubrió ante el pueblo que lo vitoreaba sin cesar; no podía hablar, pero se le vio llorar.
(1) Hoy calle Florida.
(2) Hoy Plaza San Martín.
DOS ESTADOS PARA LAS PROVINCIAS UNIDAS.
LA CONFEDERACIóN ARGENTINA Y EL ESTADO DE BUENOS AIRES
LA HERENCIA DE CASEROS
La derrota de Juan Manuel de ROSAS en la BATALLA DE CASEROS, el 3 de febrero de 1852, significó la caída de su régimen y el fin de una época para la provincia de Buenos Aires, que había sido gobernada por aquél con mano dura durante más de veinte años, y también para el resto de las provincias sobre las que ROSAS había sabido imponer su dirección. Un poder para muchos tiránico desaparecía, pero su sucesor enfrentaba el desafío de mantener el orden y la estabilidad que el caudillo porteño había garantizado.
El 11 de setiembre de 1852, el día en que la ciudad y la provincia se alzaron contra su vencedor, es una fecha ya borrada de la memoria colectiva: es, sin embargo, la de una de las no muchas revoluciones argentinas que significaron un importante punto de inflexión en el desarrollo político del país.
URQUIZA había ganado la BATALLA DE CASEROS y destruido el orden rosista. En sus planes estaba darle al país una organización constitucional, durante tanto tiempo postergada por Rosas. Pero el desafío que enfrentaba era encontrar una fórmula para que todas las provincias lo secundaran en ello. En la provincia de Buenos Aires no aceptaría un proceso de organización para el país que no estuviera liderado por sus propios hombres, situación que provocó su rebelión.
LA RESISTENCIA DE BUENOS AIRES A LA AUTORIDAD DE URQUIZA
LAS PRIMERAS DECISIONES DE URQUIZA EN BUENOS AIRES. EL PROTOCOLO DE PALERMO.
Luego de la BATALLA DE CASEROS, su vencedor, URQUIZA, hizo inútiles esfuerzos por inspirar confianza en los porteños. En su proclama dio a conocer sus propósitos pacifistas -no hay vencedores ni vencidos- , propuso el olvido del pasado y la necesidad de trabajar en bien y progreso del país; pidió concordia y tolerancia a todos. Luego designó gobernador provisorio de la provincia al doctor Vicente LóPEZ Y PLANES, autor del Himno Nacional y personaje vinculado al pasado rosista. LóPEZ formó su ministerio con nombres que resultaran aceptables para los porteños: Valentín ALSINA, Luis José de la PEÑA, Benjamín GOROSTIAGA, Vicente Fidel LóPEZ y el general Manuel ESCALADA.
Pero los esfuerzos de URQUIZA y LóPEZ Y PLANES fueron estériles. El círculo que dominaba en ese momento la provincia de Buenos Aires procuraba el fracaso de la organización federal emprendida por Urquiza. No estaba dispuesto a resignar la autonomía del nuevo Estado provincial tras el vacío de poder dejado por la caída de ROSAS. Los hombres de gobierno porteños pretendían heredar el poder de ROSAS y retener sus fuentes históricas de poder político y económico: La Aduana y el Banco. En este contexto, Urquiza pasaba a ser un obstáculo. Incluso la idea de asesinar al gobernador entrerriano pasó por las mentes de los políticos porteños. Julio VICTORICA, testigo clave de la época por su cercanía a Urquiza -fue funcionario del ministerio de relaciones exteriores de la Confederación y secretario privado del general entrerriano durante la década de 1860-, señalaba que, en los días de la batalla de Caseros, el general en jefe de las fuerzas brasileñas había advertido al general Urquiza acerca de una conspiración en su contra (2).
No obstante URQUIZA continuó con su tarea organizativa. El 6 de abril de 1852 reunió en PALERMO a los gobernadores de Buenos Aires, Corrientes, y al representante de Santa Fe, quienes, sumados a la propia representación de Entre Ríos, acordaron en un protocolo lo siguiente: ...queda autorizado el expresado Exmo. señor Gobernador y Capitán General de la Provincia de Entre Ríos, General en Jefe del Ejército Aliado Libertador, Brigadier don Justo José de URQUIZA, para dirigir las Relaciones Exteriores de la República, hasta tanto que, reunido el Congreso Nacional, se establezca definitivamente el Poder a quien compete al ejercicio de este cargo.
También se decidió la reunión de la COMISIóN REPRESENTATIVA con sede en Santa Fe que ordenaba el Pacto Federal de 1831 y el envío de una circular a las provincias haciendo conocer lo resuelto.
Pero las intrigas contra Urquiza no cesaron. Si bien la comisión de negocios constitucionales de la Legislatura de la provincia de Buenos Aires aprobó el proyecto presentado por el diputado Francisco Pico respecto del nombramiento de Urquiza como encargado de las relaciones exteriores, el presidente de dicha comisión, Dalmacio Vélez Sársfield, aconsejó otorgar a Urquiza sólo un voto de gracias "por haber libertado a Buenos Aires del tirano que la oprimía". Esta postura, que daba a entender que los porteños consideraban finalizada la tarea del vencedor de Caseros y no permitirían su intervención en los asuntos internos del Estado porteño, fue aprobada por unanimidad y presentada ante Urquiza por los comisionados VÉLEZ SÁRSFIELD, MONTES DE OCA Y GAMBOA. Además, según VICTORICA, se lanzaron acusaciones de que URQUIZA se había pasado a los porteños para instalar un gobierno unitario. Por otra parte, se le reprochaba al vencedor de Caseros y a sus soldados que hubiesen entrado en la ciudad de Buenos Aires y a la cabeza del ejército vencedor llevando poncho blanco y sombrero de felpa.
Asimismo, ciertos actos impolíticos del general Urquiza, tales como fusilamientos sin proceso y el restablecimiento del uso del "cintillo punzó" contribuyeron a exacerbar la sensibilidad porteña en contra del general entrerriano. Esta última decisión de Urquiza provocó un movimiento de protesta, y dio motivo al ministro ALSINA para dictar un decreto el 15 de febrero, afirmando que el cintillo punzó que adornaba la frente de los valientes que componían el ejército libertador no era un signo del odioso sistema derribado, pero, para evitar malas interpretaciones, el gobierno hacía saber que su uso no era obligatorio. Este decretó no cayó bien a URQUIZA, que el día 21 hizo pública una proclama imprudente que empeoró aún más la situación. En ella afirmaba que sólo a la estrechez de miras de los unitarios se había debido el fenómeno del omnímodo poder de ROSAS, les echaba en cara el fracaso de todas sus tentativas, en que habían "sucumbido sin honor", y agregaba:
Hoy mismo asoman la cabeza, y después de tantos desengaños, de tantas lágrimas y sangre, se empeñan en hacerse acreedores al renombre odioso de salvajes unitarios, y con inaudita impavidez, reclaman la herencia de una revolución que no les pertenece, de una victoria en que no han tenido parte, de una patria cuyo sosiego perturbaron, cuya independencia comprometieron y cuya libertad sacrificaron con su ambición y anárquica conducta.
Con ello URQUIZA no logró sino exaltar aún más los ánimos y dio armas a los que estaban interesados en demostrar que el propósito del general victorioso era humillar a los porteños. Por su parte, éstos no olvidaban la pasada alianza entre URQUIZA y ROSAS, y temían que la delegación de las relaciones exteriores al primero resultase en una reedición de la dictadura rosista.
Punto 2 - Bolilla IX.- LA MISIóN IRIGOYEN. PROTOCOLO DE PALERMO.
Dejados a un lado los problemas de orden interno de la provincia de Buenos Aires, el general URQUIZA, fiel a su pensamiento de organizar la nación, se da de lleno a la tarea de afrontar el riesgoso escollo. Para llegar a los fines propuestos es necesario contar con el apoyo y la participación de todas las provincias. Es menester que todas y cada una de ellas den su consentimiento para que lo dispuesto en el PACTO FEDERAL del 31 pueda cumplirse. Sabe muy bien que si algunos de los gobiernos de provincia defeccionan, la guerra civil será inminente. Hace falta por lo tanto usar de mucho tacto y comprensión política.
Dos caminos se presentan ante el vencedor de Caseros que arrasa con todos los gobiernos provinciales de origen rosista o partidarios del ex dictador o encara el problema de la organización nacional aceptando las situaciones provinciales, tal como se encuentran. Adoptar la primera determinación significaba prolongar quién sabe por cuántos años la soñada reconstrucción del país, encender la hoguera de la guerra en todo el territorio y abandonar a la anarquía el resto de la nación. El plan URQUIZA -se ha dicho- debía consistir, pues, en valerse de los mismos elementos políticos que detentaban las situaciones provinciales, haciéndolos cooperar de buen grado en los preliminares de la obra constituyente, de esta manera reduciría sin sangre a esos caudillos-gobernadores que imperaban en las provincias, no sólo quitándoles todo motivo o pretexto para obstaculizarla, sino también interesándolos en el éxito de la empresa por la participación honrosa que en ella se les atribuía". Por su parte -expresa VARELA- en esa situación era menester reconstruir y no seguir demoliendo. ROSAS estaba vencido, pero quedaba el interior en poder de los caudillos que habían obedecido sus órdenes, o que, cuando no las recibían de él, tiranizaban por cuenta propia a sus respectivas provincias. Tratar de cambiar violentamente esas situaciones era continuar la anarquía y la lucha civil que venía asolando al país desde hacía treinta y cinco años. URQUIZA lo comprendió -agrega- así, y con clarividencia genial contemporizó con los caudillos y las situaciones existentes, dejó al tiempo y a la evolución la tarea de cambiar las situaciones locales de las provincias interiores, modificándolas al amparo de nuevas instituciones, que debían crearse bajo el imperio de una Constitución común.
Encarado el problema sin titubeos, el general URQUIZA se decide por el segundo de los caminos, es decir, emprender la organización en base al estado y situación de cada provincia pero, para afrontar tamaña empresa sabe que es necesario preparar el terreno, haciendo conocer a los gobernantes su pensamiento, su plan político. Es necesario antes que nada obtener la firme adhesión de esos caudillos, díscolos y soberbios, algunos; cuando no, recelosos o desengañados de toda tentativa constitucional.
Para conjurar el peligro, el Libertador elige a Bernardo de IRIGOYEN, hombre de apenas treinta años, vinculado al gobierno de ROSAS. Su talento y calidad excepcionales le valen la designación. Su misión consiste fundamentalmente en hacer conocer el plan de gobierno proclamado por URQUIZA, las base legales de la futura organización nacional y, realizado esto, buscar la adhesión de las provincias interiores. ¿Cumpliría un hombre tan joven y sin experiencia política tan delicada función? Bernardo de IRIGOYEN -ha dicho uno de sus biógrafos- "no era ejecutivo sino deliberativo; hablaba a veces con ademán rotundo para suplir con el gesto la energía ausente... Era un hombre de deber, con principios pero sin perjuicios... Era fino y sutil, con un fondo de criollo taimado y toda la galanura de un marqués de Luis XIV en la corte de Montespán, mejor de la Maintenon... Había estudiado poco, no conocía idiomas extranjeros, leía a ratos perdidos, no tenía ninguna especialidad; pero tenía memoria y claridad, y antenas poderosas para pescar las voces perdidas en el viento... Decía sólo lo que quería, y sabía escuchar con talento".
Con estas poderosas armas de sagacidad e inteligencia marcha Bernardo de IRIGOYEN hacia las provincias interiores
Su misión, no sin tropiezos por cierto, se cumple despaciosamente con todo éxito. El mismo general URQUIZA lo despide, dejando expuesto en sus palabras el programa a cumplir.
à "Es preciso -le dice- modificar y templar prudentemente las ideas de los que pretenden inaugurar una época de venganza y desolación.
à Mi política necesita explicarse a los gobiernos, porque de la fusión, del olvido y de la tolerancia que proclamamos, creo que debemos esperar la realización de los grandes bienes que anhelamos para el país.
à Es conveniente -agrega- estudiar el estado de la opinión pública en las provincias; investigar las más o menos probabilidades que una pronta organización;
à allanar las dificultades que pudiesen aparecer y
à atraer al pensamiento de la Constitución todas las influencias notables del interior.
à Evitar la guerra civil,
à promover la paz y unión es una suprema necesidad de las circunstancias, a cuya realización debemos consagrar los argentinos toda clase de esfuerzos y de sacrificios".
Preparado así el camino de la organización definitiva, faltaba ahora comenzar a cumplirlo.
Mientras Bernardo de IRIGOYEN llevaba a cabo su misión ante los gobiernos provinciales, y en el orden interno se avecinaban las elecciones para elegir los diputados de la legislatura porteña, deseoso en el orden general de organizar la autoridad suprema que provisionalmente se encargue del manejo de las relaciones exteriores y de hacer cumplir los pactos, base jurídica de la campaña libertadora sobre los cuales habrá que organizarse la nación; invoca a una reunión en su residencia de San Benito de Palermo. Concurren a ella, especialmente invitados, los gobernadores de:
à Buenos Aires, doctor Vicente LóPEZ Y PLANES y
à de Corrientes, y general don Benjamín VIRASORO,
à don Manuel LEIVA, en nombre y representación del gobernador de Santa Fe,
à don Domingo CRESPO y el propio general URQUIZA, como gobernador y capitán general de la provincia de Entre Ríos.
En las palabras preliminares del protocolo se establece en forma clara el objeto de la convención o acuerdo, al expresar que se reúnen en San Benito de Palermo "para considerar la situación presente de la República, después de la caída del poder dictatorial ejercido por el ex gobernador don Juan Manuel de ROSAS, y ocurrir a la necesidad más urgente de organizar la autoridad que, en conformidad a los pactos y leyes fundamental de la Confederación, la represente en sus relaciones externas con las demás potencias amigas, con las que tiene que mantener y cultivar los vínculos de amistad que las unen, y en adelante promover otros arreglos proficuos a esas mismas relaciones contrayendo compromisos útiles que las cimiente".
Luego de otras consideraciones declaran que se resuelve que el general Justo José de URQUIZA, gobernador y capitán general de la provincia de Entre Ríos y general en jefe del ejército libertador, quede autorizado para dirigir las relaciones exteriores de la República, "hasta tanto que, reunido el Congreso Nacional, se establezca definitivamente el poder a quien compete el ejercicio de este cargo".
Seguidamente, y cumpliendo también el viejo sueño URQUIZA de restablecer y hacer cumplir en toda su extensión el PACTO FEDERAL de 1831, se acuerda "que cada uno de los gobiernos signatarios" de dicho tratado proceda inmediatamente "al nombramiento del PLENIPOTENCIARIO que deba concurrir a formar la Comisión representativa de los gobiernos, para que reunida en la capital de la provincia de Santa Fe, entre luego en el ejercicio de las atribuciones que le corresponda según el arto 16 del mismo tratado" .
En el PROTOCOLO DE PALERMO del 6 de abril de 1852 es dado el fundamento jurídico de la organización nacional. La reconstrucción de la República no será hecha al capricho vencedor, ni a resultas de una ley circunstancial. La organización se hará cumpliéndose la voluntad de los pueblos, traza en los pactos y leyes fundamentales; será cumpliendo el PACTO FEDERAL del 31, al cual se adhirieron todas las provincias argentinas. Al poner en acción en esta conferencia el Art. 16 del mencionado tratado, que establece la organización del poder bajo el SISTEMA FEDERAL, comienza, en verdad, el programa de constitucionalidad tan esperado por los pueblos; y cabe la plegaria al general Urquiza de haber intentado la reconstrucción patria, exclusivamente con base en los propios antecedentes nacionales.
A partir del PROTOCOLO DE PALERMO, el mandato histórico - jurídico de las provincias argentinas empieza a cumplirse.
Surge un poder nacional para el manejo de las relaciones exteriores, y muy pronto habrán de echarse las bases para la instalación del CONGRESO GENERAL. El mismo día de la firma del Protocolo el general URQUIZA designa al doctor Luis DE LA PEÑA como ministro secretario del ramo, pero, habiendo sido nombrado luego para desempeñar la representación en el Brasil en reemplazo del general Tomás GUIDO, asumió el cargo el doctor Vicente Fidel LóPEZ. Con la creación de este ministerio nacional, desaparecía así la cartera de Relaciones Exteriores de la provincia de Buenos Aires. Si bien el Protocolo del 6 de abril consolidaba el poder nacional ejercido a la sazón por otorgándole el manejo, de las relaciones exteriores, comprende, sin embargo, que la tarea preliminar de la organización debe moverse en torno a los caudillos-gobernadores, obteniendo de éstos no sólo una ratificación a posteriori de sus actos, y desde lejos, sino una actuación directa, personal, que los vincule integralmente a la obra de la reconstrucción de pública. Es necesario que el Congreso Constituyente surja de un acto solemne y fundamental, donde estén representadas las soberanías provinciales; un acto del que no pueda dudarse y que su resolución sea el unánime voto de los pueblos. ¿Qué mejor para ello que realizar un acuerdo previo al acto constituyente, cuyos miembros natos sean los propios gobernadores de provincias? Para conjurar el peligro de llamar al país a elecciones que darían los resultados de otras veces, viniendo representantes de los gobernadores y nunca de los 'pueblos' el general URQUIZA encontró un remedio que conjurando ese peligro le permitiría ejercer su indisputable influencia en los gobernadores y decidirlos en favor de la Constitución. Concretada su decisión, el general URQUIZA se dirige el 8 de abril a todos los gobernadores por intermedio de su ministro de Relaciones Exteriores invitándolos a una reunión en la ciudad de San Nicolás de los Arroyos el día 20 de mayo de ese año.
Todos los gobiernos de provincia contestan afirmativamente a la invitación formulada de concurrir a San Nicolás de los Arroyos.
El 1 de mayo de 1852 la flamante LEGISLATURA porteña inauguró solemnemente sus sesiones. Acto continuo procedió a elegir al que habría de ser gobernador propietario de la provincia de Buenos Aires, resultando ungido don Vicente LóPEZ Y PLANES por treinta y tres votos sobre treinta y ocho de los diputados presentes. Valentín ALSINA antes de la elección había retirado su candidatura. Posteriormente en la sesión especial del 16 de mayo el gobernador propietario prestó el juramento de ley y dio lectura a su programa de gobierno, coincidente con los grandes principios que animaban al vencedor de Caseros.
LA RESISTENCIA DE BUENOS AIRES A LA AUTORIDAD DE URQUIZA
EL PROYECTO DE PUJOL: UN INTENTO DE QUEBRAR LA HEGEMONíA DE BUENOS AIRES
El 5 de mayo de 1852, Urquiza reunió en PALERMO a destacadas figuras de Buenos Aires con el objetivo declarado de intercambiar opiniones acerca de la forma de convocatoria del Congreso Constituyente -tema a discutirse en la reunión de San Nicolás de los Arroyos-. Estuvieron presentes Dalmacio Vélez Sársfield, Valentín Alsina, Tomás Guido, Vicente Fidel López, Benjamín Gorostiaga, Francisco Pico y Juan Pujol. Pero en realidad el fin último de la reunión era presentar el proyecto que el correntino Pujol había elaborado con la colaboración del cordobés Santiago Derqui, con el cual Urquiza estaba de acuerdo, y que albergaba la intención de limitar el poder de Buenos Aires. El proyecto de Pujol procuraba reeditar el plan de 1826 de Bernardino Rivadavia sobre la capitalización de Buenos Aires y señalaba la necesidad de un gobierno provisional de alcance "nacional" hasta tanto el Congreso nombrara autoridades. La jugada de Pujol, apoyada por Derqui, parecía hábil, pues buscaba halagar a los porteños al presentar un plan con cuyo autor se identificaban ideológicamente. Pero los hombres de Buenos Aires se percataron rápidamente del objetivo que animaba dicho proyecto:
à cercenar la cabeza de la poderosa Buenos Aires era una forma de evitar amenazas para Corrientes.
à Dicho objetivo era tan claro que el rechazo al mismo no se hizo esperar pese al corte unitario del ex proyecto rivadaviano.
à Tanto la capitalización de Buenos Aires como la decisión de crear un gobierno provisional cuya soberanía incluyese a Buenos Aires despertaron la cerrada oposición porteña.
El caudillo entrerriano al parecer no quedó muy conforme con la reunión de notables. Esto surge de una carta enviada por Pujol a Derqui el 20 de mayo en donde el primero expresa:
Por aquí va todo como Ud. lo ha dejado, la enemiga del general con los porteños va de día en día subiendo de punto: la conferencia sobre el proyecto consabido ha producido el magnífico resultado de convencerlo al general de que no hay hombres más provincianos y unitarios que los porteños -concurrieron a la conferencia ALSINA, VÉLEZ, LóPEZ, GOROSTIAGA y todos se declararon contra el proyecto, presentaron otro, que el general hizo pedazos. En fin creo que la idea prevalecerá. Mañana salimos en un vapor para San Nicolás.
PUJOL no perdería las esperanzas de que su proyecto fuera aprobado en la futura reunión de San Nicolás, pero para ese entonces Urquiza ya había comprendido que no era conveniente considerar el problema de la capital de la Confederación.
La resistencia de Buenos Aires a la autoridad de Urquiza
El Acuerdo de San Nicolás
En lugar de reconstruir la Comisión Representativa del Pacto Federal de 1831, el 8 de abril de 1852, dos días después de firmado el PROTOCOLO DE PALERMO, Urquiza invitó por nota-circular a los gobernadores de las provincias a una reunión a efectuarse en SAN NICOLÁS DE LOS ARROYOS, el 20 de mayo, con el propósito de convenir las bases de la organización nacional.
A fines de mayo se reunieron en la mencionada ciudad diez gobernadores:
à Justo J. de Urquiza (Entre Ríos),
à Vicente López y Planes (Buenos Aires),
à Benjamín Virasoro (Corrientes),
à Domingo Crespo (Santa Fe),
à Pascual Segura (Mendoza),
à Nazario Benavides (San Juan),
à Pablo Lucero (San Luis),
à Manuel Taboada (Santiago del Estero),
à Celedonio Gutiérrez (Tucumán) y
à Vicente Bustos (La Rioja).
à Catamarca designó representante a Urquiza,
à en tanto que Salta, Jujuy y Córdoba firmaron su adhesión más tarde.
à El 29 de mayo se iniciaron oficialmente las deliberaciones.
El Acuerdo de San Nicolás fue firmado el 31 de mayo de 1852 y constaba de 19 artículos dispositivos y uno adicional. Estableció la vigencia del Pacto de 1831 -al que calificaba de "LEY FUNDAMENTAL"-. Dispuso la reunión de un Congreso general constituyente en la ciudad de Santa Fe en el mes de agosto, al cual las provincias debían enviar dos diputados cada una, que tendrían inmunidades y privilegios. El acuerdo otorgaba a URQUIZA el título de DIRECTOR PROVISORIO de la CONFEDERACIóN ARGENTINA, con importantes atribuciones, como la facultad de intervenir en las provincias en caso de que la paz interior se viera perturbada, la representación de las relaciones exteriores, el mando supremo de las fuerzas militares de todo el país, la reglamentación de la navegación de los ríos interiores y la administración general de correos. El director provisorio estaba también autorizado a nombrar un consejo de estado, con el cual consultar los casos de gravedad. El acuerdo suprimía los derechos de tránsito entre las provincias, y destinaba el producto de sus aduanas exteriores para sufragar los gastos generales de la administración (1). El mismo día de la firma del tratado, el general URQUIZA asumió el cargo de director provisorio y prestó juramento ante sus pares.
LA RESISTENCIA DE BUENOS AIRES A LA AUTORIDAD DE URQUIZA
EL RECHAZO DEL ACUERDO DE SAN NICOLÁS POR LA LEGISLATURA DE BUENOS AIRES: LAS "JORNADAS DE JUNIO"
A su vez, la Legislatura de Buenos Aires se había instalado el 1 de mayo de 1852 y había designado como gobernador de la provincia a Vicente LóPEZ Y PLANES. Este nombramiento disgustó a Valentín ALSINA, quien aspiraba al mismo cargo y a partir de ese momento integró la fila de los opositores al vencedor de Caseros. Pero la Legislatura porteña, a pesar de haberlo elegido, pronto dio indicios de rechazo a la autoridad de LóPEZ Y PLANES, a quien se consideraba hombre de URQUIZA. Otorgó al gobernador autorización para concurrir a San Nicolás pero no le dio atribuciones para que firmara ningún acuerdo.
No había regresado aún LóPEZ Y PLANES, cuando se conoció en Buenos Aires el texto del acuerdo, publicado por el diario oficialista El Progreso. Los opositores juzgaban a López como un instrumento de Urquiza y sostenían que el documento firmado lesionaba intereses fundamentales de la provincia. LóPEZ reasumió el mando el 14 de junio y al día siguiente envió a la Legislatura un proyecto de ley por el cual el Acuerdo de San Nicolás entraba en vigencia en todo el territorio de la provincia de Buenos Aires. Los debates a que dio origen el mencionado proyecto se conocen con el nombre de "JORNADAS DE JUNIO".
Entre los defensores de lo pactado en San Nicolás estaban los integrantes del gabinete del gobernador LóPEZ: el Ministro de Gobierno Juan María GUTIÉRREZ, el de hacienda José Benjamín GOROSTIAGA, el de justicia e instrucción pública Vicente Fidel LóPEZ, y el diputado Francisco Pico, único que apoyó la postura gubernamental contra la mayoría de los miembros de la Legislatura. Por su parte, encabezaban la oposición al acuerdo los diputados Bartolomé MITRE, Pedro ORTIZ VÉLEZ, Ireneo PORTELA y Dalmacio VÉLEZ SÁRSFIELD.
Las amplias facultades concedidas al general URQUIZA por el lapso de los dos o tres meses en que quedasen a su cargo los destinos de la CONFEDERACIóN ARGENTINA fue uno de los pretextos que según Victorica enarbolaron los opositores de URQUIZA en la Legislatura de Buenos Aires. Otro punto conflictivo del acuerdo para Buenos Aires -y en realidad el punto crucial de su posición- era el que ordenaba la atención de los gastos con una parte proporcional del producto de las aduanas exteriores. Si bien no quedaba claramente especificado qué parte, obviamente era Buenos Aires la que perdería el monopolio de la aduana, ya que la de Corrientes para el comercio de aguas arriba o las terrestres de la cordillera poca renta dejaban para sostener los gastos del gobierno provisorio. Pero Buenos Aires no estaba dispuesta a perder la fuente de ingresos que venía sosteniendo su economía desde 1820. Vale señalar que gracias al ingreso aduanero, en 1851 el presupuesto de Buenos Aires excedía al de todas las economías de las provincias de la Confederación juntas.
El general MITRE fue el primero en hablar en el recinto de la Legislatura, y parándose frente a Urquiza, dijo lo siguiente:
Yo prescindo de los detalles del Acuerdo, (...) y sin detenerme, ni en la cuestión de forma, ni en la cuestión legalidad, tomo ese documento en su conjunto y busco la idea primordial que ha presidido a él. ¿Cual ha sido esa idea? La organización nacional. Pero la organización nacional ¿sobre qué base? Sobre la base de una dictadura irresponsable que constituye lo que propiamente puede llamarse un poder despótico; y al decir esto me encuentro, naturalmente, en el terreno de la verdadera discusión y colocado frente a frente de la gran figura y del gran principio que se levantan en ese tratado como dos colosos. La gran figura del general Urquiza, investido de una autoridad que no tiene precedentes en nuestra historia.
Las palabras de Mitre evidenciaban el celo de los hombres de Buenos Aires a perder su autonomía y su resistencia a una organización nacional en que dominasen las provincias.
También se pronunciaron contra el acuerdo PORTELA y Estévez SEGUí. El último se apartó del nivel elevado de la discusión y dirigió ataques personales contra Urquiza y el gobernador LóPEZ. PORTELA a su vez cumplía con un plan premeditado, pues, cuando todavía se encontraban en Montevideo había expresado a Salvador María del CARRIL: "Dejemos que URQUIZA derribe a ROSAS, que ya nos llegará a nosotros la ocasión de derribar a URQUIZA". Esta frase pronunciada con anticipación a los sucesos de junio ilustraba cabalmente la posición tomada por los dirigentes porteños, cuyos planes habían sido utilizar a URQUIZA para derrocar a Rosas pero de ninguna manera entregar a éste el gobierno de su provincia. Por último, VÉLEZ SÁRSFIELD subrayó el peligro de crear una autoridad omnipotente en la persona de URQUIZA -el mismo argumento de MITRE-, pretendiendo demostrar que el gobierno en manos del entrerriano resultaría un gobierno irresponsable dominado por un caudillo de las provincias.
El diputado Francisco PICO alegó en contra de la opinión de MITRE y VÉLEZ, que el acuerdo no otorgaba a URQUIZA más poder que el que ya tenía, y que en cambio lo limitaba al comprometerlo a la convocatoria de un Congreso. Vicente Fidel LóPEZ, MINISTRO DE INSTRUCCIóN PúBLICA e hijo del gobernador, hizo un alegato a favor del acuerdo, pero la opinión pública lo obstaculizó en todo momento. De esta manera, a partir del 22 de junio quedó eliminado todo posible entendimiento entre los hombres porteños y URQUIZA. Sintiéndose desautorizado y habiendo sido agredidos sus ministros, LóPEZ Y PLANES al día siguiente presentó su renuncia, aceptada por la Legislatura que eligió como su reemplazante al general Manuel PINTO.
Ante los hechos, Urquiza reaccionó de inmediato. El mismo día de la renuncia de LóPEZ Y PLANES -23 de junio de 1852- redactó una nota en Palermo por la cual declaraba disuelta la Legislatura porteña y resolvía asumir provisionalmente el gobierno de la provincia rebelde "por considerar la situación actual completamente anárquica y hallarse persuadido que su primer deber era salvar a la patria de la demagogia, después de haberla libertado de la tiranía". Asimismo, URQUIZA dio orden de cerrar los periódicos de Buenos Aires, con excepción de El Progreso, y otorgó a los diputados VÉLEZ SARSFIELD, MITRE, PORTELA y ORTIZ VÉLEZ un plazo de 24 horas para salir de la provincia. El director provisorio, de acuerdo con las facultades que le otorgaba el ACUERDO DE SAN NICOLÁS, volvió a nombrar gobernador provincial a Vicente LóPEZ Y PLANES el 26 de junio, cargo al que éste renunciaría nuevamente al mes siguiente.
Ante este nuevo traspié, URQUIZA, dispuesto a controlar a Buenos Aires a cualquier precio, intervino en la provincia rebelde a través de un golpe de Estado a fines de julio de 1852. Por el decreto del 26 de julio, URQUIZA establecía:
ínterin se provee lo conveniente para el nombramiento de gobernador de la provincia de Buenos Aires, con arreglo a la ley de 29 de diciembre de 1823, el director provisorio asumiendo el poder tutelar de las instituciones públicas, obtenido por el memorable hecho del 3 de febrero y confirmado respecto de toda la Confederación por el acuerdo del 31 de mayo, declara que continuará en esa posición por sólo el tiempo preciso para el restablecimiento de las autoridades de la provincia, y que se expedirá en sus deliberaciones con el voto consultivo del consejo de estado que está autorizado a nombrar por el artículo 17 del citado acuerdo del 31 de mayo.
Al conformar este consejo de estado, URQUIZA incorporó a los miembros del consejo de hacienda que habían estado en actividad bajo el gobernador LóPEZ y luego añadió seis miembros más, hasta totalizar quince personas. Fue un intento por ganarse el apoyo del antiguo elemento rosista, pues siete de ellos habían estado vinculados al régimen de ROSAS. Tanto es así que el primer asunto que sometió al nuevo consejo trataba de la derogación del decreto anterior por el cual se confiscaban los bienes de Rosas.
Punto 5 - Bolilla IX.- LA RESISTENCIA DE BUENOS AIRES A LA AUTORIDAD DE URQUIZA.
- REVOLUCIóN DEL 11 DE SEPTIEMBRE DE 1852: LA SECESIóN DE BUENOS AIRES
En este contexto crítico, un militar de treinta años que volvía de su periplo por Uruguay, Bolivia y Chile, Bartolomé Mitre, quiso hacerse portavoz de una ciudad y una provincia que no querían renunciar a su autonomía. En nombre de la "CAUSA DE LA LIBERTAD", MITRE se presentaba como el joven héroe porteño. La presencia de Mitre reflejaba el renacimiento de la vida política porteña, ausente durante los últimos veinte años de dominación rosista. La guerra entre URQUIZA y los hombres de Buenos Aires estaba declarada a partir de los acalorados sucesos de junio. Volvían a reflotar los temores e inquinas entre porteños y provincianos, larvados pero no desaparecidos durante la etapa rosista.
Si bien su gobierno no fue opresivo, los actos del gobierno personal de Urquiza provocaban la enemistad entre las complejas facciones políticas de Buenos Aires. A principios de agosto convocó a elecciones en la provincia para elegir a dos diputados que debían representar a Buenos Aires en el Congreso Constituyente.
Los candidatos, indicados por URQUIZA, eran:
à Salvador María del Carril y
à Eduardo Lahitte.
Otras medidas de este gobierno fueron la devolución de los bienes de Rosas a su abogado; la suscripción de dos tratados, uno de navegación y límites con Paraguay, y otro de comercio y navegación con Portugal; y la fijación de normas para el tráfico de ganado y su venta en la provincia, y de tarifas aduaneras.
Dos decretos dictados por URQUIZA el 28 y 31 de agosto de 1852 incentivaron aún más la disidencia porteña.
à Por el primero, se abrían los ríos interiores. Además de la Aduana de Ultramar ya existente en Buenos Aires, se crearon otras de registros en Martín García, y las de Corrientes, Paraná, Concepción del Uruguay y Rosario, villa esta última declarada ciudad por impulso del propio Urquiza el 5 de agosto de dicho año.
à Por el decreto del 31, se suprimió un derecho diferencial del 25% que Buenos Aires cobraba desde marzo de 1836 a los efectos ultramarinos llegados de Montevideo por reembarco o trasbordo.
Creyendo que tenía el control de Buenos Aires y que ésta aceptaría su programa de organización nacional, el 3 de septiembre de 1852 URQUIZA designó provisoriamente como gobernador de Buenos Aires al general José Miguel GALÁN, y el 8 abandonó la ciudad para la apertura de las sesiones del Congreso Constituyente en Santa Fe. En esas circunstancias, los elementos localistas porteños, dirigidos desde la Legislatura por Valentín ALSINA, decidieron aprovechar la ausencia de URQUIZA y sublevaron parte de las tropas urbanas. Pronto la ocupación entrerriano-correntina de Buenos Aires se hizo insostenible.
à El 11 de septiembre un exitoso alzamiento, conducido por Lorenzo TORRES y alimentado por los opositores de junio e incluso militares del ejército de la Confederación que se pasaron al bando porteño en ausencia de URQUIZA, echó por tierra los intentos del DIRECTOR PROVISORIO de controlar la provincia.
à El 22 del mismo mes, la Legislatura porteña sancionó una ley -promulgada al día siguiente por el gobernador- que disponía el cese del otorgamiento de la conducción de las relaciones exteriores de la provincia a URQUIZA; el compromiso de Buenos Aires "en sus relaciones con las potencias extranjeras" de observar las obligaciones de los tratados y del derecho internacional, y la comunicación de que "mientras no se constituya una autoridad nacional que represente a la República en el exterior", el tesoro provincial no pagaría ningún gasto de legación ante potencias extranjeras.
El movimiento disidente, con apoyo popular en la ciudad, se afirmó también en la campaña, favorecido por la adhesión de algunos generales como José María FLORES y Ramón BUSTOS, y por la desmoralización de las tropas de GALÁN que se habían retirado de Palermo al estallar la revuelta. El gobierno de Buenos Aires desafiaba abiertamente al de la CONFEDERACIóN tanto en términos de política interna como externa.
Inmediatamente, los hombres de Buenos Aires encargaron a un viejo personaje del antirrosismo, el general José María PAZ, la misión de explicar a las provincias los alcances del levantamiento del 11 de septiembre y obtener su adhesión. Partió José María PAZ el 16 de octubre, pero no logró llevar a cabo su cometido pues las provincias de Santa Fe y Córdoba impidieron el paso del comisionado cordobés, portavoz de los intereses porteños. Las provincias apoyaban a Urquiza y la "revolución" de septiembre quedó circunscripta a Buenos Aires.
Vale aclarar que el éxito de la Secesión de Buenos Aires del 11 de septiembre no ocultaba sin embargo diferencias entre los distintos sectores de la ciudad y la campaña, más allá de su común resistencia a la autoridad del entrerriano Urquiza. Como aclara Halperín Donghi,
La causa de Buenos Aires no era idéntica para los jefes de frontera, para las clases propietarias, para la nueva opinión urbana movilizada por los dirigentes surgidos en junio. Esta última identificaba, en efecto, la causa de Buenos Aires con la de la libertad que se propone imponer con violenta pedagogía a las demás provincias, poco ansiosas de compartir ese bien inestimable. Para las clases propietarias, ella significa la resistencia a incorporarse a un sistema político y fiscal que los intereses porteños no controlan; para el aparato militar ex rosista, la negativa a aceptar la hegemonía entrerriana sobre la primera provincia argentina. Cuando, vencedor el movimiento en Buenos Aires busca expandirse al interior amenazando inaugurar un nuevo ciclo de guerras civiles, ese aparato militar se alza, expresando así la fatiga de guerra de la entera campaña.
El partido de la Libertad que Bartolomé MITRE se esforzaba en definir a partir de junio de 1852 presentaba rasgos comunes con las experiencias en la misma dirección del resto de países hispanoamericanos iniciadas durante la década de 1840. Uno de dichos elementos comunes era el énfasis en el partido, antes que en el Estado o en el jefe, como depositario de la lealtad política de una colectividad. Otro era el esfuerzo por buscar un pasado para ese partido: tanto el liberalismo de México como el de Nueva Granada y Chile se piensan a sí mismos como renaciendo, como retoños de la breve experiencia liberal de la década de 1820, más postulada que real -por ejemplo el liberalismo chileno era en rigor el resultado de disensiones dentro del partido conservador-. En el caso de Buenos Aires, esa "invención" de una historia para el partido liberal que nacía, tenía una función primordial: otorgar a la ciudad y a la provincia un paso menos objetable que el cuarto de siglo de identificación con la experiencia rosista. Desde el primer momento, MITRE procuró canalizar estas necesidades porteñas (un pasado para su partido, un pasado libre de manchas para su provincia). En este contexto y en la necesidad de encontrar una figura clave en el pasado bonaerense, el retorno a Buenos Aires de los restos de Bernardino Rivadavia -vapuleado por la generación de 1837 y reivindicado a partir de este momento como el padre de la provincia y precursor de la unión nacional- implicaba que Buenos Aires se reconciliaba con su pasado.
Al resucitar la figura de RIVADAVIA, se operaba en el partido liberal porteño una identificación entre la tradición unitaria y la causa de la libertad sostenida por la provincia a partir de junio de 1852. De esta identificación surgía una común percepción, por la cual Buenos Aires y sus conductores se veían a sí mismos como escuela y guía política de la nación entera. El corolario de este auto percepción fue la firme identificación del partido de la Libertad con la causa del progreso, contra la "barbarie" expresada en los caudillos provinciales y en otras fuerzas políticas a las que el partido de la Libertad percibía como reflejos de una realidad caduca. Por otra parte, esta proyección nacional que Mitre diseñaba para su partido marcaría la diferencia con el autonomismo de ALSINA.
Punto 3 - Bolilla IX.- ACUERDO DE SAN NICOLÁS: 29/5/1852- fundamentando el PACTO FEDERAL
Los gobernadores de las Provincias se reunían en San Nicolás de los Arroyos. El acuerdo tiene las características de una pre-constitución (declara al Pacto Federal Ley Fundamental) y el acuerdo se refiere a tres aspectos fundamentales.
1.- a la organización del gobierno provisorio
2.- los fundamentos por los cuales habrá de versar la constitución a dictarse
3.- a la organización del Congreso.
ORGANIZACIóN DEL GOBIERNO PROVISORIO: se lo encomiendan a URQUIZA con el título de Director provisorio de la Confederación, con atribuciones n diferentes órdenes,
a) poner en ejecución las cláusulas del pacto federal tendiente a la organización del Congreso.
b) abrir sus sesiones y liberar fondos para su funcionamiento.
c) tomar medidas para restablecer la paz en las Pcias. En donde fuere alterada y proveer el sostenimiento de sus autoridades legítimas.
d) representar la soberanía, asegurar las fronteras etc.
e) Se lo designa en carácter de Gral. en Jefe de los ejércitos de la Confederación, con mando efectivo de las fuerzas militares de las Provincias se consideraran como parte integrante del ejército nacional.
f) Reglamentar la navegación de los ríos interiores.
g) Las Provincias debían aportar proporcionalmente con el producto de las aduanas exteriores para sufragar gastos.
Fundamentos de la constitución a dictarse:
a) Administración general del país bajo el sistema federal.
b) Reglar el comercio interior y exterior.
c) La navegación.
d) El cobro y distribución de las rentas generales.
e) El pago de la deuda de la república.
f) Reglamentar el crédito interior y exterior.
g) Garantizar la soberanía, libertad e independencia de cada una de las Pcias.
ORGANIZACIóN DEL CONGRESO CONSTITUYENTE:
Se determina la organización de un Congreso General Constituyente con sede en SANTA FE en agosto de 1853. Las provincias debían efectuar la elección de acuerdo a las disposiciones establecidas por la Ley de Elecciones para diputados de las Legislaturas Provinciales. O sea que se consagraba la Igualdad Jurídica de las provincias con la elección de dos diputados por cada una.
- Los diputados no llevarían instrucciones.
- Se exigía la simple mayoría en las votaciones.
- Se establecía la inviolabilidad de los diputados (fueros).
Por el Art.12 del acuerdo se establecía que una vez sancionada la Constitución y las leyes orgánicas que fueren necesarias para ponerla en práctica, sería comunicada por el Presidente del Congreso al Encargado de las relaciones exteriores y éste la promulgaría inmediatamente como LEY FUNDAMENTAL de la Nación, haciéndola cumplir y observar. El artículo agregaba que de inmediato se procedería al nombramiento del PRIMER PRESIENTE CONSTITUCIONAL DE LA REPUBLICA, y el Congreso Constituyente cerrará sus sesiones.
Por artículo adicional se expresaba que las provincias que no hubieran concurrido al acuerdo o que no estuvieren presentes, serían invitadas por el Director a adherir el mismo. (Córdoba y Salta no estuvieron) más tarde van a Palermo a ratificarlo. Se seguía el procedimiento del Pacto Federal.
Todas las Provincias ratificaron el Acuerdo y lo confirmaron y las legislaturas adhirieron mediante leyes.
Punto 4 - Bolilla IX.- LAS JORNADAS DE JUNIO - Debates en la Legislatura de Buenos Aires.
El gobernador Vicente LóPEZ comunica a la Sala de Representantes las bases del acuerdo, tendiente a la organización definitiva, aunque ellas eran de orden provisorio, también expresaba la urgente necesidad de designar diputados para el Congreso y acompañaba un proyecto de ley por el cual se autorizaba al P. E. para poner en ejecución como ley de la Provincia al acuerdo.
LA DISCUSIóN DEL ACUERDO: el 6/6/1852, en la Sala de Representantes de la Provincia de Buenos Aires comenzó la discusión en torno al alcance de la firma del Acuerdo de San Nicolás por el Gobernador de Buenos Aires don Vicente LóPEZ (se ocultaban poderosos intereses, la Provincia volvía al ataque como en el acuerdo se la ponía en igualdad jurídica con las demás y algunas de las cláusulas significaban en cierta medida una disminución de los privilegios de Buenos Aires, el poder político y el económico podía ser compartido por las demás partes del estado.)
No se trataba del ascenso de URQUIZA al poder, volvía la antigua lucha para la recuperación de todo el poderío sin limitaciones para Buenos Aires.
Según los representantes de la SALA, el acto firmado por los gobernadores -no tenía validez.
VÉLEZ SARSFIELD lanzó el ataque a cerca de la naturaleza jurídica del documento mismo- dado que el mismo atacaba las rentas de la Pcia., la navegación de los ríos y los intereses generales.
a) Puesto a discusión, fue MITRE el primero en impugnar el tratado y sus argumentaciones eran: que sin poner en juego la figura de Urquiza, el acuerdo creaba una dictadura irresponsable y un poder despótico.
b) Se basaba en las normas del acuerdo según las cuales no se determinaban las responsabilidades, ni se designaban las facultades del director provisorio.
c) La autoridad podía disponer de las rentas nacionales sin presupuesto y sin rendición de cuentas, reglamentaba la navegación de los ríos como si fuera un cuerpo legislativo y soberano., ejercer la soberanía interior y exterior sin necesidad previa o posterior sanción, declarar guerras o sofocar revoluciones, disponer de las fuerzas armadas de la confederación y comandarlas. (todo esto es conocido bajo el nombre del Manifiesto de un representante)
DALMACIO VELEZ SARFIELD
1.- Según Vélez Sársfield, con las facultades que se le otorgaron a Urquiza quedaban disminuidas al máximo los poderes del Gobernador de Bs. As. también desaparecían las instituciones provinciales, tampoco sería válido el otorgamiento de las facultades para el manejo de las relaciones exteriores. Sobre las cuestiones de fondos- estaba el problema de la adhesión o rechazo de la política acuerdista.
LA DEFENSA JURIDICA: fue sustentada en diferentes fases por el representante Vicente LóPEZ.
2.- el acuerdo estaba históricamente sustentado. Obedecía a la concatenación de las Leyes persistentes a el que debían considerarse fundamentales-
3.- que el acuerdo era un acto de gobierno, o sea e cumplir leyes fundamentales y vigentes hasta la fecha sancionadas por voluntad de los pueblos
4.- y ninguna provincia podía contradecirlas sin caer en un acto de rebelión contra el pacto fundamental.
Por consiguiente es inoportuno el reclamo de competencia de la Sala de Representantes de Buenos Aires para examinar y resolver sobre el cuerpo del acuerdo. (Solo si se han usurpado o no puntos de las atribuciones legislativas de la Provincia), de tal manera el acuerdo no era un tratado por lo cual (estos-si necesitan de la sanción de la legislatura).
El acuerdo de San Nicolás, no había creado ningún pacto, ni Ley entre los pueblos era- sin más un acto de competencia gubernativa entre gobiernos de Provincias.
SUS CONSECUENCIAS: El 23 de junio Vicente LóPEZ envía su renuncia al cargo de Gobernador a la Cámara de Representantes. (La oposición desatada tanto fuera como dentro de la Sala le hacía imposible el mando), dimitían también los ministros, se le aceptaba la renuncia.
"URQUIZA", entonces le informa al Gral. PINTOS (Gdor. Provisorio) que lo desconoce en sus funciones ya que se encontraba plenamente autorizado a llenar la primera de mis obligaciones después de haber liberado de la Tiranía de Rosas, por éste fin es que sumo el gobierno de Buenos Aires provisoriamente y disuelvo la Sala de Representantes y para efectivizar la medida sus divisiones entraban en Buenos Aires y volvía a poner a Vicente LóPEZ en el cargo y a Urquiza reconocido como Director Provisorio, ante la negativa de Vicente LóPEZ de asumir, URQUIZA toma el Gobierno de Buenos Aires y organiza un Consejo de Estado.
A los pocos meses vuelve a Paraná para la organización del Congreso, el 11/9/1852, estalla una revolución en Buenos Aires y la provincia reasume su gobierno, URQUIZA prefiere llegar a un acuerdo antes de una lucha sangrienta -su Congreso era más importante- y retira sus fuerzas e la Pcia de Buenos Aires.
Punto 5 - Bolilla IX.- LA SECESIóN DE BUENOS AIRES.
En la secesión de la Cámara de Representantes del 19/11/1852 luego de la revolución se da lectura a un proyecto por el cual se expresaba que el Acuerdo de San Nicolás no se reconocería y ordenaba el retiro de los diputados designados para el Congreso Constituyente. De esta manera se ratificaba el hecho de fuerza el 19/11/1852 y además la necesidad de iniciar los trabajos para dotar de una constitución a la Provincia ya planeaba a mediados de 1852.
En la discusión ya se perfilaban dos tendencias que luego se transformarían en partidos canalizando la opinión pública de la Provincia nacían EL AUTONOMISMO (ALSINA) y EL NACIONALISMO (MITRE).
Punto 5 - BOLILLA IX.- LA CONSTITUCIóN DE 1854.
La constitución del estado de Buenos Aires de 1854 fue dictada como oposición a la de 1853 para la Confederación. Y reconoce como modelo a la dictada en 1826.
Ambas legislaban sobre la nación y el culto., en la sección 2da se referían a la ciudadanía, en la tercera sección a la forma de gobierno, en la 8va. se refieren a disposiciones generales (algo así como las declaraciones derechos y garantías).
No tenía preámbulo, aunque es precedida de un largo manifiesto, su carácter era unitario
Articulo 1 definía a Buenos Aires como estado con ejercicio libre de su soberanía interior y exterior, mientras no la delegara expresamente en un gobierno federal (pero en el Art. 17 decía que no se reuniría al Congreso general.) sino bajo la forma federal y con la reserva de revisar y aceptar libremente la Constitución que se diere.
Articulo 2 se fijan los limites e la provincia
Articulo 3 estipulada que la religión del estado era católica, apostólica Romana, el estado costea el culto y los habitantes están obligados a tributarle respeto sean cuales fueren sus opiniones religiosas
Articulo 4 se declaraba inviolable el derecho a la libertad religiosa y su uso quedaba limitado a los que prescriben "la moral, el orden y las leyes existentes en el país"
SECCION SEGUNDA -ciudadanía- eran ciudadanos todos los nacidos en el estado y los hijos de las demás provincias siendo mayores de 20 años-
A LA FORMA DE GOBIERNO, expresaba que era popular, representativo, residiendo la soberanía en el pueblo y su ejercicio quedaba delegado en los tres poderes
SISTEMA BICAMERAL
EL PODER LEGISLATIVO residía en una ASAMBLEA GENERAL compuesta de:
à una CÁMARA DE REPRESENTANTES y
à otra de SENADORES.
à La ASAMBLEA designaba al Gobernador del estado.
CAMARA DE REPRESENTANTES un diputado por cada 6000 habitantes -2 años en sus funciones renovados por mitades-
COMPETENCIA: iniciativa en creación de contribuciones e impuestos y acusación ante el senado del Gobernador, ministros miembros de las Cámaras y alto tribunal de justicia por delitos de traición malversación violación de la constitución y otros crímenes
EL SENADO un senador cada 12.000 habitantes 3años en funciones renovabas por tercios
COMPETENCIA: juzgar en juicio público a los acusados por la Cámara de Representantes.
EL PODER EJECUTIVO: era unipersonal -título gobernador del estado- 3 años en funciones- no podía ser reelecto, elegido por la asamblea a pluralidad de votos.
EL PODER JUDICIAL: tribunal superior de Justicia y los inferiores que la ley dispusiera.
DECLARACIONES DERECHOS Y GARANTIAS: en un último capítulo bajo el título de declaraciones generales, propicia la igualdad ante la ley, libertad seguridad y propiedad. Se limitaba la publicación de ideas con sujeción a la ley en la materia-
La CONSTITUCIóN PODíA SER REFORMADA SOLA POR LA ASAMBLEA GENERAL.
- El PODER EJECUTIVO podría promover la reforma de algún articulo y la necesidad de la reforma debía ser sancionada por las 2/3 partes de los votos de la ASAMBLEA GENERAL.
- En caso de disentimiento por parte del ejecutivo se procedía a la reconsideración por ambas cámaras reunidas y eran necesarias partes de votos para sancionar la necesidad de la reforma.
Las disposiciones de esta constitución significaba un paso atrás de la conquista de los derechos humanos fundamentales, tanto en su técnica como en sus disposiciones, constituye un retroceso.
Otra grave objeción a esta constitución en que se elaboró por un poder que se declaraba constituyente sin serlo - PUES FUE SANCIONADA POR LA SALA DE REPRESENTANTES.
AUTONOMISTAS (ALSINA) y NACIONALISTAS (MITRE)
La división del PARTIDO LIBERAL, se produjo a consecuencia del problema de la capitalización y se trataba de una puja por el poder.
El AUTONOMISTA: tendía a la autonomía de Buenos Aires al retomar algunas líneas de tradición federalista por lo que preconizaba a Buenos Aires como capital de la Provincia. Reunía en su seno a ciertos sectores populares y parte de la juventud y agrupaba a viejos elementos federales y algunas figuras del Rosismo.
El alsinismo fue en alguna medida un movimiento de raíces populares y en el militaban políticos que adquirirían relieve en una fuerza que tendrá nacimiento años después, el radicalismo. Ante los ojos de algunos sectores nacionalistas, los autonomistas constituían parte del pueblo no del todo civilizado o culto El Dr. ALSINA capeón de los viejos fueros porteños, ex -gobernador y vicepresidente de la nación atraía hacia sí las simpatías e todos aquellos que sostenían el predominio de esta provincia sobre las demás. Recogía los sufragios de la juventud estudiantil, los intelectuales, la muchachada bulliciosa y expansiva.
El NACIONALISTA: resultaba una expresión de mayor centralismo, reunía una minoría que preconizaba reformas de tipo liberal pensaban en la cesión de la capital.
En cuanto a los nacionalistas cuyo jefe era MITRE, por si solo "era un programa de patriotismo integridad y honradez". Contaba con el elemento conservador. Recogía los sufragios de la sociedad porteña. Deseaban la cesión de Buenos Aires.
NACIONALISTAS y AUTONOMISTAS, podían ser grupos más o menos representativos a los cuales les faltaba una base esencial, o sea un electorado conciente, movido por ideas. Luchaban solo por el poder sin determinarse principios.
Punto 6 - Bolilla IX.- LA CUESTIóN CAPITAL.
El Congreso Nacional procuró complementar con sus iniciativas y disposiciones la acción del PEN. Entre ellos dispuso tratar el grave problema político de la capital definitiva de la República. Si bien Buenos Aires reunía las condiciones requeridas, la Provincia se oponía a desprenderse de dicha ciudad.
En 1853 por la Constitución (Art. 3 la capital residía en Buenos Aires), pero en realidad está en Paraná.
En 1860 (primera reforma) se estableció que las autoridades nacionales residirían en la ciudad que se declare capital por una Ley especial del Congreso.
En 1862 después de (PAVóN-MITRE), se establece transitoriamente en Buenos Aires y aunque el problema de la Federalización aún persistía, en el Congreso de la Provincia de Buenos Aires decidió votar una Ley de Convivencia o compromiso por la que se autorizaba al Gobierno a que utilizara a Buenos Aires como sede provisoria por un plazo de 5 años.
En 1880 pocos días de asumir ROCA la facción de Carlos TEJEDOR se levantó en armas y después de varios combates, ROCA lo venció y a consecuencia de ello es la sanción de dos leyes una de ellas la de Federalización definitiva de la Capital, poniendo punto final a la CUESTIóN CAPITAL.
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