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Economía de la construcción I

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Desarrollar un trabajo de investigación contable, referido a un determinado ámbito sectorial, en este caso la Construcción, requiere hacer un esfuerzo de situación previo, que nos lleve a la mejor comprensión de la propia actividad empresarial para, posteriormente, profundizar en un aspecto mucho más concreto, el análisis contable de su solvencia y su rentabilidad, que constituye el núcleo principal de este trabajo de investigación. Básicamente necesitamos conocer, tanto las peculiaridades de la actividad de la construcción como las de la empresa constructora, por lo que creemos oportuno empezar este capítulo realizando algunas precisiones y puntualizaciones conceptuales sobre dicho sector para pasar a continuación efectuar un análisis de su relevancia macroeconómica.

Agregado: 04 de OCTUBRE de 2011 (Por Yesenia) | Palabras: 2912 | Votar | Sin Votos | Sin comentarios | Agregar Comentario
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    Autor: Yesenia (tiger_jes@hotmail.com)

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    Economía de la construcción I



    Roberto, López



    Capítulo 1



    LA CONSTRUCCIÓN Y EL CICLO ECONÓMICO



    1.1- ESTRUCTURA DE LA CONSTRUCCIÓN



    Desarrollar un trabajo de investigación contable, referido a un determinado ámbito sectorial, en este caso la Construcción, requiere hacer un esfuerzo de situación previo, que nos lleve a la mejor comprensión de la propia actividad empresarial para, posteriormente, profundizar en un aspecto mucho más concreto, el análisis contable de su solvencia y su rentabilidad, que constituye el núcleo principal de este trabajo de investigación. Básicamente necesitamos conocer, tanto las peculiaridades de la actividad de la construcción como las de la empresa constructora, por lo que creemos oportuno empezar este capítulo realizando algunas precisiones y puntualizaciones conceptuales sobre dicho sector para pasar a continuación efectuar un análisis de su relevancia macroeconómica.



    1.1.1.- GENERALIDADES DEL SECTOR DE LA CONSTRUCCIÓN



    1.1.1.1.-CONCEPTO Y CLASIFICACIÓN



    En torno al sector construcción, prevalecen tradicionalmente dos perspectivas distintas cuando se hace del mismo una referencia conceptual. Así un criterio general admitido entre los autores es señalar la aproximación que da la Contabilidad Nacional sobre la actividad de la construcción, determinando que difiere según se realice desde la perspectiva de la oferta o de la demanda. En este sentido Alcaide C.(1995) señala que “desde el punto de vista de la Oferta se la considera como una rama industrial dentro del llamado sector secundario de la economía, en general los documentos de Contabilidad Nacional clasifican la oferta productiva en cuatro grandes sectores; agricultura, industria, construcción y servicios”1. Por el contrario, desde el punto de vista de la Demanda, la construcción es un componente de la demanda de inversión, que forma parte de la formación bruta de capital, en que se considera la realización de inversión en infraestructuras o en edificación”.



    Desde la perspectiva de la demanda parece interesante también hacer algunas precisiones sobre el contenido de la Formación Bruta de Capital, al ser este el eje esencial de definición de la construcción por esta vía. En tal sentido la Formación Bruta de Capital (FBC) se puede definir como el gasto que realizan las empresas en plantas industriales, equipos diversos y existencias así como, por convenio, la adquisición de viviendas nuevas por parte de las familias. La propia definición de FBC permite establecer una primera distinción2 entre Formación Bruta de Capital fijo (FBCf) y Variación de Existencias.



    Desde esta visión microeconómica, hay que señalar que la empresa constructora es un eslabón más del complejo negocio de la promoción y ejecución de obras, quizás el de mayor importancia, si nos atenemos a las repercusiones económicas que tiene para el conjunto de la economía, siendo el eslabón ejecutor, y por tanto el que materialmente realiza lo decidido y proyectado por otros participantes en el proceso. Por todo ello, claramente se observa que, en toda construcción intervienen dos partes: el contratista y el propietario.



    El propietario, o comitente, encarga la ejecución de la obra al constructor, basada en el proyecto redactado por el facultativo competente y bajo la dirección técnica que corresponda, a cambio de un precio a satisfacer según el convenio establecido entre ambos6.



    La actividad de la construcción es quizás, como dice Delgado Gómez, A (1993, pág. 127), una de las que desde más antiguo practica el ser humano. Dicha actividad, sin embargo, es asumida por las empresas constructoras, tal y como hoy las conocemos, desde tiempos recientes, pues hasta finales del siglo XIX su organización era más bien de tipo gremial, en donde los trabajos se efectuaban por cuadrillas agrupadas alrededor de un maestro de obras. La relación entre los facultativos (arquitectos, ingenieros) autores de proyectos o directores de obra y la propiedad, puede ser de tipo laboral, como empleados, o de carácter profesional, concertada mediante las estipulaciones contractuales oportunas.



    En este orden de ideas, y siguiendo a Galeazzi, R (1996, pág.10)7, podemos afirmar que el proceso de ejecución de obras es "muy amplio, ya que además de los edificios, comprende la construcción de puentes, ferrocarriles, obras de fortificación, marítimas, hidráulicas, de saneamiento, etc.". Efectivamente, las actividades que pueden desarrollar las empresas de construcción, son de muy diversa índole, y por ello creemos necesario agruparlas atendiendo a tres criterios distintos: primero, en función de las operaciones o tareas integrantes de los procesos productivos; segundo, atendiendo a la función o destino del producto final obtenido o a fabricar y, por último, en base al carácter público o privado del propietario que encarga la obra.



    Bajo esta perspectiva se califican de obra de ingeniería civil las siguientes actividades:



    A) Carreteras, calles, aeropuertos, pistas, aparcamientos de superficie y similares, incluso alumbrado y señalizaciones.



    B) Centrales de producción y transformación de energía eléctrica, incluidas hidráulica y líneas de transporte y distribución. Instalaciones de telecomunicaciones.



    C) Infraestructura ferroviaria de superficie y subterránea y estructuras conexas, incluidos alumbrado, electrificación señalización, túneles, puentes y estaciones de carga y viajeros.



    D) Puertos y canales de navegación: fondos, lechos de puertos, muelles, malecones, diques, rompeolas, escolleras, embarcaderos, etc.



    E) Oleoductos, gasoductos y redes de abastecimiento de gas, encauzamientos y defensas, obras de regadío, incluso presas, canales y acondicionamiento del suelo, abastecimiento de agua potable, captación, depósito, estación de tratamiento, red de distribución y obras de saneamiento (incluidos alcantarillado, colectores, etc.) y estaciones depuradoras de aguas residuales.



    F) Estadios polideportivos, pistas, piscinas, parques, jardines, lagos artificiales y otras instalaciones deportivas o de esparcimiento. Por su parte el subsector de Construcciones Industriales o no Residencial, se identifica con la construcción de edificios destinados a fines agrarios, industriales, prestación de servicios o en general para el desarrollo de una actividad. Ejemplos de este subsector pueden ser : fábricas, oficinas, superficies comerciales, hospitales, colegios. Y finalmente en referencia al subsector de Edificación Residencial o Vivienda, se considera que abarca la construcción concebida para ser utilizada como vivienda familiar o colectiva. Son los destinados, al menos en un 50% de su superficie útil, a ser habitados por personas bien de forma permanente o con carácter eventual. Estos edificios como nota significativa se clasifican, a su vez , en viviendas familiares y establecimientos colectivos15.



    Desde otra perspectiva, la anterior clasificación del sector contrasta ligeramente con la que propone Carreras Yañez, J.L. (1992, pág.210)16, cuando dice que “la división tradicional de la actividad constructora distingue edificación y obra civil. Dentro de la primera, se incluye la edificación residencial (vivienda) y no residencial (comercial, turística, industrial, social, asistencial, administrativa, despachos, oficinas, etc.); se agrupa aparte la renovación y mantenimiento de los edificios ya existentes. Las obras civiles se denominan comúnmente obras públicas. Esa obra civil total se diferencia en cuatro grupos: transporte (carreteras,ferrocarriles,puerto ), urbanismo, obras hidráulicas y construcciones energéticas.”



    Como complemento a lo anterior, podríamos apuntar, en cuanto al carácter social del promotor, la distinción entre obra pública y obra privada, dependiendo de si es la Administración Pública en sus diversas manifestaciones -estatales, regionales, locales-o la iniciativa particular quien encarga la ejecución de los proyectos. Básicamente se hace necesario distinguir dos contenidos que son:Viviendas familiares, las cuales se concretan principalmente en edificios, partes de los mismos, destinados a domicilio particular. Su finalidad es la de ser habitadas de forma permanente, o por temporadas, por personas generalmente agrupadas en familias y Establecimientos colectivos que son los destinados a ser habitados por un grupo de personas que no constituyen una familias. No llegan a tener la categoría de vivienda al existir determinados servicios sometidos a un régimen común (conventos, cárceles y similares, residencias de ancianos).



    Además, también creemos importante resaltar que la empresa de construcción presenta, en ocasiones, la problemática inmobiliaria, situada en otro extremo de su amplio negocio. En este sentido, la inmobiliaria podría entenderse en el sentido que lo hacía el Instituto de Planificación Contable, al promulgar la Adaptación Sectorial respectiva en 1980, como "empresas cuya actividad habitual tenga por objeto la utilización del suelo una vez urbanizado, para construir sobre el mismo, a través de terceros, con el fin de comercializar las edificaciones resultantes, bien en forma de venta, bien en forma de arrendamiento17". Igualmente pueden confluir en una misma empresa ambas actividades, pero si tal sucediera su tratamiento contable puede individualizarse18, y en consecuencia, también puede orientarse de forma independiente cualquier análisis que pretenda hacerse de ellas.



    En resumen, hemos podido comprobar la generalidad de propuestas y estudios que han clasificado al sector, de los que deducimos que hay una división importante y mayoritaria entre Edificios y Obras Públicas, y que en algunos casos el concepto Edificios contempla a la Vivienda y a la Construcción Industrial (véase gráfico 1.2 ), por lo cual nos centraremos en ellos como elementos básicos para entender el sector y su problemática.



    1.1.1.2. LA EMPRESA CONSTRUCTORA: CARACTERÍSTICAS Y TIPOLOGÍA



    Centrándonos ahora en el ente microeconómico, y en una primera aproximación, podemos señalar dos tipos de características sobre la Empresa Constructora, distinguiendo aquéllas que son intrínsecas y aquéllas que denominaremos básicas. Las primeras hacen alusión a que la venta es anterior a la producción, pues el constructor antes de construir ha de obtener el encargo o adjudicación de tal construcción; además que la propiedad privada y la Administración Pública (y sus proyectistas) deciden cuándo, cómo y qué hay que construir; y por último que cada obra es distinta en su forma, contenido y ubicación.



    Entre las segundas cabe señalarse las siguientes: primero, trabajos por pedido; segundo, largo plazo del proceso productivo que puede cifrarse, en términos medios, entre doce y veinticuatro meses para las obras de edificación urbana, y de dos a cuatro años para las obras públicas; tercero, incertidumbre del precio, debido de un lado, a que el largo plazo de producción obliga a la revisión periódica de precios y, de otro, a la frecuente necesidad de adaptación y modificación del proyecto a lo largo de la ejecución de la obra; cuarto, la importante magnitud de cada pedido, lo que implica, en muchas ocasiones, la necesidad de concentrar en un solo proyecto grandes medios, tanto personales, materiales e instrumentales, como financieros.



    No obstante lo anterior, tendríamos que agregar que el sector en el que opera la empresa constructora, empieza a ser problemático desde el mismo momento en que se busca su encuadre dentro de los tres grandes niveles en que se agrupan las actividades económicas primario, secundario y terciario -. Es opinión bastante generalizada la imposibilidad de su encaje claro en uno de ellos, considerándolo por tanto, en una situación intermedia, a mitad de camino entre las actividades industriales y las de servicios32. Pero además, la actividad de construcción presenta importantes dosis de complejidad, derivándose de la misma toda una serie de características que son intrínsecas a este tipo de negocio y definen su actividad, contratación e, incluso, su organización, de las cuales vamos a comentar seguidamente algunos detalles significativos.



    1.1.1.2. 1.- LA ACTIVIDAD EN CONSTRUCCIÓN



    Empezaremos en primer lugar por la Actividad, la cual se caracteriza, sea cual sea el producto o proceso de ejecución, por la larga duración, de las obras. En tal sentido, la IASC33, que al emitir por primera vez la Norma nº 11 en ningún momento trata de enumerar las peculiaridades de dichas operaciones, hace referencia a ésta, sin embargo, al decir que "la característica más sobresaliente de los contratos de construcción es el hecho de que el comienzo y el final del contrato se sitúan en períodos contables diferentes". Más concretamente el ICAC34 español menciona el "largo plazo del proceso productivo que puede cifrarse en términos medios, entre doce y veinticuatro meses para las obras de edificación urbana, y de dos a cuatro años para las obras públicas". Esta característica es resaltada por la mayoría de autores expertos en el tema.



    Independientemente de lo mencionado es significativo que para definir y resaltar las características de las actividades productivas, se haga en función de las peculiaridades de los productos que se generan con ellas y del proceso de ejecución que se sigue para su obtención. Así podríamos diferenciar:



    a.- Peculiaridades específicas del producto, en este sentido el producto objeto de construcción es la obra completa singularizada en un proyecto. Cualquiera de ellas se caracteriza por unos rasgos comunes entre los que sobresalen en primer lugar, el trabajo por pedido, que se define como aquellas labores que se realizan porque previamente se ha hecho una petición formal de las mismas, y en segundo lugar, la especificidad de la obra, lo cual viene a significar que cada obra es distinta en su forma, contenido y ubicación37. Casi nunca se ejecutan dos obras iguales, ni su ejecución es sencilla en ningún caso. Como dice Delgado Gómez38 "hasta la simple excavación de una zanja requiere la intervención de varias personas que ejecutan cometidos diversos...".De otra parte, cada obra se acomete en lugares diferentes, lo que plantea problemas de desplazamientos de medios materiales y humanos, que no se dan en otras actividades. Todo ello supone que haya que considerar a la obra como una microempresa con todas las fases de un proceso productivo39.En tercer lugar está el Precio final incierto, característica que puede parecer contradictoria con lo comentado en el apartado anterior, en donde asegurábamos que el precio estaba fijado y garantizado desde la firma del contrato. Sin embargo, una y otra afirmación son ciertas, porque la incertidumbre que reseñamos ahora se refiere al precio final, debido de un lado, a que el largo plazo de producción obliga a la revisión periódica de precios y, de otro, a la frecuente necesidad de adaptación y modificación del proyecto a lo largo de la ejecución de la obra..



    Como especial característica, debe destacarse la incertidumbre en relación al coste del producto y, en consecuencia, del margen industrial de cada obra, todo lo cual da origen a serias dificultades en la elaboración de presupuestos y programas, siendo muy pocas las obras, como dice Delgado Gómez, A.(1993, pág.309) "en las que estudiado el respectivo proyecto y hechas las oportunas previsiones, se finalizan sin necesidad de haber procedido a rectificaciones, ajustes o correcciones". La complejidad del producto a fabricar de que hemos hablado, da lugar a que, además desde el punto de vista práctico, su realización se afronte a través de la división de la obra en segmentos de menor volumen en un orden lógico e interdependiente -capítulos-. Y, cada uno de éstos en otros de menor importancia, hasta llegar a las partidas y unidades de obra, de manera que, en definitiva, el valor total de una obra será el resultado de sumar el de sus distintas unidades4. Este hecho motiva, por ejemplo, que para un mismo producto, se da la siguiente definición de "unidad de obra" en las Normas de Adaptación Sectorial a las Empresas Constructoras (Norma de Valoración nº 18): "la porción homogénea y concreta de cada una de las partes materiales necesarias para la ejecución de una obra, en las que los elementos principales, que pueden intervenir parcial o conjuntamente en su producción (mano de obra, materiales y medios auxiliares) son medibles mediante unidades físicas, como pueden ser: el tiempo empleado por operarios-tipo conocedores de los oficios en obras de características medias y en condiciones de trabajo adecuadas; cantidades de materiales empleados de calidades y rendimientos medios y tiempos.



    b.- Características del proceso de ejecución, cuyos rasgos más significativos son: Centros de producción flotante, en referencia a que la industria de la construcción no tiene centros de producción fijos. En este sentido podemos recordar que según las Normas de Adaptación del Plan General de Contabilidad a las Empresas Constructoras "cada obra equivale a una planta industrial de cualquier otro sector. Y cada obra surge allí donde realmente se necesita, allí donde precisamente se demanda". Esta circunstancia le da a la actividad un carácter itinerante, que la convierte en palabras de Dressel, G.(1.976,pág. 123) en "la industria de las fábricas volantes", pues la ejecución de la obra se lleva a cabo con medios de producción móviles en la propia casa del comprador, de manera que, una vez finalizada, dichos medios se trasladan a otra obra.



    La independencia de cada obra como centro de producción supone, en gran medida, una desconexión de las demás en cuanto a operaciones y a resultados. Como se afirma por parte de SEOPAN en su Informe Construcción 2.000, "las empresas del sector funcionan de forma muy utilización normales de trabajo de las maquinarias y medios auxiliares empleados.



    De otra parte, haremos igualmente referencia a la diversidad de operaciones; especialización y subcontratación del proceso de ejecución. La complejidad de los trabajos a desarrollar por una empresa, en relación con la construcción de obras, se debe a ciertos factores consustanciales a la actividad, entre ellos, la diversidad de tecnologías a aplicar, distintos tipos de clientes con exigencias dispares y las diferentes clases de obras a ejecutar. Todo ello da lugar a la aparición de empresas complementarias de la constructora general, para afrontar tareas relacionadas con estudios de proyectos, funciones industriales auxiliares o el desempeño de los oficios inherentes a la construcción - encofradores, escayolistas, ferrallistas, fontaneros, carpinteros, etc.



    Tanto es así que, en palabras de Delgado Gómez, A ( 1995 )49, "la empresa de construcción general suele actuar fundamentalmente como coordinadora y, aunque ejecute buena parte de la obra con sus propios medios, recurre a las empresas especializadas para la ejecución de aquellas otras partes que no puede o no le interesa ejecutar directamente".



    López, R (2003). Economía de la construcción I ”. Universidad Politécnica de Valencia (Servicio de Publicaciones), 2ª Edición. Valencia.





     


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