05-24-2004, 02:42 AM
[b:6747b953c4]Ocio y Decadencia[/b:6747b953c4]
¿En qué franjas sociales se encuentran las peores personas, las mayores lacras, las más inmorales y sádicas?
Se encuentran en dos franjas, en las más pobres -las marginales-, y en las más ricas -como las del entorno de Maradona-. La explicación es tan simple, que da miedo. ¿Qué tienen en común los marginados más pobres con los más ricos? La respuesta a esta pregunta pondrá de manifiesto un peligro social en ciernes, si las cosas comenzaran a funcionar bien, si el progreso social se diera, si la riqueza social se distribuyera en forma justa, si las personas alcanzaran lo que el progreso promete: riqueza, consumo ilimitado, ocio, tiempo libre para hacer lo que nos plazca. En el mundo existen buenas personas, pero no lo son tanto por naturaleza, lo son por responsabilidad, por responsabilidad que deben mantener por sus tareas. El trabajo demanda restricción a nuestros impulsos y, para ello nos inventamos una justificación que nos ayuda a tolerar la frustración, la llamamos responsabilidad. Algunos van más lejos, hasta abogan por la responsabilidad social. Pero es fácil notar que aquellos que más abogan por la responsabilidad social, por la ética social, por el compromiso político, son las clases con mayores frustraciones instintivas. En cada boca que exige ética, es posible ver frustración, lucha contra los propios impulsos porque no pueden ser satisfechos.
Los buenitos sociales, los que se portan bien, los que cultivan el arte de la justa opinión, son los de la clase media, los trabajadores con ingresos modestos.
Pero en los marginados sociales y en los nenes bien, en los nenes de la farándula, en los que pueden satisfacer cualquier impulso en el momento, y en los que no tienen freno para sus impulsos porque nada les importa, como los marginados sociales.
Lo común por abajo y por arriba, está en la satisfacción instantánea de cualquier impulso. Claro, por abajo no pueden satisfacer los impulsos consumistas, pero pueden dar rienda suelta a su enojo y violencia. Pero, cuando los de arriba dan rienda suelta a sus impulsos, ¿qué presenciamos? Violencia y sadismo.
El nene bien es tan malvado y sádico como el nene pobre que no tiene para comer, y que le da lo mismo matar de 100000 puñaladas a una vieja de 80 años por no tener 10 pesos en el bolso. Pero el nene bien, la mata y tortura, por puro placer, como en La Naranja Mecánica.
Si queremos conocer la naturaleza humana, no debemos observarla en la clase media, debemos observarla en aquellas zonas sociales donde no existe inhibición de los impulsos humanos, pues, la naturaleza humana está constituida por los impulsos humanos en estado puro, antes de ser inhibidos.
Cuando al hombre no se le fuerza a comportarse como un nene responsable, sale a luz su verdadera naturaleza criminal y sádica.
En época de dictadura se presenció algo muy curioso, los mayores torturadores y violadores, en sus casas eran padres de familia muy responsables, hasta eran buenas personas. Llevaban una doble vida, buenas personas en sus casas, queridos por sus amigos y vecinos, buenos amigos, y, en su rol de torturador, lo más bajo de la especie humana.
La historia ha mostrado que los grandes imperios han decaído a partir de que la clase dirigente comenzaba a satisfacer todos sus impulsos sin ningún tipo de moderación -sigo pensando en lacras como Maradona-. Terminan como nenes chicos incapaces de soportar la más mínima frustración o espera, cada impulso debe ser satisfecho en el instante, porque sino hacen berrinches, y mandan a matar a los responsables de la frustración. El coliseo nació del sadismo de estas clases, a partir de cierto momento, cuando todos los impulsos son satisfechos, sólo una cosa divierte: ver sufrir al otro en un coliseo, ver devorar a un hombre por un león, ver mutilar, asesinar, hacer sufrir, etc.
Esa es la naturaleza humana, quien vea otra cosa es un tonto.
¿En qué franjas sociales se encuentran las peores personas, las mayores lacras, las más inmorales y sádicas?
Se encuentran en dos franjas, en las más pobres -las marginales-, y en las más ricas -como las del entorno de Maradona-. La explicación es tan simple, que da miedo. ¿Qué tienen en común los marginados más pobres con los más ricos? La respuesta a esta pregunta pondrá de manifiesto un peligro social en ciernes, si las cosas comenzaran a funcionar bien, si el progreso social se diera, si la riqueza social se distribuyera en forma justa, si las personas alcanzaran lo que el progreso promete: riqueza, consumo ilimitado, ocio, tiempo libre para hacer lo que nos plazca. En el mundo existen buenas personas, pero no lo son tanto por naturaleza, lo son por responsabilidad, por responsabilidad que deben mantener por sus tareas. El trabajo demanda restricción a nuestros impulsos y, para ello nos inventamos una justificación que nos ayuda a tolerar la frustración, la llamamos responsabilidad. Algunos van más lejos, hasta abogan por la responsabilidad social. Pero es fácil notar que aquellos que más abogan por la responsabilidad social, por la ética social, por el compromiso político, son las clases con mayores frustraciones instintivas. En cada boca que exige ética, es posible ver frustración, lucha contra los propios impulsos porque no pueden ser satisfechos.
Los buenitos sociales, los que se portan bien, los que cultivan el arte de la justa opinión, son los de la clase media, los trabajadores con ingresos modestos.
Pero en los marginados sociales y en los nenes bien, en los nenes de la farándula, en los que pueden satisfacer cualquier impulso en el momento, y en los que no tienen freno para sus impulsos porque nada les importa, como los marginados sociales.
Lo común por abajo y por arriba, está en la satisfacción instantánea de cualquier impulso. Claro, por abajo no pueden satisfacer los impulsos consumistas, pero pueden dar rienda suelta a su enojo y violencia. Pero, cuando los de arriba dan rienda suelta a sus impulsos, ¿qué presenciamos? Violencia y sadismo.
El nene bien es tan malvado y sádico como el nene pobre que no tiene para comer, y que le da lo mismo matar de 100000 puñaladas a una vieja de 80 años por no tener 10 pesos en el bolso. Pero el nene bien, la mata y tortura, por puro placer, como en La Naranja Mecánica.
Si queremos conocer la naturaleza humana, no debemos observarla en la clase media, debemos observarla en aquellas zonas sociales donde no existe inhibición de los impulsos humanos, pues, la naturaleza humana está constituida por los impulsos humanos en estado puro, antes de ser inhibidos.
Cuando al hombre no se le fuerza a comportarse como un nene responsable, sale a luz su verdadera naturaleza criminal y sádica.
En época de dictadura se presenció algo muy curioso, los mayores torturadores y violadores, en sus casas eran padres de familia muy responsables, hasta eran buenas personas. Llevaban una doble vida, buenas personas en sus casas, queridos por sus amigos y vecinos, buenos amigos, y, en su rol de torturador, lo más bajo de la especie humana.
La historia ha mostrado que los grandes imperios han decaído a partir de que la clase dirigente comenzaba a satisfacer todos sus impulsos sin ningún tipo de moderación -sigo pensando en lacras como Maradona-. Terminan como nenes chicos incapaces de soportar la más mínima frustración o espera, cada impulso debe ser satisfecho en el instante, porque sino hacen berrinches, y mandan a matar a los responsables de la frustración. El coliseo nació del sadismo de estas clases, a partir de cierto momento, cuando todos los impulsos son satisfechos, sólo una cosa divierte: ver sufrir al otro en un coliseo, ver devorar a un hombre por un león, ver mutilar, asesinar, hacer sufrir, etc.
Esa es la naturaleza humana, quien vea otra cosa es un tonto.