02-26-2006, 06:00 AM
Es claro que la pornografía está asociada a lo prohibido, la cosa es qué pasa con la pornografía cuando nada está prohibido. Qué pasa con lo erótico cuando nada está prohibido. Pornografía y erotismo corren por cuerdas separadas, aunque ambas están asociados a lo oculto y prohibido. La pornografía a lo predominantemente prohibido y lo erótico a lo oculto que se insinúa. En lo erótico el pecho completamente descubierto no excita tanto como un pecho algo cubierto que insinúa unas formas redondas y sugestivas.
En ambos el sentido de la vista es esencial, parece que la vista es el sentido que primeramente actúa en el proceso de excitación. Aunque a veces intervienen otros, pero parecería que en el caso de los otros sentidos, actúan fundamentalmente cuando se estimula un recuerdo concreto, una o más experiencias. Por ejemplo el olor de alguien que nos gusta mucho, o nos ha gustado, melodías que se encuentren asociadas a ciertas personas y momentos. La vista, en cambio, es más primaria. Debe ser que cuando éramos más primitivos, lo primero que debía movilizarnos era la imagen del posible compañero sexual para la reproducción.
Lo prohibido en la pornografía. Es más, si no hubiera algo prohibido, no existiría la pornografía, sería sólo erotismo. Para entender lo prohibido en la pornografía, habría que comprender todo lo relativo a los tabú, a la prohibición del incesto, etc. La religión judeo-cristiana ha tenido una gran influencia en el desarrollo de nuestra cultura, por lo que tendemos a pensar que todo lo asociado con la prohibición del sexo, con la dicotomía carne-espíritu, es algo universal, y no es así. Existen culturas donde la sexualidad no tiene un status pecaminoso, donde los niños no se avergüenzan de sus cuerpos, donde los impulsos sexuales no son considerados malos en sí mismos. En esas culturas no existen neurosis como en las nuestras. Pienso que en el futuro con la caída de lo prohibido en materia sexual, la pornografía terminará completamente y quedará sólo el erotismo. Un hermoso pie, un bello rostro inteligente... es curioso que el erotismo cambia según nuestros intereses. Marilyn Monroe no me excita -salvo en el pasaje donde una corriente de aire le levanta el vestido-, es una mujer tonta. No me excitan ese tipo de mujeres que juegan a la ingenuidad, me excitan las mujeres bellas e inteligentes y que no tienen nada de ingenuidad. La ingenuidad no es un componente que contribuya a excitarme. Me gustan las mujeres con los pies en la Tierra, y si esos pies son bonitos, mucho más.
Es más, muchas patologías sexuales de fines del siglo 19 y comienzos del 20, han dejado de serlo. La homosexualidad dejó de ser considerada una enfermedad. Antiguamente se llamaban parafilias a todo aquello que no correspondiera con el coito tradicional. Quienes necesitaran para excitarse de los llamados impulsos pregenitales, era un parafílico. La masturbación era considerada un problema del que se debía curar a las personas. Hoy el erotismo se nutre de todos esos juegos que anteriormente se consideraban parafilias si no cubrían sólo un espacio primario en el proceso del coito. Hoy la sexualidad se ha ido complejizando, hoy cubre un espacio inimaginable en siglos anteriores. Bueno, en realidad ha caído la venda de la hipocresía. En todas las épocas se gozó y disfrutó de todo lo que hoy se goza y disfruta, pero a escondidas. Con la esposa no se hacía lo que se hacía con otras mujeres. Y si la esposa llegara a tener deseos directos, era considerada una puta.
Pero la sexualidad -como todo arte, porque la práctica de la sexualidad constituye un arte-, ha evolucionado, hoy es correcto acudir a todo lo que incremente el placer, es más, no hacerlo es signo de inmadurez. No se debe esperar que la sexualidad simplemente ocurra, porque si se hace así, se degrada y el deseo muere. La práctica de la sexualidad demanda concentración, aplicación, para obtener el máximo placer. Todo lo que incremente el disfrute está bien. Claro, siempre y cuando no se dañe a nadie.
Una de las técnicas frecuentemente empleadas es apelar a lo prohibido, por ejemplo a mí me excita el peligro, me gusta hacer el amor en lugares -como el ascensor- donde pueden descubrirnos. Jugar con lo prohibido es uno de los caminos más primarios para lograr la excitación.
Uno de los motivos por los cuales lo prohibido es tan importante, es porque el desarrollo de la sexualidad en las personas ha corrido por el carril de la prohibición. Se busca, entonces, repetir viejas situaciones.
En ambos el sentido de la vista es esencial, parece que la vista es el sentido que primeramente actúa en el proceso de excitación. Aunque a veces intervienen otros, pero parecería que en el caso de los otros sentidos, actúan fundamentalmente cuando se estimula un recuerdo concreto, una o más experiencias. Por ejemplo el olor de alguien que nos gusta mucho, o nos ha gustado, melodías que se encuentren asociadas a ciertas personas y momentos. La vista, en cambio, es más primaria. Debe ser que cuando éramos más primitivos, lo primero que debía movilizarnos era la imagen del posible compañero sexual para la reproducción.
Lo prohibido en la pornografía. Es más, si no hubiera algo prohibido, no existiría la pornografía, sería sólo erotismo. Para entender lo prohibido en la pornografía, habría que comprender todo lo relativo a los tabú, a la prohibición del incesto, etc. La religión judeo-cristiana ha tenido una gran influencia en el desarrollo de nuestra cultura, por lo que tendemos a pensar que todo lo asociado con la prohibición del sexo, con la dicotomía carne-espíritu, es algo universal, y no es así. Existen culturas donde la sexualidad no tiene un status pecaminoso, donde los niños no se avergüenzan de sus cuerpos, donde los impulsos sexuales no son considerados malos en sí mismos. En esas culturas no existen neurosis como en las nuestras. Pienso que en el futuro con la caída de lo prohibido en materia sexual, la pornografía terminará completamente y quedará sólo el erotismo. Un hermoso pie, un bello rostro inteligente... es curioso que el erotismo cambia según nuestros intereses. Marilyn Monroe no me excita -salvo en el pasaje donde una corriente de aire le levanta el vestido-, es una mujer tonta. No me excitan ese tipo de mujeres que juegan a la ingenuidad, me excitan las mujeres bellas e inteligentes y que no tienen nada de ingenuidad. La ingenuidad no es un componente que contribuya a excitarme. Me gustan las mujeres con los pies en la Tierra, y si esos pies son bonitos, mucho más.
Es más, muchas patologías sexuales de fines del siglo 19 y comienzos del 20, han dejado de serlo. La homosexualidad dejó de ser considerada una enfermedad. Antiguamente se llamaban parafilias a todo aquello que no correspondiera con el coito tradicional. Quienes necesitaran para excitarse de los llamados impulsos pregenitales, era un parafílico. La masturbación era considerada un problema del que se debía curar a las personas. Hoy el erotismo se nutre de todos esos juegos que anteriormente se consideraban parafilias si no cubrían sólo un espacio primario en el proceso del coito. Hoy la sexualidad se ha ido complejizando, hoy cubre un espacio inimaginable en siglos anteriores. Bueno, en realidad ha caído la venda de la hipocresía. En todas las épocas se gozó y disfrutó de todo lo que hoy se goza y disfruta, pero a escondidas. Con la esposa no se hacía lo que se hacía con otras mujeres. Y si la esposa llegara a tener deseos directos, era considerada una puta.
Pero la sexualidad -como todo arte, porque la práctica de la sexualidad constituye un arte-, ha evolucionado, hoy es correcto acudir a todo lo que incremente el placer, es más, no hacerlo es signo de inmadurez. No se debe esperar que la sexualidad simplemente ocurra, porque si se hace así, se degrada y el deseo muere. La práctica de la sexualidad demanda concentración, aplicación, para obtener el máximo placer. Todo lo que incremente el disfrute está bien. Claro, siempre y cuando no se dañe a nadie.
Una de las técnicas frecuentemente empleadas es apelar a lo prohibido, por ejemplo a mí me excita el peligro, me gusta hacer el amor en lugares -como el ascensor- donde pueden descubrirnos. Jugar con lo prohibido es uno de los caminos más primarios para lograr la excitación.
Uno de los motivos por los cuales lo prohibido es tan importante, es porque el desarrollo de la sexualidad en las personas ha corrido por el carril de la prohibición. Se busca, entonces, repetir viejas situaciones.